29.11.08

La fragilidad de la pobreza

No hay nada. Ellos están y detrás de su mundo no hay nada. No tienen nada arriba, en el cielo, ni nada abajo, en la tierra. No tienen nada de nada. Están ellos y su miseria cruzada en el mundo como testimonios de sus pequeños pies, de sus pequeñas manos, de su pequeña cabeza, de su pequeño destino, de su pequeña humanidad. De un camino sin vuelta, o que si bien la tiene, no ha dado pie atrás. No conocen los giros, no conocen las distancias, no conocen la felicidad. Y eso que la felicidad no existe, para ellos sólo existen momentos de felicidad que se olvidan. La desgracia marca sus vidas y sus caminos están hechos de cenizas. Sólo quedan sus pasos, que tras unos instantes serán borrados por el viento. Y cruzados siempre, cruzados por el camino de lo inevitable, sus propias vidas.
(A propósito de "El toro por las astas" de Juan Radrigán)

28.11.08

Espontánea

Me enredo en sábanas, en cemento, en hierba fresca. Me enredo en el agua, en tus pequeños vicios, en mis pequeños vicios.Me enredo en mi mente. ¡Me enredo en mi propio cerebro! y sólo yo puedo salir de ahí.

Verdades

La realidad está en la mente. Todo es mental. Todo es absolutamente creado en la mente. Lo que tengo en mi mente lo tengo en mi mano.

27.11.08

Toda una larga noche

Tus pasos me despertaron, por eso, me destapé y puse las piernas estiradas sobre el colchón, adivinando si esos ruidos eran los tuyos. Tu presencia era suave, pero percibida perfectamente por mí y por mi sexto sentido. Te sentía cerca. Estabas cerca. Me levanté despacio y un calor me atravesó la espalda desde el cuello hasta la cola. Un calor fuerte, persistente, temido por mí. Sentí que me tocaste el hombro, que pasaste tu aire por mi nuca, sentí tu olor a recién afeitado aunque no me gusta que te afeites, el after shave Axe que usas. Sentí tu pelo almidonado, tus manos toscas pero sensuales. Te sentí de noche. Fui al baño y me senté en el wc sin levantar la tapa. Cerré los ojos y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Estabas ahí, a la distancia, pero ahí. Las baldosas estaban frías y me calmaron el calor. Decidí ducharme, regulé el agua lo más tibia que pude y al meterme bajo el chorro percibí que me observabas a la distancia, detrás de la cortina de baño, quizás sentado en la misma taza del wc donde hace unos instantes estaba yo. Quise correr la cortina, pero me dio miedo. Te imaginé rapado y con los ojos delineados con kohl. Vestido sólo con un pantalón blanco y descalzo. Cuando abrí la cortina, ví que estabas de espaldas, pero vestido tal como yo te imaginaba. Te llamé. Pronuncié tu nombre despacio, casi en susurros, pero proyectando la voz. Te diste vuelta y sin decir nada, me acercaste la toalla. En vez de gritar, la agarré rápido para poder vestirme y volver a la cama. Una vez ahí, me acuesto, me doy vuelta hacia la pared, que es como siempre duermo, en el costado izquierdo de la cama y siento que sin verte, te estás acostando a mi lado, despacito, para no molestarme, pero te acuestas. Siento tu respiración, la temperatura de tu cuerpo, la energía que emana de tu nariz cuando respiras. Y te apegas a mí. Me acomodo a tu cuerpo, entrelazas tu brazo con mi torso y te quedas ahí, dormido. Respiramos con el mismo ritmo. Siento olor a flores y a viento de cordillera, siento olor a tí, a tu esencia. Me doy vuelta y duermes plácidamente. Te hago cariño en la frente, despacito, como un cariño de bebé. Te beso en los labios suavemente. Te remeces y acercas tu cara contra la mía, yo me dejo estar en la tuya y siento que no te has afeitado en dos días y eso me pone feliz. Así me quedo, con un roce feliz en tu cara. Agarro tu mano fuerte, la coloco en mi cintura, me doy vuelta y me pongo a dormir de nuevo. Hace tiempo que no dormía tan bien. La mayoría de las veces sueles despertarme a las dos de la mañana y luego no hay nada. Hay veces en que siento que a la distancia te sumerges en mi cuerpo como un animal, como una ola que entra en la arena, como un viento fresco en un campo de rosas rojas, como un dulce en la boca de una mujer, como un delfín saltando en una nube de fantasía. Al otro día, cuando despierto, la silueta de tu cuerpo está en mi cama. La toco y es verdad, estuviste ahí. La toalla del baño estaba mojada. La ducha con rastros de agua en la tina, mis pasos marcados en la alfombra de mi pieza. Un olor a rosas rojas en mi haitación. A rosas rojas mojadas, como el aliento del pasto recién cortado que sale de tu piel. En mi espalda, una marca de fuego inexplicable.

