27.12.07

Ortopedia II

Cuando se llegara a perder, a irse, a que nadie lo encontrara y en algún momento su cuerpo se perdiera, de verdad podría decir que se fue al cielo, porque las prótesis de metal no podían ser analizadas para detectar su ADN. Serían un pedazo de materia muerta, una no evidencia, un no desapego del cuerpo. Una no muerte.
Y aceptó que le acoplaran la placa de metal a la parte de la pierna despedazada. Y sintió un frío enorme, casi devastador para su piel, que se acomodaba de a poco entre sus células, como un parásito extraño que completaba la parte que no existía. Y ahora, que quería caminar, apoyaba su pie para acostumbrarse a esta nueva forma de percibir la tierra, de percibir el mundo bajo sus pies, esta nueva forma de sentir el control de su vida, el no control de los nuevos pasos que iba a dar.
Al menos sabía que quien lo matara podría dejar ese pedazo de metal sin peligro.

26.12.07

Ortopedia

Instrumentos, utensilios, herramientas, artefactos, artículos, prótesis, reemplazantes, parásitos artificiales que buscan ser como las partes del cuerpo devanadas, para tratar de recordar que están ahí, que el cuerpo sigue igual, que no hay nada como tener el cuerpo completado a pesar de la falta de alguna de sus partes. Y del movimiento, y de los ritmos que lo acompasan con la lentitud o rapidez con que se mueven los músculos y huesos, para luego mandar la señal de movimiento de pies a cabeza y hacer que el cuerpo se mueva, que levite, que recuerde su lugar en el mundo para no perder la sombra ni el rumbo.
Por eso, cuando le cortaron el brazo con una motosierra, él corrió 25 kilómetros para llegar a la posta más cercana, con los nervios al aire, un dolor indescriptible, una huella de sangre, un camino infinito entrecortado por los gritos, por las miradas de transeúntes morbosos, por la falta de equidad al caminar, por el sudor mezclado con la sangre del otro sudor, ese de la cara. Y a él lo operaron de urgencia, pero la parte que había sido separada de su cuerpo era un pedazo de carne morada que lucía en su brazo como un grotesco garrote de mentira.
(Continuará)

19.12.07

A ver si me conocen...

http://www.apreguntar.com/encuestas.php?id=4769d2c61162f



¡¡¡No se olviden de la fiesta del sábado 22, todos invitados!!!!

17.12.07

¡Mansa ni que fiesta!


Hola a todos los chicos y chicas que pasan por mi blog!!!!! Les quiero hacer una gran invitación para un evento que promete...carrete pachanguero pro fondos montaje teatral "Las Criadas" de Jean Genet ¡apoyemos el arte y la cultura! Un carrete al estilo tropical con mojitos, daiquiris y cervecitas...también hay piscola...los espero!!!!

12.12.07

Freezer


Abrir la puerta.

Quedándome ahí.

Mientras la humedad traspasa mi piel.

Viento.

Frío.

Y una acelerada de pensamiento al instante.

Quedarme ahí.

Y el viento traspasa la calidez de mi vestido.

Por mis piernas, por mis muslos, mis brazos.

Y mi cara se congela.

He abierto la puerta del freezer.

Viento.

Frío.

Y el sol se adueña de todo allá afuera.

11.12.07

Supernatural


Jensen Ackles...el sueño prohibido.

Como Dean, logra la mezcla perfecta entre tipo rudo y chico atormentado que sólo sirve para aumentarle su atractivo. Y sus expresivos ojos verdes sólo lo benefician.

Warner Channel

Miércoles 22.00 hrs.


Desde fuera del espejo

Yo no sabía que la capacidad de crear, la internación del actor en un mundo paralelo llegaba a tal punto de perder la conciencia real, de yo como persona, y ser una conciencia irreal, ser el yo como personaje, con vida, esencia, carencias, sueños, entre otros.
Entrar en estado de trance ya es práctica habitual en mí, y así es como me apego y me desapego a las vivencias de mis personajes, que casi siempre empiezo odiando como a la muerte, y luego amándolos y aceptándolos como mi propia piel. Ahora estoy fuera del espejo, estoy detrás de un mundo que comenzará a armarse de a poco, con la conciencia despierta, los sentidos despiertos, la mente despierta. Todo conectado, y luego, con el pasar de los días, esta conciencia será un eje imaginario, que llevará a sentidos conexos de una realidad determinada, con una mente en trance y completamente sujeta al mundo que la lleva.
Esto de vivir otras vidas responde a la necesidad propia de ser una actriz que proyecta, que busca que el espectador sienta y perciba en su carne lo que la carne y el sentimiento de mi personaje conllevan. Es un trabajo, una faceta, un sacrificio, un orgasmo actoral el desapegarse de uno y ser otro u otra en un camino hacia el infinito. Pero, además, estoy convencida que la gente que hace teatro tiene otras vidas dentro de sí, que sólo despiertan con estímulos que apelan al inconsciente, al dejar de ser, al desdoblarse despierto.
Hoy en la tarde miraba en un video trabajos que habíamos realizado con mi grupo de teatro y puede ver una mujer destrozada quemándose la espalda con esperma de vela por el puro sufrimiento, una mujer muerta o casi zombie, con la boca tapada por un scotch tendida en un colchón viejo con los ojos abiertos. Y bueno, la virgencita de yeso asesinada que es parte del último trabajo que estamos preparando. Esencia de lo que no existe ante nuestros ojos. Esencia de lo que podemos hacer ante nuestros ojos. Esencia de lo que viene y lo que fue. Es raro y gratificante verse del otro lado del espejo. Es como decir, no fue perfecto, pero es lo que gratifica. Y la humildad, la humildad del trabajo de cada uno y además respeto por el trabajo del otro. Y profunda adoración por el personaje, una idolatría interna.

Divino Bronze

Se escapaba de los edificios con unas zapatillas de tony que le quedaban muy monas. Corría mientras su espalda se mojaba con la transpiración de su piel. Le gustaba hablar a escondidas y a veces se reía de mí en mi cara. Otras, me decía que tenía que teñirme el pelo rojo porque mi pasión se desbordaba de las pupilas y tenía que ser más tirada para la punta para andar con los zapatos de tacón por la vida. Una vez, me dijo que mis mejores fotos eran las que me sacaba en blanco y negro en la penumbra de una habitación cualquiera. Creo que me voy a teñir el pelo rojo. A veces, llegaba con Penélope, su gata albina de pelo tupido, me la colocaba en la cama y se desaparecía por días. Penélope me odiaba, me mordía, me arañaba y no me dejaba dormir en mi propia cama. Cuando Divino volvía me desnudaba y echaba a la felina de mi pieza. Y así nos quedábamos y Penélope me arañaba la puerta cada vez más. Y la piel, y mis oídos con esos gemidos insoportables que me desgarraban los tímpanos.
Divino Bronze toma whisky. Trabaja de noche de vez en cuando y ama la cumbia. Una vez me hizo bailar en la azotea de un edificio del centro de Santiago. Sola, mientras se tomaba lo que quedaba del Chivas al seco. Y me miraba. Me decía que las mujeres eran diosas, pero que yo era la Reina de ellas. Nunca me he creído el cuento de falsas dinastías. Más que valga.
Un día Divino Bronze desapareció de mi vida. Se fue, lejos. No me dijo adiós. Me dejó a Penélope, la gata que abandoné en la calle porque sé que tiene la suficiente energía para sobrevivir. De Divino nunca me pude olvidar. Cada vez que veo el atardecer desde la azotea de cualquier edificio me acuerdo de él. Dicen que se suicidó. Creo que está en coma en alguna parte.

10.12.07

Las crucecitas de la vida

Decía que una vez soñaba que unos cuervos negros me volaban sobre la cabeza y me llevaban lejos. Me dejaban afuera de todo y encima mío, una enorme cruz de cristal me hacía volar debajo de mi realidads, para olvidarme de mí y pasar al sector oscuro, a ese que todos tememos, ese que es como una puerta entreabierta que tiene un rayo de luz tras de sí, pero que al traspasarlo, te puedes encontrar con más de una sorpresa. Yo no tengo miedos sublimes. Mis miedos son intensos como yo. Mis miedos, se dan vuelta del revés y caminan sobre mí. Mis miedos son tangibles y a veces juegan a los misterios.
Este tema sugió de mi cabeza, al estar acostada en posición de post-asesinato en el ensayo de Las Criadas de uno de los tantos sábados. Mirando al techo, chorreando mocos y lágrimas, sintiéndome muerta estando plenamente conciente.
Sentía que podía quedarme ahí horas y horas, en esa misma sensación, en esa misma actitud de trance que cada día me cuesta menos, aunque sé que tengo mucho camino por recorrer todavía. Nunca le he tenido miedo a la muerte. Me asusta, pero me gustaría experimentarla. Irme y volver para luego volver a irme. Como esa película de los años 90 en que actuaba la Julia Roberts y el Kiefer Sutherland, en que hacían de médicos y jugaban a morir y renacer. Vidas al límite. Me habría prestado para un experimento así. Me gustaría saber si se puede volver. Bueno, he sabido de gente que se va y vuelve. Que ha visto la luz al final del túnel y luego regresa y siente que vio a su gente que estaba muerta y que al volver, está la percepciòn de un empuje entre agresivo y sublime que lo vuelve al más acá.
La muerte es lo único que no tiene remedio. La muerte es lo único que te dice que no hay vuelta atrás. El resto, todo tiene solución. Hasta lo que parece más imposible y poco cierto de suceder. Que me lo digan a mí, que creo en las vueltas que da la vida. Por eso no me gustan los suicidas. Son cobardes, aunque cada cierto tiempo me obsesione con cuchillos y caídas. Son sólo sueños.
Y hablando de muerte, parece que comienza otro ciclo (al fin!) lo que me tiene feliz. Deseo de todas formas que la cosa resulte!!!

7.12.07

¡Sex and the city al cine!


Vean el siguiente link!



Sigo siendo la eterna Carrie, en busca de su Mr. Big!!!! O quizás ya ande por ahí cerca...Lo digo por las vueltas que da la vida...claro que para ver la película hay que esperar hasta mayo del 2008...

29.11.07

Volver a lo básico

Un cybercafé en el centro. Calor sobre 28 grados celsius. Transpiración de mi espalda por ser el respaldo de la silla, que está hecho en un género grueso. Música electrónica de fondo y el tipo que regenta el cyber me miró feo cuando me vio entrar porque estaba con lentes oscuros. Frunció el ceño y yo humildemente me saco los lentes y le digo que ocuparé el primer pc de la primera fila porque es el más cerca y está desocupado y tengo sueño. Voy, me siento y messenger no funciona, parece. Me siento ahogada.
Las paredes son azules con rojo y me apretan. En un sentido figurado. Pero al menos estoy escribiendo, que es una de las cosas que más me gusta hacer y agradezco no estar con un vestido de novia. Al frente mío no hay nadie y al lado tampoco. Sólo hay dos tipos que bajan música en dos computadores con pinta de cuervos urbanos. Los tipos, no la música.
Tengo hambre, me comería algo y después puede que me ponga a dormir en la oficina con llave. Si es que nadie interrumpe, lo que es raro.
Hoy me voy a mi departamento en la noche.

28.11.07

MujERES Fatal

Una canción de Sabina...porque todas las mujeres somos fatales, de una u otra forma. Me incluyo en la fila. No somos mortales, pero podemos causar sensaciones encontradas en aquellos extraños seres llamados hombres, varones, chicos, pelotudos, maravillosos, excitantes, carcomidos...

Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia,


hay mujeres que nunca reciben postales de amor,


hay mujeres que sueñan con trenes llenos de soldados,


hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no.



Hay mujeres que bailan desnudas en cárceles de oro, hay mujeres que buscan deseo y encuentran piedad, hay mujeres atadas de manos y pies al olvido, hay mujeres que huyen perseguidas por su soledad. Hay mujeres veneno, mujeres imán, hay mujeres consuelo, mujeres puñal, hay mujeres de fuego, hay mujeres de hielo, mujeres fatal.



Mujeres fatal. Hay mujeres que tocan y curan, que besan y matan, hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad, hay mujeres que abren agujeros negros en el alma, hay mujeres que empiezan la guerra firmando la paz.





Hay mujeres envueltas en pieles sin cuerpo debajo, hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol, hay mujeres que van al amor como van al trabajo, hay mujeres capaces de hacerme perder la razón. Hay mujeres que compran a plazos un nicho en el cielo, hay mujeres que cambian abrazos por ramos de azahar.

26.11.07

Hospital

Ella caminaba de noche. Con los pies pelados arrastrando un enorme carro que era más grande y más pesado que ella. De metal, lleno de géneros e instrumentos esterilizados, que cada vez se arrumaban en montones enormes, pesados, y pasados a cloro y a detergente especial. ¿Especial?, sí, completamente especial. Tanto, que tenía que lavar todas esas prendas y materiales con unos guantes enormes. Negros, de caucho y con mangas larguísimas. Y echarlos después en unas lavadoras gigantes, donde algunas noches de insomnio durante los turnos, se imaginaba a un niño muerto que giraba entre las aspas y la espuma.
Y al sentir que caminaba entre las habitaciones silenciosas de los enfermos terminales del cuarto piso, veía los fantasmas de ellos. Los sentía. Paraba su carro y con el lápiz labial dibujaba una cruz sobre la pared adyacente a la cama del enfermo. Y moría. El enfermo y ella.
El enfermo, porque soltaba sus demonios y se veía una mancha color vómito que caminaba junto a ella el día después de salir del cuerpo. Y ella, porque se desmayaba cuando llegaba al camarín a cambiarse ropa y luego, ese mismo vómito salía de su boca, expelido hacia afuera con fuerza y remordimientos, para quedarse titilando en el piso. Le decían Ana, la de los muertos. Ana, la de los idos. La incorruptible Ana, que odiaba la luz del día y por eso siempre había trabajado de noche.
Pero, un día el padre de Ana cayó al hospital. Estaba grave. Le había dado un infarto. Y Ana vomitó toda la noche y no fue capaz de marcar la cama de su padre con su lápiz labial. Con el rouge, como decía su madre. Y el padre murió al amanecer del día siguiente. Lo encontraron muerto con el cuerpo de Ana sobre su cama. Ella sólo despertaría un mes después, porque le dio un coma incomprensible. Por la pesadez de la muerte del cuerpo del hombre que le había dado la vida.
Ana todavía trabaja en el hospital. Sigue haciendo turnos de noche aunque ya no en cuidados intensivos. Ahora está en pediatría y sólo se burlan de ella los médicos jóvenes. Los viejos la respetan. Cuando pone un gesto de arcadas, ya saben que un pequeño va a morir. Claro que sus visiones ya no son cuando arrastra ese carro enorme, sino cuando lava las enormes sábanas blancas con el detergente especial en la máquina gigante.






23.11.07

Así


Hay días en que me siento como ella, a propósito de lo de arriba. Sin explotar, eso sí.

Del grito sordo de la noche

Un grito siempre será menos luminoso que un rayo de luz...o quizás más brillante, dependiendo de donde se lo ejecute. Creo sentir la potencia de la voz proyectada en el infinito, en el sufrimiento humano, en la decadencia del alma que surge algunos días. En la falta de fe, en la inconsistencia de los pensamientos y las realidades. En el quiebre de la imaginación, cuando la lucidez se difumina, y en medio de la vigilia se observan insomnios de los que no podemos arrancar.
Es lo que llamo el grito sordo, ese que está acompañado de un estampido de una noche sin luna, de una noche sin estrellas, apagadas por la violencia de la luz eléctrica que se apodera de las calles. Es el grito desbordado que cualquiera puede dar para eliminar los demonios internos, la falta de sentido, la necesidad de un abrazo, un beso, un simple dormir acompañado o simplemente el dar la cara a la soledad y enfrentarse a ella. Y querer abrazarse a una pared desnuda que no te ofrece más calor que el que acumula durante el día, al enfrentarse al sol, a pulirse de calor, a la no necesidad de lo oscuro.

Entonces, es mejor gritar, sacar todo afuera, salir, enfrentarse a una roca enorme que puede llevarte al precipicio sólo si quieres, sólo si no hay otra salida, sólo si no existe falta de carencias. Qué absurdo. Una carencia puede existir, pero no puede ser reconocida, una carencia puede estar y ser reconocida, pero oculta. Una carencia puede dejar de serlo en la medida que se grita y se busca un lugar en el mundo para recuperar lo perdido. Una carencia es una muñeca que no tiene cabeza pero que la busca a como dé lugar. Una carencia es la necesidad de comer tártaro para rellenar los recovecos del alma.

Un grito oscuro puede transformarse en gemidos ya sea por el sufrimiento acentuado, por el miedo que nace de pronto, como una lagartija estomacal que sube por el vientre hasta la garganta o bien decaer en lágrimas silenciosas, que no tienen otro objeto que ocultar el miedo, que desconocer la potencia del grito.

He gritado por histeria, por miedo a las baratas, por descubrimientos sorpresivos, por traiciones de personas, por desahogo, por rabia, por la necesidad de huir, por la necesidad de apegarme, por la necesidad de desapegarme, por querer soltar mi mano, por despegar mis pies de cierto ahogo rutinario que ciertas veces me hostiga. Eso no tiene nada que ver con la muerte. Es más que nada una presa del delirio que llega y se va, algunos días latente, otros intermitente, los más a nivel del inconsciente.

Y es así como recuerdo que a veces en vez de gritar evitaba llorar, cerrando los ojos con fuerza para que las lágrimas no se me salieran fuera, no se escaparan, no quisieran evadirse de mí ni de mis sentidos. Es sólo un laberinto mío, que puede ser el laberinto de cualquiera, la pesadilla de cualquiera, el oscurecer de cualquiera, la falta de espíritu respaldado por alma.

Nunca he gritado en la calle. Siempre lo hago a escondidas, y que el eco propague lo que siento por los rincones que pueda. Me gustaría gritar en el metro, cuando está hirviendo de gente, o en medio de una calle repleta, en la que todos se extrañarían porque alguien se desahoga.

Los gritos son desahogos públicos que poca gente entiende.
Gritaría para espantar mis demonios o para dejarlos ir.
La mayoría de las veces sucede lo segundo.
Y me libero, me siento liviana como un amanecer de mí.
Grita, que todo lo que gritas vuela al cielo y de ahí no vuelve.

22.11.07

Consejo del día

VER TODO DEL REVES.
CAMINAR SIN ZAPATOS.
RASGAR EL VESTIDO CON LOS DIENTES.
GRITAR EN MEDIO DE LAS MICROS.
DIVAGAR, DEJARSE LLEVAR.
SIN CALOR ASFIXIANTE TODO ES MAS RAPIDO.
QUE PASEN LAS HORAS.
Hoy: Teatro La Memoria Las Brutas (por segunda vez, ¡cómo se ama el teatro!)
Ultima semana hasta el 25 de noviembre.
ESPERO NO TERMINAR LLORANDO.
Y GRITO, GRITO DE TODAS FORMAS.
EN ESTE PRECISO INSTANTE
ESTOY GRITANDO DEL REVES.

20.11.07

De la nada y de lo que así sea


Me dijeron que si caminaba al revés era más fácil.

Sería más fácil que mi cara se encontrara con la tuya.

Sería más fácil que chocáramos y estuviésemos juntos.

Pero no quiero.

Prefiero ser chica orgullosa en mis zapatos de tacón.

Prefiero callarme, aunque digan que esa actitud no me sirva para nada.

Me gustan los zapatos de tacón.

Me gustan, aunque me tropiece en ellos a veces.

Aunque otras me los saque y prefiera andar sin zapatos.

Aunque de repente, se me rompa el tacón y prefiera cojear un par de cuadras.

Aunque nunca use zapatos de tacón con minifalda en una calle extraña.

Aunque siempre me ponga los zapatos al revés, o sea, sin abrochar y con la caña rota.

Aunque trate de entenderte y no pueda es más fácil que todo cambie.

Es más fácil que la luna se meta dentro de ellos y trate de salir con un pequeño empujoncito hacia mi cabeza.

E ilumine la calle por donde camino.

El laberinto innombrable

Mi minotauro esperando comerme con las fauces abiertas por la lentitud del tiempo. (Es un minotauro invisible, pero que ante mí tiene la cara de un payaso asesino que cuando habla bota sangre por la boca y tiene los dientes rojos)
Mr. Transantiago (no hay mejor apodo que ese), que no ha podido ser reemplazado por nadie. ¿Porqué?, ¿porqué? (Por los ojos, por la cara, por el CI, por la sonrisa...y esos ojos (de nuevo) cuando están tristes porque se nota)
La necesidad en mí de ese alguien que nadie se da cuenta. (Ya tiene las horas contadas)
De que me gustan los ojos penetrantes y me desvelan. Y yo tengo la boca cerrada porque no quiero abrirla. ¿A pito de qué?
De los celos inexplicables. O sea, ¡inexplicables! No tienen que serlo, pero lo son.
De la luz invisible de la luna que se refleja en todos, menos en el famoso Minotauro.
Las falsas lluvias de moscas que soñé. Y se me metían en la boca. Muerte segura de alguien.
De mi conversación con un pelo. ¿Era el pelo de alguien o el monólogo de mi propio pelo conmigo misma? Era mi pelo hablando hipnotizado por mí. No...era yo imaginando un pelo sobre mi mano. Un pelo de mi cabeza, está claro.

13.11.07

Erotismo (f-a-l-s-o) en tres actos

I
Hipnotismo de un flagelo
dulce, tan dulce
cuero, piel y metal
carmín y charol.
Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...

II
Entre caníbales
el dolor es veneno, nena
y no lo sentirás hasta el fin.
Mientras te muevas lento
y jadees el nombre
que mata...

III
El eclipse no fue parcial
y cegó nuestras miradas
te vi que llorabas
te vi que llorabas
por él.

Desamparo del camino




De cabeza contra el aire

Y me encuentro en una cuerda floja que es invisible, porque se ha vuelto un hilo dental que cuelga de dos edificios que también son invisibles, que me han dejado con alas de ángel vagando en un espacio donde no hay atmósfera, sino puro aire, falta de esencia, escape de la materia, de lo duro, de lo profano, de la falta de fe en lo que no se puede tocar. Y ahí, con divagaciones en medio de mi cabeza, el alma se me parte en dos, sale de mi cuerpo, vuelve a entrar y entra con tanta fuerza que pareciera que hay miles de robots de colores grises y verdes que se tiran encima mío y me hablan, se comunican conmigo telepáticamente, sin darme espacio a responder, a decir nada. Y he soñado con un payaso gigante que se mueve sobre el techo de mi pieza, es un payaso asesino, como esos de las películas B de los años 80 y canta una frase que me hostiga, que me persigue la mente sin frenar, sin parar, sin adormecerme más que los sentidos que no siento. En suma, pesadillas. Odio las pesadillas. Me acordé de Freddy Kruger que lo veíamos conmi hermana y después hacíamos competencias de quien se quedaba dormida primero y yo, la mayor, le decía que durmiera conmigo. Y vuelve la casucha de atrás, una casa vieja, que nunca se demolió y en la que yo juraba que una silla mecedora sin uso se movía, y crujía y había alguien ahí que no resultó más que ser un par de ratones que se movían por las maderas casi podridas que tapizaban esa casa. Que horror ir a cerrar las puertas con llave. Era lo que se llamaba miedo.
Y resulta que el miedo no es más que un juego mental, que uno se inventa para hacerle el quite a ciertas cosas, a hacerse el cobarde, a no querer intentar algo.
Claro que la oscuridad me da miedo.
Hay algunas veces en que no.
Pero en ciertas oportunidades prefiero dejar la puerta abierta.
Y el clóset abierto para que la luz entre.
Los demonios son internos, no tienen porqué estar ahí.

8.11.07

Hablando en chat...

COMO SI EL MUNDO DIJERA...¡BASTA DE SOÑAR!

6.11.07

La cadenita onírica

Ni que fueran marcianos enviando señales de humo desde Plutón o una crema exfoliante con resultado reversivo. Apareciste en mis sueños toda la noche y te ibas y volvías como lo hiciste durante tanto tiempo.
Dicen que cuando uno sueña con la gente que quiere, es que la gente que quieres está pensando en tí. Y eso pasó anoche. El problema es que ya no hay nada. O sea, el sueño fue puro inconsciente.
Aunque no puedo negar que hay telepatía entre los dos...sin remedio, a pesar de las distancias y las situaciones.
Creo que nos quedamos dormidos en un limbo que no existe.

30.10.07

Canción de varios momentos en estos días

Con dedicatoria anónima...me pregunto yo...si no se pide la luna, lo que se pide es fácil.
¿Cómo tanta complicación?
El impulso es lo que vale.
Está dicho.
Ninguna vida es tan complicada.
En versión de Javiera Mena, aunque me gusta también la ochentera de Daniela Romo.

Yo No Te Pido La Luna
Quiero envolverme en tus brazos
que no quede entre tu y yo un espacio
ser el sabor de tu boca
y llenarme toda con tu aroma
Ser confidente y saber por dentro quien eres tu
como un tatuaje vivo impregnarme en tu ser
no borrarme de ti
Yo no te pido la luna
tan solo quiero amarte
quiero ser esa locura que vibra muy dentro de ti
Yo no te pido la luna
solo te pido el momento de rescatar esa piel
y robarme esa estrella que vemos tu y yo al hacer el amor
Correr en contra del viento
conocer todos tus sentimientos
los cuerpos entrelazados
esperemos todos los inviernos
Besame que en mis labios hallaras amor
siénteme fragil y de papel como tiemblo por ti
Yo no te pido la luna
tan solo quiero amarte
quiero ser esa locura que vibra muy dentro de ti
Yo no te pido la luna
solo te pido el momento de rescatar esa piel
y robarme esa estrella que vemos tu y yo al hacer el amor
Yo no te pido la luna
Solo quiero tenerte muy cerca de mi
Solo quiero entregarme para siempre a ti

29.10.07

Como Antígona


Hija de Edipo y de Yocasta, hermana de Eteócles, Polínice e Ismene. Es una de las figuras más relevantes del teatro griego. Después de la muerte en exilio de su padre ciego, a quien no ha abandonado un solo instante, Antígona regresa a Tebas, donde trata de evitar la guerra entre sus dos hermanos Polínice y Eteócles. El primero, además primogénitos, ha decidido reivindicar su derecho al trono de Tebas, contra quien lanza su ejército de argivos. A cada uno de los siete príncipes que mandaban los soldados, había encomendado Polínice el asalto de una de las puertas de la ciudad. La que le correspondió a sí mismo estaba guardada por su propio hermano Eteócles, y en la lucha entre ambos se ensartaron con sus lanzas dándose simultánea muerte, siendo ésta la causa de que los argivos, perdido su caudillo, se dispersasen, huyendo durante la noche. En Tebas, muerto Eteócles, se alza en el trono Creonte, tío de los dos hermanos fallecidos quien, como héroe defensor de la ciudad, se le tributen exequias reales, y a Polínice, en castigo por su insurrección, se le deje insepulto, para que sea pasto de perros y de aves de rapiña, lo que, para los griegos, suponía un terrible sacrilegio, ya que al negar sepultura suponía la imposibilidad de descanso eterno en el Hades. Ni al peor de los enemigos se le negaba esta gracia. Antígona se rebela contra la orden de Creonte y resuelve no acatarla. Cuando llega la noche se dirige al sitio donde se halla el cuerpo sin vida de su hermano y echa puñados de tierra sobre el abandonado cadáver y vierte en su honor unas libaciones. Descubierta por unos soldados, Antígona es llevada a presencia de Creonte, quien dispone que se cumpla la ley, lo que significa que Antígona es condenada a ser enterrada viva en una cueva. Antígona para sustraerse al lento suplicio, se ahorca con su ceñidor. Hemón, hijo de Creonte, que amaba a Antígona, se dio muerte al saber de la terrible sentencia y posterior actuación de su amada.

Percepciones

Como alma de bruja que tengo, que camino entre las sombras y leo entre líneas sin quererlo, sin que la conciencia me avise, aparecen imágenes en mi mente, que caen de improviso sin control. Y así me encuentro en un sueño en el que aparece mi casa vieja, yo acostada con mis padres a esta edad, escuchando disparos anónimos que vienen de afuera y que se repiten una vez tras otra sin saber de dónde vienen ni adónde van. Es la incertidumbre del momento, algo que congela los sentidos, pero que me recuerda mi pasado, lleno de karmas y caminos que ni siquiera sé bien adonde conducen o condujeron.
Ha sido un día de sueño, de meditación, de encuentro conmigo y la diosa Pelé, a quien invoco para que me ilumine la vida y me conecte con mi fuego interior. Y sé que sucederá, sin previo aviso, en una circunstancia desconocida. Estoy abierta a la vida. Abierta a mis percepciones y cambios. Abierta a todo lo nuevo que tenga que venir, a todo lo que tengan que decirme, a todos aquellos sentidos que surgen de la nada, de lo nuevo, de lo que necesita surgir con energía.

Dientes de caníbal

Y de repente amanecía amarrado. Adolorido y mordido por todo el cuerpo. Con moretones y la marca de los caninos en los hombros, las costillas, las rodillas, los tobillos. La brutalidad del amor lo transformaba en un ser henchido de placer, respirando orgasmos por los poros y a la vez, gimiendo de dolor por la fuerza bruta del sentimiento, de ese que sólo se percibes de vez en cuando, con algunas personas, en circunstancias de la vida que sólo se dan una vez y para siempre. El dolor al caminar, al moverse, al despertar, era sólo comparable al sacrificio de ser crucificado sin morir. De tener la piel adormecida, los huesos casi en estado insomne, la cara feliz y la necesidad de volver a repetirlo. El placer es hermano del dolor y él lo sabía tan bien como la pareja por quien se dejaba clavar una y otra vez, cada instante con más fuerza, cada hora más apretada con la piel, con los huesos, con las uñas que le arañaban la espalda y le dejaban la marca de garras de gato que se vislumbraba bajo una huella de la sangre. De su propia sangre, que emanaba con tibieza desde la profundidad de su dermis.
El dolor. El éxtasis. La necesidad de sufrir por placer.
El dolor, con los huesos apenas cediendo de lo más lento a lo rápido.
El éxtasis, de ver a Dios y a las diosas saludándolo de lejos en el firmamento, con el sol embrutecido de ardor mientras se pone en el horizonte con ritmo de fiera. De fiera ya apagada, pero feliz.
El poder del cuerpo roto, pero a la vez vuelto a renacer.
El cuerpo de él y el cuerpo de ella, envuelto en un plástico transparente.
La esencia de lo que fluye echado afuera.
Lo líquido y lo tibio.
Nada más.

25.10.07

Liberación de los sentidos

Se me metió en la cabeza que si yo fuera Alicia en el País de las Maravillas, el conejo de la suerte no correría desesperado por llegar a su destino con tal que la Reina no le corte la cabeza. Dejaría que el tiempo pasara y una vez que los dos llegáramos a destino desaparecería y me dejaría sola con tremendo ogro. Y olvidaría su reloj, algo así para recordarme que si yo no me hubiera demorado, él habría llegado a destino.
Pero no. Creo que lo más lógico hubiera sido que el conejo me invitara a su madriguera y ahí termináramos conversando de la vida, fumando una pipa de la paz, mientras las cartas de naipes corrieran desesperadas por todo ese lugar fantasioso buscándonos de arriba a abajo. Y no nos encontrarían, porque las cartas de naipes son estúpidas, se dejan llevar por los pensamientos de la Reina y no se preocuparían en pensar que el conejo y yo somos cómplices. Y armaríamos una treta para darle de comer ese queque mágico que dice cómeme y la Reina se achicaría y liberaríamos a los naipes de esa esclavitud eterna.
Y el conejo se iría a vivir conmigo en medio de una plantación de marihuana en el Caribe y nos haríamos ricos y famosos por la liberación del mundo de la malvada Reina. Claro que no despertaría durmiendo bajo un árbol después de leer un libro. Creo que despertaría en una hamaca, vestida tan solo con una polera enorme y destartalada, unos calzones viejos y un cuaderno de notas desparramado en el suelo. Ah! y un mazo de cartas, casi roto de tanto usarlo para jugar carioca al lado de una Corona vacía.
No sería Alicia, en modo alguno.

24.10.07

No es Disney

Vuelvo a las palabras de García Lorca para descifrar el lado oculto de un sentimiento que puede surgir en cualquiera por cualquiera, incluso por una cosa, por un sueño, por las sombras que lo rodean. El amor. El maldito amor ensangrentado.

Gacela del amor imprevisto
Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte.

22.10.07

Mi byographia

Escribir sobre uno es difícil. Es una tarea de la puta madre. Es abrirse totalmente. Y mostrarlo delante de tus compañeros parece ser una cosa titánica. Pero se puede. ¿De qué hablaría en mi biografía? Creo que de las siguientes cosas:
a) De la vez que mi tío tocó la guata de mi madre dos meses antes de yo nacer. Fue la última vez que a mi tío lo vieron vivo. Mi madre fue la última que lo vio.
b) De mi infancia en una burbuja.
c) De mis audífonos, la primera vez que me los pusieron, que no me acuerdo que escuché, sino que sentí una cosa helada que entraba por mis orejas y que era como un gusano.
d) De mi terrible paso por la enseñanza media y de una pandilla de tipas que me odiaba.
e) De mi pérdida de la virginidad, con mucho dolor.
f) De mi primer porro, a los 16, haciendo la cimarra con una compañera de cole (una de las pocas a las que le tengo cariño).
g) De mi rebeldía adolescente y mi idolatría por Axl Rose (enfermizo, con bandana y todo) y por Ray Loriga.
h) De la universidad y mis amigos que tengo hasta ahora.
i) De mi relación con una persona que duró mucho tiempo, una teleserie, alguien que me marcó sentimentalmente, sexualmente, como mujer y sobre todo porque sé perfectamente lo que es pasar de ser una amiga con ventaja a una amante.
i) De mis dos opciones de tener hijos: porqué si y porqué no. Sí porque soy mujer y no porque tengo cosas más importantes que hacer en esta vida. (La segunda pesa más que la primera)
j) De mi dismenorrea, que odio  (y del porqué estoy tomando anticonceptivos)
k) Mujer soltera busca, yo en mi destino actual y llena de karmas de vidas anteriores.

18.10.07

Votre miroir sur ma nuit

Commandez votre présence dans ma vie
Décret ma présence dans votre vie
Le décret, puis concret
J'ai besoin de vos yeux sauvages
J'ai besoin de votre retour, qui voit tout
J'ai besoin de vos rêves, vos cauchemars
Je dois vous faire savoir que je
Bien qu'ils ne soient pas dire
En dépit de votre silence
Malgré votre vie dangereuses
Cela complique la vie autour
Raisins dans mes rêves chaque nuit
Raisins comme un petit gobelin
Et vous obtenez des petites mains dans ma
Mais vous allez loin
Et de nouveau
Avec ces yeux à moi fou
Je suis ici pour vous attend
Dites-moi quelle que soit


16.10.07

Suicidio colectivo de tres hermanas


Las historias internas pueden crear laberintos que la realidad no conoce.

Imperdible, nada que decir.

http://www.teatrolamemoria.cl/

Esquizofrenia

Del griego, schizo: "división" o "escisión" y phrenos: "mente"
INconciencia de realidad
DISfunción social.
Delirio
Su causa es desconocida y da miedo, y posiblemente no sea única
Alteración de migración de poblaciones celulares
Trastornos funcionales que surgen de un cerebro anulado
Las percepciones y sentimientos del esquizofrénico tienen un real sentido
Ruptura del modelo cognitivo-conductual
Temblores
Cambio de mundo
Bailarinas de ballet rotas en un universo fracturado

Derretido

Mi sol bajo el sol grande, derretido por el paso de sus rayos inclementes sobre mi cabeza. Calor, tibieza, transpiración.
Había olvidado la fuerza del sudor sobre la piel de los hombres, sobre el sentir de lo que puede o no suceder debajo del cemento que, en los días más fuertes del verano, se pega en la suela de los zapatos y no deja avanzar.
Una lluvia de calor, que moja más que lo líquido exprimido de las nubes.
Todo silencio, todo caminar y pensar que el tiempo corre con la misma fuerza que la vida se amplía ante el horizonte.
Derretido. Mojado. Húmedo. Tropical. Pegajoso.
Sucio y limpio a la vez.
Tibio. Escurridizo. Amplio. Palpitante.
Piel sobre piel y sobre otra piel encarnada una sobre otra para formar una capa gruesa de dermis.
La piel, lo que mueve el instinto. El calor de los hombres, lo que mueve el instinto de sobrevivencia corpórea. El sueño, las enormidades del calor y del corazón rojo y latiente, como laberintos de vida que te surcan. No hay nada que hacer.
Sentir.
Batir alas como ángeles que cuelgan de un cordel invisible que gira, se estira, se encoge y desaparece.
Las alas de cualquiera, de los ángeles que tienen caras de demonios.
Y todo, bajo el sol casi transparente en un cielo azul.
Sol.
Y bendito horario de verano que alarga la luz.
Que alarga mi luz en el firmamento llamado cerebro.

8.10.07

Lo tiro al cielo

Amanecí con ganas de frutillas, de oscuridad, de dulce de algodón. De caramelos en la boca, de abrazos, muchos abrazos, de piel de oso, de cubiertas de crema, de campanas de cristal, de colores, de cariño, de cama y colchón mullido y calentito.
De un ventilador enorme sobre mi cabeza, de conejos, de miles de conejos saltando en un parque enorme, de helados de crema, de helados con sabor a fresa, a limón, a frambuesa, de un río fresco y cristalino, de un árbol frondoso, de huevo mol, de betún, de baños de espuma con una copa de champaña en la mano, de crema suave por mi cuerpo, de manos grandes, de brazos firmes, de una espalda protectora.
De tu presencia, de tu estrella, de ese pequeño rincón que aparece y desaparece, porque cuando me miras, aunque digas que no, el mundo se me rompe en dos pedazos y al medio estoy yo, estirando los brazos cada vez más, tratando de acercar ambas fracciones de mi mundo, y las logro alcanzar y las junto y vuelven a ser una pero distinta, diferente porque tu mirada está ahí. Y por más que lo niegue es algo que se percibe. Claramente, nítidamente, independiente de lo que salga de tu boca. De lo que no se ha dicho, de lo que quedó pendiente, de lo que sueñas. Te he visto en mis sueños. Has estado caminando por ellos. Entras y sales como si fuera una pantalla de cine mudo.

5.10.07

Vida común

Mañana teatro al fin.
En la noche carrete. 
Hoy no salgo porque quiero dormir como la gente. 
Detuvieron a la familia Pinochet. No digo yo que el karma persigue hasta el final. La justicia tarda pero llega y nada de fianza para esos ladrones. Enriquecimiento ilícito. Feo.
Tengo mechón rojo de pelo de hiena. Me gusta. Es un sólo mechón. Capaz que vuelva a teñirme el pelo entero rojo. Como en los tiempos de la Uniacc. El 20 junta todo el curso de periodistas. Espero que llegue cierta persona para ver si me pasan cosas con él o ya no. Yo cacho que todavía sí, pero ojalá que esté guatón y avejentado. Si pasan cosas,  pasan, nada que hacer. Pero es un punto muerto en el camino.
Tengo sueño.
A todos los hombres les mando un mensaje: vean Lola, por favor. Es la clave para entender a las mujeres. No es chiste. Ayer veía como Lalo en el cuerpo de Lola se sentía totalmente indefenso...¿y si eso sucediera? Creo que ningún hombre lo soportaría ciento por ciento. Se volverían locos.
Ah! Estoy leyendo La Razón de los Amantes de Pablo Simonetti. Muy buena novela, las horas vuelan aunque no haya nada que hacer.

2.10.07

Intervencion de una poesía de Pablo Neruda

WALKING AROUND

SUCEDE que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
(MAPOCHO BENDITO DE FLORES NEGRAS)

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
(NI CONSERJES, NI GUARDIAS, NI ESPERPENTOS )

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
(DE SER UTERO)

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
(MORIR EN EL CEMENTO, MORIR)


No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
(EN EL BARRO DEL HUMEDAL)

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
(LA PENA DE MUERTE, LA PENA QUE MATA)


Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
(Y DE SANGRE FRIA CON PASOS MUERTOS)


Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
(CON HOYOS DE ZOMBIES QUE VOMITAN EN LOS FAROS)

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
(Y UN ALAMBRE DE SEDA ENREDADO EN LA ELECTRICIDAD DE LOS CUERPOS)


ES EL CANSANCIO QUE CORROMPE LAS CADENAS DE LO INVENCIBLE. PABLO CAMINARIA POR ESTAS MISMAS FOTOGRAFIAS EN ESTE TIEMPO, CON SU ABRIGO LARGOY SU BOINA NOSTALGICA.

27.9.07

In love

1
Perdida en mi propia memoria, en mis recuerdos, en mis devaneos de piel. Perdida en todos lados, sin ubicarme en las calles, sin saber dónde estoy. Amnesia. Falta de recuerdos provocado por un hecho traumático. Un choque cerebral que siempre va y viene, que se desaparece y vuelve a aparecer con furia. Trato de recordar y no puedo. Trato de armar esencias de imágenes y lo único que se me viene a la mente son olores, sabores, formas ovaladas y de diferentes tintes. Todo lo que gira en torno a mí se ha transformado en esencia de la nada. En pérdidas. En carencias, en vacíos que no están ni acá ni en ninguna parte. He tenido que rodearme de tumbas para ver lo que no se puede ver. He tenido que estar falta de esencias para poder tocar mi piel, olerme, conocerme de nuevo. He tenido que volver a retroceder a la nada. A un nacimiento sin útero. A gente que no conozco. Gente que me conoce, pero no distingo y por eso me dan miedo. Mucho miedo. Se acercan, me tocan, me dicen palabras amables abducidas de su propio pensamiento. No leo, no escribo, no distingo código alguno dentro de mí ni de mi cerebro. No distingo nada, todo son sombras. Sombras de mi propia memoria inexistente. Sombras de un cerebro en blanco, que rodea símbolos y signos que no se reconocen en mí, ni siquiera recuerdo haberlos visto alguna vez. Necesito una grabadora, algo que me permita al menos reconocer quien soy, escuchando mi voz, mis latidos, mis propios gemidos en determinado momento del día para saber quien soy. No tengo idea quien soy, no sé, no sé quien soy, no tengo conciencia de mí ni de mi propia persona.


11
¿No te acuerdas? Me explotaste como una yegua cuando vivías el día a día a flor de piel, caminando por las calles como si fueras la dueña del mundo. ¡No te acuerdas! Te has olvidado de tu propia memoria por algo que ya vas a saber. O sea, maldición de maldiciones si le echas la culpa a tu cerebro de algo que sucedió hace poco. Creo que fuiste la culpable, o acaso te crees tan poco decente para no reconocer un hecho que fue premeditado, consciente, absolutamente despierto. Para volver a nacer, tienes que recordar. No sacas nada con esconderte dentro de un miserable nicho que no tiene luz nada más porque las ventanas están con polvo. Hay que sacudir la mugre para volver a la verdad. Esa verdad, esa que está en tí, en mí, en todos. Esa verdad de la que te escondes porque te provoca más dolor que una llaga inconclusa. Dime que recuerdas. Dímelo. Es la luz la que te produce ese miedo del que hablas. Es la luz, media metida en las retinas. Te miro perfectamente. Sé quien eres. Sé que estás ahí. Me sientes, me hueles, pero no quieres que vuelva a tu conciencia porque sabes que hiciste algo malo, algo muy malo que sólo hay otro que lo sabe. Sí, lo sabe. Y me lo recuerda a cada rato con una sesión de imágenes que se colocan unas tras otras, unas tras otras sin poder hacer más que verlas, una vez tras otra vez, como la deformidad continua de ciertas cosas que van y vienen sin detenerse. Como un simple rollo de películas que alguien olvidó detener y por lo mismo da vueltas una y otra vez sin que nadie lo pare. Sin que la cinta se acabe.


111
Por el problema que yo tuve es que ahora estoy en problemas. Por las circunstancias que rodearon lo que yo tuve que soportar es que ahora ya no estoy en problemas. Me siento liviano y protegido, pero no por eso menos muerto de lo que estoy. Ella ya no me recuerda. Ya no. Ella ya no me cita en sus palabras. Ni siquiera habla. Se ha olvidado de su logos completamente. Y yo estoy en su logos, estaba siempre, permanentemente, quizás envuelto en algodón de azúcar, pero estaba. Me molestaba que me quisiera sacar de su vida sin avisarme siquiera. O sea, me avisó, pero de lejos. Recuerdo que iba vestida con pantalones azules, unos jeans desgastados y casi rotos, unos bototos Mortens color amarillo y una polera negra. Ajustadísima y transparente. Sabía que me iba a dejar por las fotografías que había tomado. Por las fotografías que ella agregó a la muestra ese día. Eran las fotos prohibidas. Las fotos de las que nadie sabía. Las fotos de los estúpidos torsos deformes por las luces y las sombras. Entremedio una mujer acurrucada, cojines, un vaso de vino y me imagino que música trance ambiental de fondo, para una mejor atmósfera de trabajo.Estúpida. Ella era una estúpida. Y pudo meter a muchos más en este saco. Pero no, la eligió a ella. Y aceptó. Eso era lo peor de todo.


1111
Los senos al aire. Estaba fresca la tarde. Corría un viento que recordaba a los colores verdes Como el turquesa del mar, o los bosques milenarios del sur. Hasta mi garganta estaba abierta y despejada. Nos mirábamos. Ella a través del lente y yo a través de la imagen reflejada en su cámara fotográfica. Después de cinco fotografías me pegó una cachetada sin avisarme. Dijo que era porque quería el concepto de la rabia en la última sesión. Me cayó una lágrima y ella acercó la cámara y disparó la caída en una imagen. Me dio pena de verdad y empecé a contarle lo que me había sucedido con mi última pareja. No le dije el nombre, pero ella sabía que era el tipo de pantalones anchos y cabello largo que estaba bailando en la fiesta de alguien en algún lugar. Me abrazó y algo provocó en mí. Me gustaba que tomara las fotografías descalza, con sólo unos jeans gastados y una polera que le traslucía toda la forma de su cuerpo. No me gustaba ella, pero sus labios rozaban mi cara y yo me sentí sola. No me acuerdo bien si él llegó mucho después de ocurrido eso o en el momento preciso. Ella se levantó y le pegó una cachetada. Él no dijo nada y se sirvió una copa de vino. Ambos se quedaron mirando y me fui. Caminando pequeña por la gran ciudad, con una cordillera nevada de fondo y el olor a café saliendo por los boliches.


11111
Dicen que es el alma, pero estoy convencido que no. Dicen que es el alma, pero sé que no lo es. Es la cabeza. Un círculo débil. Si los seres humanos piensan y la inteligencia es un tesoro, la cabeza debiera ser de fierro. De metal, de oro aleado con plata, qué se yo. No es mi labor, yo ya no necesito eso. El problema fue el golpe. Tirarla con todas mis fuerzas contra la pared. Empujarla como un torbellino de viento que azota un pueblo de la costa. La arremetí contra un pedazo de muro, la lancé y pude ver cómo mis músculos se marcaban cada vez que mis brazos agarraban su débil cuerpo y lo desprendían de la fuerza de gravedad para que luego cayera en cámara lenta sobre una pared de concreto que estaba cerca de la puerta de entrada del estudio. No fue una vez. Fueron muchas. Las suficientes para descargar mi rabia. Y no la maté.


