No puedo caminar. No puedo ir al baño sola, no puedo fumarme un cigarro. No puedo hacer nada por mí. Me siento inválida. Y eso que faltan más de dos semanas para recuperar la independencia. Ya estoy bien, me siento bien, ni siquiera me duele el pie. Ahora más que nunca necesito irme a vivir sola. Quiero irme a vivir sola. Enjaulada y sin nicotina es lo peor. Al menos me dejaron actualizar la página. Quiero escribir un libro. Necesito escribirlo. Necesito desahogarme. También quiero dormir y poder salir al patio a disfrutar de los calores otoñales a la sombra eso sí. Necesito un cigarro. Tan sólo un cigarro, nada más. Es increíble esta dependencia. Creo que un cocainómano a estas alturas mataría por la diosa blanca. Ya me lo imagino con los ojos inyectados en sangre. Con las uñas pintadas de negro y la piel macilenta de necesidad. Menos mal que no estoy en ese cuento. Hay lasaña y no tengo mucho hambre. Preferiría fumarme un cigarro. Al menos estaría tranquila y no histérica, pero acá están todos espirituados. No queda otra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario