20.6.09

Letargo

Al cerrar los ojos y envolverme en el plumón que cubre mi cama, me metí en un mundo paralelo, en el que las cosas eran más simples, más fáciles de resolver, con menos intermitencias. Mis siestas se transforman en un letargo. En un letargo acompañado de un camino de rosas rojas que no tiene fin. Un camino que sigue entornando la ruta de un lugar que no conozco. Que me lleva siempre a lugares cercanos a mí o bien a planetas lejanos, que no siempre pertenecen a mi vida, que me transforman la mente en un laberinto, lleno de magia y seres mágicos, o bien, que me enfrentan crudamente con personas que en la vida real están ligados a mí. Y me dejo ir, me dejo llevar, me dejo caer en un lugar infinito que no tiene fondo.
Cuando despierto, mis ojos caen y se levantan al ritmo de la conciencia. O de la inconciencia. Cuando todos bailan yo duermo y sueño. Cuando todos cantan, yo también canto, pero en sueños. Mis siestas, suelen hacerse más largas de lo normal, alargando mis días y mis horas en interminables cantatas ininteligibles. Me he vuelto loca dentro de mis sueños. He visto jirafas ardiendo, vestidos de papel que me queman, aguas que se vuelven intomables, relojes que se meten dentro de mi boca y hacen tictac en mi garganta y en mi estómago. Me marcan el tiempo digestivo, el tiempo respiratorio, el tiempo no acabado. Y yo dejo que esa revuelta pasa a revolver mi cuerpo como en un giro que se rompe en miles de pedazos.
Yo, dejo de ser yo y me esparzo por todo el universo. En miles de pedacitos. En miles de pedacitos de vidrios. En miles de pedacitos de telas. En miles de pedacitos descompuestos, livianos y desapegados de mí.
Mi sueño se vuelve siesta y esa siesta se vuelve duermevela.

Advertencia

La existencia de ciertos ruidos proviene de la imaginación y la autosugestión. Ruidos, no voces. Ruidos. Trate de dormir con eso.

15.6.09

Nada

Pienso en nada. ¿Se puede pensar en nada? Pienso en la nada. Eso puede ser más factible. Pensar y a la vez no pensar. Pienso en la nada y a la vez pienso en miles de cosas. ¿O será que la nada es reflejo de mucho que cruza las neuronas? Mejor me quedo sin pensar.
Soy apensante.
Pienso y ni siquiera en la nada pienso.

13.6.09

Esto es amor

Ella: Anoche, cuando apagué la luz ví tu sombra en la oscuridad.
El: ¿Y cómo sucedió eso?
Ella: Un efecto visual creo, provocado por una discreta línea de luz que se metía por la cortina.
El: ¿Y qué hiciste?
Ella: Me levanté y fui hacia tu visión.
El: Tienes bastante imaginación. Una imaginación sórdida, creo.
Ella: No lo pude evitar, simplemente ví tu sombra.
El: Quizás tiene que ver con el hecho que no puedes sacarme de tu mente.
Ella: No ví el sillón, ni la mesa de tocador, ni los cuadros de las paredes. Te ví a tí.
El: A veces también te he visto.
Ella: ¿Dónde?
El: Me sucede de manera extraña. Camino por las calles, en la hora de mayor tránsito, me mezclo entre la multitud, camino a gran velocidad y te haces presente ahí.
Ella: ¿Y después?
El: Desapareces.
Ella: ¿No me buscas?
El: Sigo caminando, a veces doy vuelta la cabeza, pero no estás. Era mi imaginación.
Ella: Anoche también era mi imaginación. Una estúpida imaginación, algo que no tenía sentido. Tú estabas al otro lado de la ciudad, durmiendo plácidamente en tu cama o tomando cerveza con los amigos o bailando con alguien en algún lugar que no conozco.
El: Junta tus labios. Mírame. ¿Es eso lo que sucede?
Ella: Sí.
El: A mí me pasa lo mismo.
Ella: La puerta está abierta y puede cerrarse en cualquier momento.
El: Anoche no estaba en ninguna parte. Estaba en mi cama durmiendo plácidamente.
Ella: Lo sabía.
El: Es eso, es lo inconmensurable de las cosas.
Ella: El insomnio.
El: Sí, el insomnio. El silencio, las dudas.
Ella: Lo inconmensurable de las cosas.
El: Eso que no tiene medida.
Ella: Ni peso, ni forma, ni textura, ni tacto.
El: Es eso. Una simple visión nocturna.
Ella: No estaba dormida, tenía insomnio.
El: Yo dormía plácidamente. En silencio.
Ella: Yo te llamaba.
El: Soñé contigo antes de despertar.

12.6.09

Ciclo

Nuestros encuentros y desencuentros son un laberinto. Sólo falta el Minotauro que nos enfrente cara a cara. A veces tenemos miedo, pero otras nos encontramos. Cuando nos miremos a los ojos en silencio vamos a encontrar la salida.

Dioses del eterno retorno

Todos caminan en círculo bajo la atenta vigilancia de la campana invisible que en cualquier momento suena y todos paran para saber qué les depara el destino. Algunos tendrán que enfrentarse a sus demonios, otros superar los traumas de la infancia, los más dejar atrás vicios y pecados, el resto dejar las ensoñaciones, unos quemar los recuerdos y las falsas ilusiones. Los menos crédulos simplemente caen en un pozo profundo negro y sin fondo. Se tienen que dejar caer. Luego la campana vuelve a sonar y todos continúan caminando sin saber qué hacer, sólo dejándose llevar por pasos de ciego, tanteando el no paraíso, el no lugar, el no destino. Piensan que están muertos en vida, pero están más vivos que todos juntos. A todos nos pasa lo mismo. A mí me pasa en sueños. A veces sueño despierta y me sigue sucediendo. Todo pende de un hilo, que es tan grueso como una cuerda, pero a veces no lo podemos ver. Tiene que ver con la conciencia, con la falta de realidad absorbida en el cerebro. Con la consistencia del piso que se pisa. Con la consistencia con que los pies se afirman en el suelo. Con todo lo que se puede mover y remover una y otra vez sin parar. Tiene que ver contigo y tiene que ver conmigo. Tiene que ver con cuánto pesa tu alma, cuánto tiene de consistente o de inconsistente. Cuánto tiene de ella y cuánto tiene de tí. Todos somos dioses del eterno retorno. La elipse del ADN puede marear. Es una escalera interminable que está dentro de nosotros. Es la idea. No tenemos fin. Somos finitos dentro de nosotros, pero fuera, podemos llegar al cielo, a las ideas, al sol, a no quemarnos, a ser inmortales, a pasar por fuera de la vida de todos y de nuestra propia vida.

8.6.09

Aviso clasificado

No sirve de nada colocar un aviso en el diario para encontrar un hombre ideal.
Es lo mismo que conocerlo en un bar.
Sabes lo que quieres.
No sabes si lo vas a encontrar.

Regalo

Un sombrero me dió
No tenía nada
Me dijo que la magia la hacía yo
Que podía sacar un dedal, un pedazo de carne, el hombre ideal
Mil ideas para compartir
Para hacerlas rodar
Un sombrero me dio
Para sacar la luz del sol
Un sombrero me dio
Con lápiz rojo labial
Con delineador de humo
Y rímel de lágrimas
Un sombrero me dio
Para recoger una flor
Para enterrar un antiguo amor
Para olvidar, para recordar
Un sombrero me dio
Y adentro estaba yo
Como una gota de luz sonriendo en medio del sol
Un sombrero me dio
Y la eternidad llegó al fin
Un sombrero me dio y saqué mil cosas de ahí
Un sombrero me dio y un día no saqué nada
Un sombrero me dio y fui feliz
Sonreí
Un sombrero me dio
Un sombrero me dio con esas luces de ahí
Con recuerdos alunados y un aullido feroz
Un sombrero me dio
Y yo me quedé ahí
Un sombrero me dio
Lo recogí y lo traje hasta mí
Un sombrero me dio
Y la tormenta pasó
Las aves volaron, los truenos cayeron y sólo quedé yo
Un sombrero me dio
Con un tazón de chocolate
Pedazos de menta entre medio
Pedazos de colores en él
Y el canto que la luna dice cuando está llena
Todo eso me dio
Y estaba en un sombrero
Un sombrero me dio
Lo recuerdo así
Como pedazos de piel engullidos en medio de mí
Un sombrero me dio
Hasta pecados tenía
En medio estaba mi cama y en el medio de ella vos
Un sombrero me dio
Un sombrero y una canción
Cuya letra escribo ahora para endulzar las horas
En que sueño con vos adentro de un sombrero
Un sombrero me dio
Con una contradicción
Un wc vacío
Un cariño de niño
Un sonido de río
Un sombrero me dio
Y en medio estaba yo
No negué lo que me daba
Sólo acepté lo que estaba
Pues ahí estaba yo
Un sombrero me dio
Lleno de perdición
Y en medio de todo
Estaba la tentación
Una espalda desnuda
Una espalda peluda
Una cara de niño
Ojos de Felino
Y el perdón de Dios
Un sombrero me dio
Y me di vuelta ahí
Pues el calor que sentía no lo era
Sino más que ilusión
Un sombrero me dio
Y lo vi hasta mí
Tomando mi mano me llevó hasta sí, hasta hacerme feliz
Un sombrero me dio
Lo dejé venir
Lo recibí con mi luz, me quedé con su luz, me dejé sonreír
Un sombrero me dio
Soy una niña feliz
Agradecida de todo
Con un sombrero en mi mano

7.6.09

Bruma

Un talco frío se ha derramado sobre la ciudad. Un talco denso, espeso, que molesta los ojos y que hace que den ganas de dormir. Hace frío y ya he dejado las maletas hechas en la habitación. No me he lavado los dientes, pero me he fumado un cigarro. Quiero agarrar mi bicicleta y salir a pedalear por mundos que sólo existen en mi cabeza. La bruma se hace cada vez más pesada. Abro la ventana y el frío inunda la habitación. Respiro hondo, los pulmones comienzan a dolerme. Debe ser el talco que me entró por los ojos.

6.6.09

El pelo en la sopa

Asco y sólo asco.

A la una de la tarde.

Asco y sólo asco.

A la hora de almuerzo.

Sopa.

Papa, zapallo, fideos de ángel, pollo.

Asco y sólo asco.

Un pelo extraño flotando en esa sopa.

Asco y sólo asco.

3.6.09

Intrusos

Moscas en la sopa. Lagañas en el ojo. Piojos en el pelo. Heridas en el cuello. Bultos en los senos. Algodones en los pulmones. Bichos en el estómago. Alcohol en el hígado. Sangre en los riñones. Perros en el útero. Queso en los ovarios. Papel en las piernas. Baratas en las rodillas. Lana en los pies. Barniz en las uñas. Pedazos de todo en todas partes del cuerpo. Embadurnada en papeles de diario para que nadie me vea. Abandonada en la gran ciudad, en una jaula de vidrio, que cuelga a 200 metros del suelo. La gente me ve y no se mueve de ahí.
Me como las moscas de la sopa. Me saco las lagañas del ojo. Me rasco los piojos en el pelo. Me chupo las heridas en el cuello. Me abro los senos y me saco los bultos. Vomito los algodones y salen envueltos en sangre. "Mis" bichos se multiplican y me salen por la boca. Pido una botella de vodka que me suben enseguida. Orino sangre y cada vez es más sangre y menos orina. Me ladran desde el ùtero y los ladridos se transforman en aullidos que son tapados cuando van hacia los ovarios. Tapados con queso, que se derrite encima de ellos formando un tapón grueso y consistente. Mis piernas están mojadas y el papel mojado me da frío. Igual me ven, porque el papel se ha disuelto al estar mojado y parezco un monstruo de mí misma en las alturas. Para que todos me vean. Y no me siento abandonada, me siento más parte de mi que de mi yo anterior. No estoy abandonada. Han subido una escalera gigante.
Dudo.
Miro hacia otro lado.
Hay una forma más interesante de bajar al mundo.