111111
Los gritos me desesperan. Me dan arcadas cuando hay gritos agudos que vienen de otras habitaciones, y gritos que deforman la boca, que te hacen mostrar los dientes con rabia. Gritos que además traen llantos. Esos son otros gritos que me hacen temblar. Esos que de tanto alzar la voz se trasnforman en gemidos de alto calibre. Ella gritaba como si una roca se le hubiera metido por la espalda y de un sopetón le hubiera quebrado el espinazo. Y cuando subí a verla, pude ver al tipo que gritaba (pero ella ya estaba en silencio). Ella simplemente estaba sin moverse. Apenas tirando un hálito por la boca, un silbido mudo, que delataba lo que le quedaba de vida en su cuerpo. Recuerdo hilos. Hilos de sangre por toda su espalda desde la cabeza hasta la zona del cóxis.

25.9.07

Renacer las flores en las cabecitas



Pienso que voy en nubes de algodón de azúcar
Repitiendo nombres de gentes vivas y muertas
Inventando silencios y ruidos de colores
Manteniendo mi equilibrio en pequeños mares de vidrio
Amando el aire, el sueño, la pureza
Ver la locura en las pequeñas cosas mías
Estar volando como avecilla perdida en las estrellas
Razón o sin razón, estoy en duermevela
Así, como pequeño sol, espero


¿Qué espero? Lo que nada o lo que todo tengan que mandarme...
Primavera...en las nubes, eufórica, sin saber muy bien porqué.

Teatro La Memoria

"Memoria es pensar siempre en lo pensado
rehacer sobre lo hecho
es decir,
reconstituir la escena"

La fuente y para reflexionar acá

24.9.07

Pensando al revés

Despojo a mis pies cansados de mis zapatos. Me imagino el "delicioso" olor que sale de ellos para las narices de los otros. Me saco los calcetines, imaginando que me embadurnan de chocolate hasta las rodillas. Me paro y desabrocho el cierre de mis pantalones, no sin antes dejar atrás el botón que lo afirma. Sale a la luz mi ombligo, pequeño y sensual, como un lunar viviente. Están a la vista mis calzones, que son blancos con lunares de colores. Me saco la polera y quedan al aire mis senos, disparados al medio ambiente como dos túneles de viento pues me he sacado los sostenes, con movimientos ágiles de mis dedos tras mi espalda. Me tiendo sobre la cama, sosteniendo mi cuerpo en la espalda, hasta sentir mi columna hundida en el colchón. Me he sacado los calzones, que bajan suavemente por mis piernas. Observo mi pubis, pequeño y silencioso por ahora. Y me he dado vuelta. La desnudez de mi cuerpo respira por sobre la ropa derramada. Me he doblado en mí, en posición fetal para dormir. Abrazo mi almohada y soy capaz de sentirla como un cuerpo que surge de mi cuerpo. Cierro los ojos. Vuelvo a abrirlos. Los vuelvo a cerrar. Y me veo lanzada en el techo de un edificio imaginario, cubierto de luces de navidad, que se prenden y se apagan. El viento es frío y miles de personas se han vuelto a observarme cómo vuelo desde el cielo y me siento superior a ellos. La desnudez quita el miedo, saca el miedo de los otros. De pronto, pequeños insectos me han llenado de su baba invisible para hacerme soñar con una tina llena de hielo y de flores secas y de velas derretidas. Y me sientan ahí, en ese trono, para decirme que soy la reina de la ciudad. La reina de los laberintos de la ciudad, porque sólo yo los conozco, dentro de mi mente loca y devastada por el imaginario que me inunda.
Y he despertado. El olor de la ciudad, de la otra ciudad, de la realidad que detesto a ratos, me recuerda el insomnio insoportable del que soy presa. Y vuelvo, a colocarme los calzones con modestia incómoda, a sacar el pantalón de pijama con el que duermo y deslizarlo con desidia sobre mis piernas, a mis calcetines de miles de años, que me abrigan los pies en invierno y verano, a una polera rota que me acompaña en las pesadillas. A desordenar mi pelo, a lavarme los dientes, a dormir. A soñar contigo. Con tu presencia a lo lejos.

14.9.07

Días lunares

Anoche fue un día extraño. Día de cerrar círculos con sueños imposibles. No puedo negar que sigues ahí, pero que tenemos que seguir caminos separados, a pesar de tenerte en la mente, de eso incomprensible que sólo se vive mejor de piel a piel en silencio. De todo eso y lo demás, que fluye de mi alma como el recuerdo clandestino de un ayer que ya no existe, de vidrios rotos sobre mis ojos, mi cuerpo y mi boca, sobre mi esencia de mujer que busca una pócima para olvidar que es inexistente. Aunque me abrieran el cerebro y me extirparan todas las neuronas que llevan tu nombre, tu olor, tu recuerdo, tu risa, tus caricias, tus caminos y tus historias que se cruzaron con la mía en un momento en que eso tenía que suceder. De ahora en adelante, tu sangre ya no huele. Trato de imaginar que no, que ya no, aunque se diga otra cosa.
Hay convenciones estúpidas que ni tú ni yo podemos entender.

Así nos quedamos, con un beso de hielo carcomido en los recuerdos.

11.9.07

Azul


Le pregunté a la maga del espejo si acaso podía decirme el secreto que conducía el destino de mi propia vida. 
Ella me dijo que no, que esas respuestas estaban en la pupila de mis ojos, que debía 
acercar una lupa a esa zona y observar la figura que se formaba.
Lo hice y ví a la luna colgando de un rastro de sangre.
Mi sueño fue pesado esa noche.
Estaba muerta rodeada de lirios azules.
Candelabros enormes colgaban del techo y tenía un vestido escarlata que me hacía volar sin esfuerzo.
La maga del espejo tenía los ojos de vidrio y lloraba sangre encima de mi cabeza.
Era ella, en quien me transformaría yo en algún momento.
Su llanto caía sobre mis ojos y me agarraba de ellos para volverme en su ente.
Fue imposible.
Ella desapareció y caí de improviso.
Todo es cuestión de tiempo.

6.9.07

Un cuento roto

No sabía porqué despertaba a medianoche con el recuerdo de su propio rostro en el techo de la habitación completamente ensangrentado, con la boca abierta, chorreando sangre oral, por los dientes, detrás de los vericuetos de las orejas. No sabía porqué ese rostro gritaba, con un sonido agudo que espantaba los velos de su blanca enagua. No sabía porqué trataba de emular los gritos de los fantasmas saliéndose de su propio cuerpo, tratando de agarrarse de las sábanas y no pudiendo, sintiéndose ignorada en ese sueño farsesco y terriblemente oscuro.
Recuerda que su pelo también chorreaba sangre, casi desde las raíces hasta las partidas puntas, colocándolo de un color semivinoso, haciéndolo sentir espeso con la caída del plasma, espeso, casi con el insoportable movimiento del mar, que una y otra vez meneaba sus cabellos, haciéndolo chorrear sangre por todas las paredes. No sabía porqué no podía dejar de gritar. Algo espantosamente horrible escapaba de sus manos húmedas por ese líquido humano, su propio líquido. Ya la sangre había perdido la temperatura corporal y era simplemente una capa líquida, oleosa y fría, que caía por su cuerpo, se marcaba en el frío de sus pezones, en la perfecta silueta de su cintura, en lo caribeño de sus caderas y en los muslos que la llevaban al suelo. No sabía porqué sentía tanto, pero tanto, tanto frío, que al despertar e ir al baño el mismo grito se repetía porque habían huellas de sangre seca sobre sus brazos, en su pelo tieso, en las axilas carcomidas por el sudor, en su garganta cerrada por haber gritado tanto, tanto, que ya no quería más, ya no quería dormir más, no quería volver a tener esos sueños. Era la venida de la muerte, la esperanzada y temida muerte detrás de su puerta. Un gato blanco que tenía los ojos rojos. No le quitaba los ojos rojos de encima.
Recuerda que la primera vez que tuvo esos sueños fue cuando asistió al dentista. Le dolió tanto que le sacaran una muela, que esa misma noche soñó que su boca se llenaba de sangre a borbotones, que exudaba ese líquido rojo que se venía como un vómito incontrolable, primero subiendo por la garganta, luego llegando a la boca, explorando el paladar, dando forma a la mandíbula, y ensuciando los dientes con una tinta escarlata. Abría la boca, se miraba en el espejo y veía miles de alicates que corrían a romperle su dentadura con la fuerza del metal. Sentía que sus ojos se volvían blancos, estaba a punto de desmayarse. Nunca veía la cara de su dentista. Simplemente la sangre emanaba. Y al limpiarse, los dedos rojos, rojísimos, excepto las sinuosidades que forman las huellas digitales. Pedazos de piel en medio de un universo rojo. No podía escapar de ahí. Y de nuevo el grito, la desesperación que la llevaba a sacarse el pelo a manotones y no dejar de sacar los ojos del espejo, viendo la sangre que chorreaba de su boca, sin parar, sin poder ser detenida siquiera por sus manos.
Pero un día supo que la sangre que emanaba de ella en los días de la menstruación era la incapacidad de quererse a sí misma. No lo consideraba la capacidad de dar vida, sino que al contrario, eso representaba la muerte de su propio útero. La falta de cariños que rodeaban su cama y su habitación, el miedo a las polillas que brotaban de su interior en un manantial sucio y repelente. Era la incapacidad de ser amada. La incapacidad de amar que no podía salir de sus ojos tuertos y torcidos. Su falta de anhelo en la vida, al estar condenada a estar en una silla de ruedas para siempre. Con los brazos cortados y las piernas inundadas de necrosis. Piel muerta, sentidos muertos, nada quedaba de ella. No había nada que hacer más que dejarse mover por esa estúpida mujer que la cuidaba y que, a veces, la dejaba encerrada en esa mísera habitación de hospital que no tenía luces. La sangre era la oscuridad. La oscuridad que corría de su propia boca en un grito agudo plasmado en el techo de la habitación.

