29.1.09

Silencios

Y no te callas nunca ante mi presencia. Yo callo y me río, me hago la enojada, miro para otro lado, bebo un poco de cerveza. Y escuchamos al resto de la gente como habla. A veces es agradable estar así. Aunque, de repente, hace falta un poco de ruido en la cabeza. Y en las manos. Y en los pasos. En las miradas. En tantas cosas.
En decirte algo al oído que nadie más que tú y yo sabemos. Sólo un juego, un juego de niños jugado por adultos.

27.1.09

Por así decirlo

Beber caldos de cabeza hace que te duela la guata más seguido.
Por lo tanto, no los bebas, bótalos por la boca.
Hablar estupideces podría evitar el colon irritable.
De hecho creo que lo evita.
Hablo tonteras y puedo estar sana al mismo tiempo.

25.1.09

Asimismonomases

Sin cabeza estoy.
Camino sin cabeza.
Todos están sin cabeza.
Por lo tanto, nadie tiene cabeza.
Es obvio, pero no es tan obvio.
No tienen cabeza.
Tampoco tienen una línea roja sobre un cuello supuestamente decapitado.
Simplemente no tienen cabeza.
La piel en la zona superior del cuello está perfectamente contorneada con los huesos que la forman por dentro.
No tienen cabeza, pero tienen pies duros de roer.
Hay un silencio incesante y percibo que el oxígeno sobra.
Respiramos con los brazos y hablamos con las rodillas.
Parecemos alienígenas, aunque el mundo funciona muy bien.
Ahí está, es que somos autómatas, por eso no tenemos cabeza.
No la necesitamos. Nos basta con caminar.
Y sentirnos libres dentro de nuestro cuello aprisionado sin cabeza.

24.1.09

Afrodita en la tevé

No tengo ningún control remoto en la mano. Sólo una tevé vieja que da vuelta los canales con una manivela. Algo que no se mueve, pero que con la mente, muestra en la pantalla lo que tú quieres ver. He visto muchas cosas en esa tevé. Muchas que quiero ver y muchas otras que no quiero. Es el paso de una cosa tras otra. A veces hay interferencias y me duele la cabeza. A veces salgo yo en medio de un enjambre de mujeres que no conozco, unas estoy a pie pelado y otras con zapatos enormes y pesados, parecidos a los bototos. Siempre salgo con una enagua de color blanco, que es tan pálida, casi como piel de cebolla, que aparece y se desaparece de mi cuerpo. Nunca sé donde voy. Simplemente avanzo, nada más. Me siento como muerta en vida, y de repente me veo como una princesa que tiene una flor roja en el pelo y que fuma sin parar. Es lo que yo llamo la dinámica subconsciente de mi vida, que tiene que ver con ser mil veces Afrodita en mil diferentes formas y colores. A veces, resulta que no sucede nada y sigo tal cual. Otras, evoluciono y me veo en una tina blanca, con azúcar y pétalos de rosas, con una vela en mi pecho que derrama su esperma sobre mi piel. Una vela roja, calor y encierro en un baño que es mío, pero que tampoco es mío. Desvaríos, al fin y al cabo.

21.1.09

Rutina

Me desperté con mi cabeza a los pies de la cama.
Me levanté con el pie izquierdo.
Vomité por ayunar el día de ayer.
Le dí comida a mi gato imaginario.
No tomé desayuno.
Sentí olor a arsénico.

CRISTO

Tengo gozo en el alma. Siento haber vivido como actriz, como persona, como Pilsy y como las mil caras que tengo una experiencia, digámoslo en cierto modo, religiosa, absolutamente ligada al placer del alma, el conocimiento y la experimentación teatral. Cristo es una caja de cartón, son muchas cajas de cartón, es experimentación y trabajo duro. Cristo es una imagen, muchas imágenes, muchos reflejos, mucho trabajo del cuerpo, mucha energía. Cristo es una constante transformación de la realidad en subtextos que se suceden unos tras otros. Cristo no es nadie o puede ser muchas cosas a la vez. Estoy feliz y agradezco haber vivido esta experiencia, que me encantaría volver a repetir. Quizás se repite una de las sensaciones que tuve al ver por primera vez "Violeta Parra, al filo de la injusticia". Todos somos Cristo y quizás nadie lo puede ser. Lo que parte como un grupo de ancianos realizando escenas que rayan en lo absurdo de las convicciones religiosas y bíblicas, va transformándose en un making off que resulta no serlo, sino que forma parte de un texto, pero que en realidad es un subtexto en sí. Esta es una obra de grandes dimensiones espaciales y conceptuales. Una obra que podría decirse que parte de una caja de cartón, pero que de ninguna manera lo es.

20.1.09

Pequeña Lulú

Tomar helados es un placer. Caminar juntos de la mano, sentarnos en un restorán y pedir la misma comida, para cucharearla al mismo tiempo y mirarnos a los ojos. Y pedir la cuenta para pagarla a medias. Y luego, caminar hasta el metro y estar todo el rato el uno al lado del otro. Llegamos al departamento, nos acariciamos suavemente, hasta que te digo que me dan ganas de ir al baño.
Se siente la transformación, se siente.
Soy una súper heroína.
Todo me salva.
El poder del wc me transforma.
Cuando me paro abro la puerta y te ato a la cama, me subo encima, te saco la ropa, con ella te amarro, te amarro a la cama, te muerdo la piel, te dejo sangrando, me vuelvo a bajar, me vuelvo a subir, te vuelvo a morder, no me dices nada, me vuelvo a subir, me meneo sobre tí, me vuelvo a bajar.
Qué lindo es estar abrazados después que hacemos el amor. Es todo tan plácido.
No entiendo porqué te cuesta tanto dormir.

19.1.09

Barbie

Me voy a transformar en la mujer más estúpida que pisa tu corazón. Te vomitaré encima, cagaré dentro de tus sueños, me descoseré las entrañas sin morfina delante del espejo de tu baño, me meteré dentro de tu tina y haré mierda tus pelos cortados, te diré todo lo que quieras escuchar grabado en una grabadora y dichos por mí con una cinta adhesiva transparente en la boca.
Y eso sabes perfectamente porqué lo hago, porque soy una muñeca inteligente. Porque me alimento como una anoréxica, tengo pesadillas y tomo pastillas para dormir, me corto las venas cuando es verano y los pájaros cagan en la piscina de mi casa, he hecho tiras el espejo de tu baño para poder cortarme las venas delante de tí, también. Todo te lo digo grabado porque es la única forma en que me escuchas, si lo digo de otra manera me follas, ya sea por teléfono, correo electrónico o una carta. Siempre me follas.

Gardel detrás de tu puerta


Cuando fui a ver "El Día que me Quieras", una obra de teatro de unos amigos, lo primero que pensé fue que si Luis Miguel o Lenny Kravitz llegara de improviso a mi casa luego de dar unos conciertos en la ciudad importaría un cuerno que estuviera deseando tener un novio estable, que mi hermana pelea con mi madre por cualquier cosa, que mi papá a veces suele ser ausente por su trabajo, que tengo una nana peruana que tiene instintos depresivos. Importarían un cuerno muchas cosas, porque es él, o sea, nadie tiene a un cantante famoso en su casa de un día para otro. Esto y mucho más es lo que sucede en este torbellino.

Sin embargo, este creación dramática deja un mensaje que recuerda el fin de las utopías a cada instante. Los sueños no existen, menos en la política, menos en la vida real y los sueños, pese a que son inspiración de grandes cantantes, no ignoran la realidad, sino que se pueden transformar en un espejo mágico roto por la dureza de la verdad.
Les adjunto los datos, está en cartelera hasta el 30 de Enero en el teatro Camilo Henríquez, ubicado en el centro de Santiago, Amunátegui 31, Metro Moneda. Adjunto info proporcionada por el director, Iván Tobar.

FICHA TECNICA
OBRA: EL DIA QUE ME QUIERAS
AUTOR: JOSE IGNACIO CABRUJAS
NACIONALIDAD: VENEZOLANA
COMPAÑÍA: LOS DIEZ
ELENCO: Sergio Abarca, Paula Andrés, Eduardo Bronfman, Pamela Carreño, Claudia Ghitaldo, Franco Iula, Iván Tobar
DIRECCION Y ADAPTACION: Iván Tobar Ortiz
PRODUCCION: Landaeta&Cano Producciones
AÑO: 2008
RESUMEN
11 de junio de 1935. Caracas, Venezuela. La ciudad está “revolucionada”: Carlos Gardel, el ídolo actor cantante de tangos está de visita en la ciudad para realizar un concierto en El Principal, uno de los escenarios más importantes de la capital. Los hermanos Ancízar (Elvira, María Luisa y Plácido) además de la sobrina Matilde, son fanáticos de la estrella argentina y han pasado gran parte de sus vidas en base a Gardel. Todos tienen vidas distintas y que de ninguna manera podrían ser un ejemplo para el resto. Elvira es una mujer ya vieja, abandonada por su marido hace algunos años, por una mujer más joven, y que no ve la vida con mucha dulzura; Plácido es un “pajarito” que vive la vida según se vaya dando, siendo bastante frívolo para pensar y actuar, tratando de seguir un sueño; María Luisa, la enamorada, quiere ir a vivir a la URSS con su novio de ideas comunistas desde hace 10 años, Pío Miranda, y quien la ha hecho vivir en una burbuja durante todo este tiempo (la misma en la que vive él); Matilde, la niña del grupo, la más inocente de todos, que vibra con Gardel como si fuera un Dios y sigue cada uno de sus pasos con una efervescencia religiosa. A ellos se agregan los únicos personajes reales de esta trama, Carlos Gardel y su inseparable compañero, Alfredo Lepera, quienes vienen a cambiar destinos y hacer viajar a los personajes desde la ilusión al choque fuerte con la realidad, la cual mucha veces no se quiere ver.
MONTAJE Es un montaje más bien realista, puesto que retrata la vida de una familia en el año 1935, en el patio de la casa de los Ancízar (al ser Caracas, no hay problemas de bajas temperaturas para estar en el patio). A las actuaciones tradicionales de los actores y actrices, se suman bailes de tango y fox trot, además del canto interpretado por ellos mismos, además de apoyos audiovisuales.
Si bien es un montaje tradicional, se ha querido dar un sello, que lo diferencie de los otros montajes hechos de esta obra, con una puesta en escena que presente diferentes aspectos teatrales, apostando a la versatilidad de los actores y las actrices, haciéndolo un espectáculo más atractivo para el público asistente a las funciones.
LANDAETA & CANO PRODUCCIONES – Vecinal 90, Oficina 35, Las Condes, Santiago – Fono 7695556/87859199

Insinuaciones

Voy a beber vodka encima de tu techo, me colocaré estratégicamente en la zona que está arriba de tu habitación, específicamente en la zona de la almohada y sé que después de las dos de la mañana dejas de dormir de guata y colocas tu cara hacia el techo. La última gota de alcohol estará mezclada con arsénico y caerá a tu boca con una lentitud que nada tiene que ver con su eficacia.
Me paseo desnuda en mi cama.
Me paseo desnuda por tu calle.
Mis piernas vomitan plástico transparente.
Una y otra vez.
Mis piernas se abren y se cierran sistemáticamente al pasar delante de tu puerta.
Paso una y otra vez.
Paso una vez, me devuelvo, me entierro y devoro la botella de vodka.
Hay alguien que está detrás mío y me dice que haga todo lo que hago.
Lo hago una vez y vuelvo a hacerlo nuevamente.
Lo hago lentamente, rápidamente, de atrás hacia adelante y de adelante hacia atrás.
Veo tu cara cerca de mí y me pongo en punta de pies.
Siento el peso de tu conciencia metido dentro de mi inconsciente.
En él bailas conmigo, te duermes conmigo, comes conmigo, dejas de caminar cuando camino con minifalda y taco alto. Te paras detrás de mí.
Tu piel es de fuego.
Hace que mis piernas se vuelvan de plástico.
Hace que mis piernas vomiten plástico.
Que no es más que la otra esencia de mi cuerpo de mujer, transparente.
Soñé que dormíamos en un WC. Nuestro sueño era fresco y líquido. Las partes privadas de la gente nos miraba por encima y por debajo.
Me sentías extraña.
Te sentía extraño, nos sentíamos demasiado públicos y púbicos.
Ahora voy a beber vodka encima de tu techo, en unos minutos me colocaré estratégicamente en la zona que está arriba de tu habitación, específicamente en la zona de la almohada y sé que en algunos segundos dejas de dormir de guata y colocas tu cara hacia el techo. En ese preciso instante caerá la última gota de alcohol, que está mezclada con arsénico y cae a tu boca con una lentitud que nada tiene que ver con su eficacia.

12.1.09

...

Si Afrodita no viene, es porque puedo transformarme en ella. Ser esencia de Afrodita, diosa del arte, la belleza y el amor apasionado.

11.1.09

Desnuda

Tengo una imagen dentro de mí. No sé si fue un sueño o es algo que se me ocurrió en el momento preciso, ahora. Estoy sola, con una enagua transparente. Es un lugar oscuro. Un foco ilumina mi cuerpo. Todo mi cuerpo. Y marca la sutileza de la enagua. Estoy de pie, en el centro. No tengo nada en los pies. Mi cuello ladeado, mi piel de gallina, mis manos abiertas. Mi cara con una expresión de ausencia y las pupilas de mis ojos traspasando miedo. Mi pelo mojado, Mi rostro húmedo. Silencio. Más silencio. Y de pronto, cae agua tan fuerte y pesada como si estuviese debajo de una cascada. El agua no deja de caer, al contrario, se hace más potente y persistente. Continúo en la misma posición sin moverme. Sólo cierro mis ojos. Apreto los párpados. Me quedo ahí.
El agua deja de caer y el frío se apodera de mí.

Piscina

El había olvidado todo, como el agua que olvidaba mi presencia en este momento. El caminaba sin mirar atrás, tapándose los ojos de improviso y a la vez conscientemente. El aparecía en mis sueños dentro de una piscina enorme, en la que yo estaba desnuda y apoyada en el rompeolas que daba a la pared. El se ponía cerca de mí, se acercaba, me daba un beso fugaz y desaparecía. Otras veces me agarraba los pies debajo del agua, me tocaba las piernas y luego salía para tomar el sol frente a mí, para que yo me diera cuenta de su presencia. Y estaba tan cerca de mí y a la vez tan lejos. Estaba, pero a la vez no. Estaba, y de repente se sentía tan ausente, que tenía que poner su mano cerca de mi boca para ver si respiraba. Cuando sentía su aire salir de la nariz, me quedaba tranquila y seguía nadando. Saliendo a la superficie, respirando y luego volviéndome a zambullir. El sólo me miraba y yo siempre sentí que con él me pasaba algo muy extraño: que podía estar frente a él horas sin hablar, sólo mirando al frente, sintiéndome tranquila y calmada con su presencia. Tranquila y calmada con su presencia especial. Que era sólo eso, la presencia del silencio. Y su gesto de siempre, de pararse medio ladeado, con la espalda encorvada hacia afuera, destacando el perfil de su cuerpo de una manera distinta a la del resto de la gente. Y su presencia era agua, sutileza, firmeza en los ojos, silencios en la boca. Un sólo silencio que salía de su boca. Un silencio lleno de palabras, lleno de gestos, lleno de querer tocar, pero no poder hacerlo. Un silencio que a veces era útil y que otras veces no servía para nada.
Una vez apareció en mis sueños cerca de mí y me decía que le daba miedo tocar mi piel. Le daba miedo, porque pensaba que al tocarme, me iba a volver aire y me iba a meter dentro de su boca. Le dije que no tuviera miedo, que no hiciera nada, que se quedara en paz. Que todo fluía, pero que así como podía suceder todo, no podía suceder nada. Todo fue silencio al final. Era un silencio exquisito, como un manto de seda que te envolvía.
Pero sus silencios me comenzaron a molestar y desearía que me gritara en la oreja lo que fuera, o sin gritar, sólo hablar y decir algo al oído, cercano, intermitente, sin ruido. O decirlo en silencio, pero otro tipo de silencio. Un silencio hablado, que parte de una gota de agua y termina en un vendaval ruidoso, como el estruendo del agua en un pedazo de piedra. Si alguien fue capaz de llegar a tí, no entiendo porqué yo no, si estoy ahí, nadando al lado, mostrándome como soy, sin caretas ni tapujos, así, transparente y a veces fría, como el agua, como esa agua, como aquella agua de los sueños. Sin ahogarse. Nadando siempre a la deriva. Siempre, como una sirena que desea romper un reloj de arena en el fondo del mar. Si sólo lo supiera, si tan sólo yo lo supiera. No era nada de ahogarse ni quitar el tapón. Nada de eso. Era nadar. Un movimiento sutil con intención.
Las luces amarillas comenzaron a parpadear en mi mente, y a lo lejos, tu espalda se va formando cada vez más concisa, más precisa, más formada y ladeada. Y ahí estás, y te quedas. Pregunto si esperas algo. Vuelvo a sumergirme. Salgo y continúas ahí. No cuesta nada dar un beso en la frente para desaparecer sin dejar de estar ahi. Si sólo supiera. Si tan sólo supiera.

7.1.09

BI

Una vela derritiéndose en mi mano, en las manos de alguien también. Cera de la vela cayendo por mi mano hacia el suelo en pequeñas y espesas gotas que apenas tocan el suelo se transforman en pozas blancas sólidas y resbalosas. Mis pies descalzos y al lado otro pie descalzo de alguien que no conozco.
Atrás de mí alguien me susurra sobre la cabeza que tiene la sangre dulce y espesa, como chocolate con mucha azúcar. Es una sangre que a veces se transforma en mermelada, me dice y que, como consecuencia de eso, se siente el cuerpo pesado y las venas inflamadas, con una velocidad lenta que abarca de la cabeza a los pies o viceversa. Cuando la lentitud viene de los pies a la cabeza es imposible caminar. Tampoco es fácil pensar.
La vela ha terminado de derretirse en mi mano y la persona detrás de mí se ha hecho un tajo en el dedo pulgar de su mano derecha. No es un hilo de sangre, es un cordón espeso que se deshace entre esa piel. Dice que no duele. No le creo, me acerco y acerco mi boca a ese dedo para probar el sabor. Es sangre, una enorme porción de sangre que sale por un dedo enardecido. Y mi boca dice que es dulce, que su sabor es dulce.

6.1.09

Caída

Anoche pisé el vacío. Fue como si mi pie volara sin volar y, al mismo tiempo, abriera un espacio dentro de él para que entrara el aire que se fue a mi cabeza.
Anoche pisé el vacío. Sentí la oscuridad dentro de mí. Anoche pisé el vacío.
Sentí que por un instante me pisaba a mí misma. Leve, sin dolor, sin peso.
Anoche, pisé el vacío.
Anoche pisé, el vacío.
Anoche, pisé, el vacío.

1.1.09

¿Sopa tomada?

Ya sé cual es tu problema: te demoras mucho en comerte la comida, aunque esté servida y al alcance de tu mano, en tus narices, frente a tí. Y esa demora no sirve, pese a que baste que te retiren el plato para que lo reclames a viva voz.