26.11.08

Experimentación mental

''Digamos que estaba probando los límites de la realidad, eso era todo: simple curiosidad''

"Creo en un prolongado trastorno de los sentidos. Viviendo en el subconsciente la verdad esconde lo infinito de nosotros mismos".

"No estoy loco, estoy interesado en la libertad..."

"La muerte nos convierte a todos en ángeles"

"Hay imágenes que necesito para completar mi realidad"

Jim Morrison (The Doors)

25.11.08

Llegué a tu puerta

Y me levanté a mediodía, me duché, tomé jugo de naranja natural, un vaso de leche cultivada y pan con palta, compré lo que tenía que comprar, tomé el Transantiago, me bajé en Plaza Italia, caminé como cuatro cuadras, llegué, saludé, entré, subí escaleras, llegué, golpeé la puerta y me propuse devolverme lo más rápido posible, así que bajé escaleras, salí, despedí, corrí, corrí como cuatro cuadras, esperé el Transantiago en Plaza Italia, me bajé, devolví lo que compré, no me quérían dar la plata, alegué, me la devolvieron, caminé hasta mi casa. Me desvestí, me acosté bajo las tapas y me dormí esperando que llegara la noche para hacer lo mismo.
Debería haber filmado el trayecto de ida y de vuelta.

24.11.08

Moscas en la casa

Un día nublado. Calor a mil. Ventanas cerradas por haber olvidado la clave para desactivar la alarma. El sol no quema, cruje detrás de los vidrios. Una mosca está en una pieza. Junto a ella hay otra mosca. Las dos juntas se procrean rápidamente. Voy a acostarme. Duermo mal. Siento un pequeño zumbido en mi oreja. Un zumbido que cada vez se hace más fuerte. Me despierto. En mi pieza hay cinco moscas. En el living unas cuantas, en la cocina más de veinte. Y todo cerrado. Y yo con la clave de la alarma olvidada. Y todo se ahoga, todo es ahogo. Y me siento al computador y las moscas me tapan la pantalla. Y todo está cubierto de moscas. En el baño hay moscas muertas en la tina, en el lavamanos, en la tapa del wc. Vomito largo y tendido. Las moscas se acercan a mi vómito. Vomito un poco más y no sé que más hacer. Las espanto con la mano, pero se pegan en mi brazo, en mi cara, en mis labios, en mi frente, en mis orejas. Se pegan en todas partes. No se salen de mí. Se quedan ahí, unas al lado de las otras.
Me he acordado de la maldita clave. Abro la puerta, es de noche y cuando todas salen, una invasión de polillas me impide entrar en la casa. Me he quedado afuera fumando toda la noche. Dormí en el banco que está en la entrada de mi casa. Y lo último que ví fue un enjambre de polillas en una ventana que había quedado cerrada.
Bichos en la casa.

21.11.08

Plácido y simple

Sensible corazón
etéreo pensamiento
liviano sueño
sencillo pasatiempo
pacífico paso
tibio tiempo
delicado calor
cóncavo sentimiento
convexo remordimiento
roto corazón
armado pensamiento
destruído sueño
corrompido pasatiempo
arreglado paso
reparado tiempo
carcomido calor
engullido sentimiento
disparado remordimiento
colocado corazón
sentido pensamiento
soñado sueño
amado pasatiempo
odiado paso
sentido tiempo
sencillo calor
cariño sentimiento
caramelo remordimiento
caída corazón
caricia pensamiento
cabello sueño
caballo pasatiempo

19.11.08

Colonia de bebé

No es agua, no es aire acondicionado, no es brisa de verano, no es ventilador, no es aire de mentira, no es un helado, no es eso. Lo que me quita el calor es la colonia de bebé. Colonia de guagua para que no suene cursi. Pero tiene que ser la amarilla. Y Babyland porque la Simond's me da alergia. Nada de perfumes caros ni sofisticados. Una colonia de guagua, así de simple. He descubierto que el olor no es indiferente, porque además de ser sutil, es como un olor a sueño, a dulzura, a inocencia, todas cosas que todavía tengo, pero en una pequeña medida. Casi inexistente, pero que cuando sobresalen, sobresalen. Es cosa de provocación, como diría mi alter ego que a veces se desaparece. O mi pequeño demonio, que salta sobre mi cabeza como un saltamonte.
Hablando de demonio, tengo ganas de cometer un pecado. Original, obvio, porque viene de mí.

18.11.08

...

Si todos tuviéramos licencia para ser perversos el mundo funcionaría a las mil maravillas, pues lo prohibido sería legal. No hay nada más inalcanzable que lo prohibido se vuelva legal. No hay nada más excitante que jugar a que lo prohibido es legal.

17.11.08

La espuma de los gatos

Pedazos de chicle mordidos y escupidos.
Duros, derritiéndose en el infierno del pavimento de un día de sol.
Pedazos de patas cortadas, pelos cortados, uñas extraídas con alicates.
Pedazos de carne putrefacta olorosas a Carolina Herrera.
El asesino de gatos usaba perfume, peluca y tacones altos.
Vomitaba después de matarlos, porque según él, eran encargos que aceptaba por falta de dinero.
La policía lo condenó a muerte.
Lo hicieron comer chicle hasta destruírle la mandíbula, lo dejaron un día entero quemándose en el pavimente en un día de sol. Le cortaron los pies, le cortaron el pelo y le sacaron las uñas con alicates.
Maulló como los gatos.

16.11.08

Nubes

Estoy feliz. Me comí una nube de algodón. No me acordaba del placer de sentir ese dulce de azúcar derritiéndose en mi boca una y otra vez. Me volví a sentir niña.

14.11.08

¡Mira detrás!

Cuando manejo de noche miro dentro del auto a ver si aparece alguien que se ha metido de improviso. Cuando me bajo del auto he llegado a revisar si he puesto la alarma más de dos veces. En una ocasión estaba ebria y revisé el auto cinco veces. Olvidé que me iba a subir, pero al menos si estaba bien cerrado necesitaba encontrar con urgencia la llave.
Camino hacia donde tengo que ir, y cada cierto rato me doy la vuelta y miro si alguien me sigue. Esto lo hago a veces, especialmente cuando voy sola por la calle, sea una calle conocida o desconocida. Una vez alguien que conocía, pero que yo no sabía que venía detrás, me tocó el hombro y estuve a punto de pegarle una cachetada. Era un amigo, aún así me quedé paralizada. De repente siento que me siguen y no hay nadie. Me he dado vuelta a mirar cuando no tengo más compañía que mi propia sombra. A veces hay gente que me toca y de la cual siento su energía cuando ya ha dejado de tocarme. He conversado con desconocidos en lugares de paso, pero siempre que haya más gente. Le dije a un tipo desconocido que leyera un cuento mío. No dejé que lo terminara. Nos estábamos quedando solos y era tarde.
Nunca hables con extraños, me dijeron más de una vez. Me gusta hablar con extraños porque sé que ellos me ven como otra extraña que los saluda y con quien pueden tener una conversación agradable o desagradable, no importa, es conversación al fin y al cabo. Ayer hablé con alguien que estaba esperando a otra persona, mientras yo esperaba a la persona con quien me iba a juntar. Hablamos de tatuajes, del destino y de las cartas del tarot. Ella se fue y yo me quedé esperando y la persona que tenía que llegar, llegó. Los extraños a veces hacen que el tiempo pase más rápido.
Cuando iba camino al auto sentí que alguien me observaba. Después dije que era una tontera pensar eso. Y en realidad, era ridículo, pues era demasiado tarde.

Revolution

Caída del cielo me encontré debajo de la cama con un gato invisible.
Caída del gato me atravesé en tu cama por un cielo invisible.
Caída de la cama me atrevesé en el cielo con un gato invisible.
Amaba los gatos, detestaba los cielos nublados.
Amaba el cielo, detestaba los gatos matados.
Amaba la cama, detestaba la cama deshecha.
Y me caí del cielo, me subí a la cama y acaricié un gato.
Y me caí de la cama, me subí al cielo y acaricié un gato.
Me comí una nube y todo el cielo cayó en mi estómago.
Mi estómago adquirió la forma de un gato y me botó a la cama.
Mi cuerpo tomó forma de cama y acogió un gato.
Mi cielo tomó la forma de mi cuerpo y se envolvió sobre mí.
Desperté transformada en un gato de plumas de algodón.
Un gato que vivía en un enorme palacio llamado cielo.
Un cielo azul, porque las nubes estaban en mi estómago.
Y mi estómago, se había vuelto hueco y era el piso de ese enorme palacio.
Me estaba volviendo loca, con mi estómago pisoteado.
Exploté. El piso se rompió. El cielo se puso a llorar.
Yo nací de nuevo con piel de gato y una nube rondando mi cabeza.
La nube la rondaba por dentro y por fuera.
Sentí ganas de volar y en vez de eso me salió un maullido de las entrañas.
El gato en mi estómago, el cielo en mi cabeza y mi cama ya no existe.

13.11.08

Helado de agua

Cote caminaba por la ciudad con un calor indescriptible. Sentía su cuerpo pesado, el cerebro adormecido y las neuronas anestesiadas de tanta temperatura en la piel. Percibía que todo circulaba en cámara lenta, lentísima, demasiado atropellada para la velocidad de sus pupilas. Sus zapatos se llegaron a mojar de tanto sudor que expiraba de sus dedos. Su cuello, doblado hacia atrás, quedó empapado con la transpiración que emanaba de sus cabellos. Todo era un río de agua humana que lo languidecía. De pronto, por detrás, alguien le tira un cubo de hielo que cae debajo de la polera. El escalofrío que sintió lo revivió al instante.

11.11.08

My blueberry nights


Simplemente Jude Law!!! Qué ganas de estar así!!! En medio del vendaval de la ciudad!!


Caía y caía

Ella iba caminando por la calle. Orgullosa, con la frente en alto, luciendo sus hermosos zapatos de tacón rojo, los que había rescatado la noche anterior de una bolsa de basura que dejó la vecina afuera de su casa. Caminaba mirando a las gentes, a los perros, le hizo cariño a un niño y se asustó con un mendigo que vio fuera de la estación de metro. Algo cayó dentro de ella. Una gota resbalando por su bajo vientre. No es nada, pensó. Después, un fluido más largo comenzó a bajar. Se detuvo. Mandó a la mierda a la ciudad por no tener baños públicos cerca. Pasó a un restorán, coqueteó con un mozo y en un pequeño baño, apenas iluminado, con un agujero en el techo que dejaba pasar la fuerza del sol en una mínima porción, sentada en un water apenas limpio para sentarse, se dio cuenta que habían pasado 28 días de nuevo.

10.11.08

Mis pequeños soles

Siento alas batir sobre mis espaldas todo el dia y en la noche también. Escucho canciones agradablemente extrañas en mis oídos. Un ser invisible pasa sus manos por mi cuello. Cierro los ojos, me relajo. Ellos están conmigo.

7.11.08

Desiderata

Las palabras extrañas salieron de mi mente hacia afuera, como un laberinto roto por una estampida de cemento mágico, que destruyeron las esquinas de mi cerebro, rompieron mi encéfalo, provocaron la huída de mis neuronas y el escape de mis pensamientos. Provocaron un coma cerebral, que empezó a las dos de la mañana del 27 de enero del 2009 y terminó el 15 de abril del 2020. Cuando desperté nada era lo mismo. Todos seguían igual, pero nada era lo mismo. Es lo que llaman la inconmesurabilidad de las enfermedades. La desmesura de los sucesos, la trampolinidad de lo terrible, porque todo lo que avanza hacia afuera puede avanzar hacia adentro. Se me fueron los sueños y las pesadillas. Sólo estaba despierta encima de mi cama, mirando el techo. Antes de irme a dormir en esos tiempos, una grieta que no existía había aparecido.

4.11.08

Untarte con crema

Me pongo aceite emulsionado en las manos. Una abundante cantidad. Vierto el aceite sobre tu espalda y te quejas porque la crema está fría.
Hace calor, estamos debajo de un árbol y rodeados de cerros.
Esparzo la crema sobre tu cuerpo y puedo sentir tu piel, un poquito dura debajo de esos pelos. La piel se va soltando de a poco.
Miro tu cara y observo que no te relajas. Te cuesta. Tienes los ojos abiertos.
En un primerísimo primer plano estás viendo los pastos que están a la altura de tus ojos.
Siento las vértebras de tu columna. Las masajeo una a una.
Siento como debajo de tu cuello y a la altura de tus hombros tienes pequeños nudos. Los apreto. Gimes. Te pregunto si duele. Me dices que sí. Ahora masajeo más despacio, con la yema de los dedos. Suavecito, pero persistente. De a poco se deshacen los nudos.
Coloco crema en tu cuello. Se ve tan frágil. Se siente frágil. Siento ganas de apretarte el cogote, pero silenciosamente me río y prefiero hacerte un masaje suavecito ahí. Despacito, luego un poquito más fuerte.
Despliego mis manos con toda libertad sobre tu espalda. Subo, bajo, amaso, apreto, suelto, subo, bajo, amaso, apreto. Coloco las palmas de mis manos con toda la presión posible sobre tu espalda. Lo hago de arriba a abajo. Una y otra vez.
Duermes.
Estoy feliz.
Alguien nos observa.
Termino.
Ahora mis manos están suaves y tu espalda también.
Suave y encremada.

3.11.08

Resentimiento

Yo ya no quería nada, así que me vestí de negro y pesqué mis maletas. Me fui en el último tren de la tarde para no volver...