Así no

Los laberintos se crujen entre ellos. Hacen peleas invisibles y luchan por destruírse los unos a los otros. Los laberintos del alma son los más violentos, los que te carcomen la lucha interna porque a falta de corazón es mejor enredarse en el cerebro. Y así, las neuronas comienzan una batalla que es destructiva y mortíferamente veloz. Un pedazo de cerebro que llega a los rincones escondidos. Dentro de esos laberintos hay un monstruo que se destruye con los sueños, que se transforma en una víbora rosada con dientes tan inocentes como mortales. La idea es no dejarse atrapar. Simplemente dejar salir al monstruo para que el cerebro se quede en paz y todo avance como tiene que suceder, desde la mañana a la noche, desde la desidia del aburrimiento al placer del movimiento cerebral.

Tu escalera blanca

Es de ese color porque representa la blancura de la inteligencia, aunque a veces tiene sombras que muestran lo oscuro que hay en tí. Avanzas a mi lado y yo miro al frente, tratando de colocar los pies de la manera más perfecta posible y mirando de reojo a ver si tus ojos se cruzan con los míos.
Tu escalera tiene peldaños curvos, que a veces me confunden y me fascinan. Tu escalera tiene pequeños hoyos de espuma que llaman a soñar. Tu escalera tiene mecanismos de tortura escondidos, que sólo se activan cuando tienes miedo. Le tienes miedo a tus propios miedos. Se nota cuando se agacha la cabeza en torno a algún comentario determinado. Y te defiendes con los ojos, mirando fijamente a tu contendor, tratando derribarlo con tus pupilas. La mayoría de las veces lo logras, pues tus pupilas son fuertes y tu iris tiene un aura que sería capaz de matar a un insecto en un lugar equivocado. Pero me gusta tu escalera, es distinta a todas las que he conocido. Es tu mundo, que a veces se cruza con el mío en una mezcla agradable.

Mata de pelo de hiena

Me quiero hacer un mechón rojo. Un solo mechón que comience de la raíz hasta la punta. No importa que se me queme esa porción de pelo que tendré que someter al blondor y luego al color rojo más intenso que exista en la carta de colores de la peluquería. Será en una porción capilar que adorna mi frente. No una chasquilla, pero sí el mechón que parte del medio de mi cabeza, porque tengo una partidura que se me quedó marcada desde que era niña, cuando me hacían chapes para ir al colegio que me dejaban la cara de china. Me gustaba que me quedaran bien tirantes.
Es que tengo que sacarme una rabia. Una ira que tengo dentro que se irá en el proceso del teñido. El mecanismo en que funciona esta especie de ritual es parecido al proceso del tatuaje, es decir, mientras te dibujan lo que quieres para siempre en algún pedazo de piel, estás en un determinado momento de tu vida, en el que ese símbolo significa algo importante para tí.
Pero sacarse algo de encima implica un proceso que a veces no se da en la realidad, sino que hay que “cosificarlo” para que tenga sentido, es decir, desde que te ponen el blondor hasta que observas el mechón seco y peinado con el rojo furioso, mentalmente se van echando hacia afuera todo eso que quieres sacar. Y te liberas. Y te evitas confusiones.
Es lo que llamo rituales personales. Los míos están relacionados con la peluquería. Una vez estaba muy mal y me teñí rubia, con cientos de mechones decolorados. Me sentí muy bien, pese a la plata que se paga. Es importante hacer el trabajo mental.
Me lo haré pronto. No puedo tener esta rabia dentro de mí.
Es importante estar bien con uno mismo y con la vida, el destino y la energía que te rodea.

Pequeño verso

Hace días que no recuerdo lo que sueño
Hace días que no recuerdo
Hace días mi almohada está vacía
Quizás no hay nada que decir
Quizás no hay nada
Quizás no.

31.8.07

Y lo que se dice, se dice

Hay un dicho ultrachileno: existen mujeres para casarse y mujeres para la cama. Y eso lo siguen diciendo miles de hombres...
Y encima le dicen machismo encubierto...ja!

27.8.07

Perras y brujas sin zapatos

Alguien tenía en su nick de messenger la siguiente frase: "lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales, no le siguen los puntos suspensivos". 
Absolutamente cierto. 
Lo que más da risa es que es contradictorio, porque en el fuero interno de nosotras sabemos que la pasión es más a piel en el sexo femenino. Ellos, son más del momento, pero nosotras siempre pensamos en el qué pasará después. En esa actitud condescendiente que el macho debe tener con nosotras por ser nosotras quienes les damos un espacio en la cama (aunque también son ellos, que duda cabe).
Me dan ganas de tener mentalidad masculina. Llegar, tirar, el puchito, la duchita y chao. Pero, no puedo. No puedo. Soy terriblemente sentimental y entiendo a una buena amiga mía que se negaba a despedirse de un galán tormentoso que se va fuera de Chile. Eso del momento podría ir con nosotras. "Podría". Eso de pararse y chao deberíamos hacerlo. "Deberíamos". Intenté hacerlo un par de veces, pero unas horas más tarde los dedos de mi mano buscaban su número en el celular para saber de su existencia. Claro que uno piensa que lo puede hacer en la más Jane de Tarzán, pero no es la idea. Hay que tener el plus para hacer las cosas. Dejar la marca, la huella de la gata como se dice.
La única vez que me quise ir fue cuando ni siquiera se "consumó" la relación por falta de gusto...y encima yo estaba con él en el departamento del tipo que de verdad me gustaba. Ahí sí que la ducha fue larga y tendida. Menos mal que no lo he vuelto a ver más.
Me gustaría que un hombre me dijera, aunque fuera anónimamente, qué cosa de mí hace que yo sea maldita para ellos. Sería muy bueno saberlo. Sería mi slogan de no promoción. Me han dicho que no hay nadie que se parezca a mí. Está bien saberlo, gracias por alimentar mi ego. Y varias cosas más que no tienen que ver directamente con mi persona. La sensualidad y lo exótico está descartado porque es obvio (o repetido) por favor digan otra cosa.
No sé. La próxima vez que me acueste con alguien espero no levantarme e irme. Me gusta eso de hacer y que te hagan cariño. De dormir o ver tele. Lo siento, soy mina, ¿y qué?