14.2.08

2X

El amor no muere,
sólo cambia de lugar en la memoria...
(frase robada de un Fotolog)

Me considero una mujer afortunada...miro fotos de parejas y cada día me convenzo más que los hombres eligen mujeres convencionales para su existencia.Simples, que no hagan escándalo, que sean formales, seriecitas.

Yo no soy una mujer convencional.
Me alegro de no ser una mujer convencional.
Prefiero mirar el mundo desde otro lado.
Aunque me digan que estoy loca, cosa cierta absolutamente.

13.2.08

Nononnonononononononononononononononononnononononono.
El teclado sirve para jugar cuando hay días que la mente se enlentece.
A un día y algo más de Santa Marta.
La vida parece demasiado larga hoy.

12.2.08

Mandíbula

Las fauces adoloridas se quedaron atrás de la cabeza por la fuerza con que fueron lanzadas.Los dientes estaban al aire y las encías ensangrentadas. Corrían hilos de sangre como ríos escarlatas, que devoraban la piel y los pelos, los nervios, las lágrimas del dolor, que se fugaban de ojos abiertos, de párpados ya estirados sin poder devolverse hacia adelante.


Y la bestia estaba sola, se quedó sola en el borde del camino. Nadie pasaba. Nadie la miraba, nadie podía compadecerse de su estado decrépito. Ni las moscas, que encontraron su carne demasiado amarga para el placer de su gula. La bestia estaba sola. Abandonada por el dolor de la muerte.


Un homicida anónimo se cansó de sus ladridos, se asustó y lanzándose con toda su fuerza sobre ella le agarró el hocico, se dejó morder el borde de los dedos y así, con las dos manos adentro de la boca del animal, envuelto en la baba de él, tiró hacia atrás, hasta sentir el ruido de la fractura de la mandíbula.


Y luego lo tiró al suelo, con una mueca de asco y decepción. Tan poco costaba matar a una bestia...tan poco, que era mejor dejarla botada. Claro que no es olvida del último gemido antes de caer. No se olvida, de ese aullido lastímero que dañó un cuarto de sus oídos.


Era mejor darse la vuelta. Huir de las moscas que pronto llegarían, de los gusanos que nos recuerdan lo asqueroso de un proceso de muerte, de depredación, de desintegración corpórea, de pasar a ser nada mediante un cambio abrupto y silencioso. Como todo proceso que encadena una acción tras otra y que tiene un resultado final.


Yo no sería capaz de matar a nadie. He tenido ganas de hacerlo, pero me costaría mucho hundir un elemento externo en la carne de alguien para eliminarlo. A veces sueño que me matan en un lugar extraño. Nunca veo la cara de mi homicida. Me veo rodeada de gente en un ataúd negro de madera. De fondo se escuchan cantos gregorianos, me tiran flores y el cura es enorme, de cara seria y enojada. Parezco una niña adentro de un ataúd, escuchando y viendo todo lo que sucede. Me siento pequeña, estrecha, casi claustrofóbica. Toco el vidrio, que está lleno de lágrimas de la gente que se despide. Pongo la mano sobre él y despierto por el frío que me da. La gente comenta lo tranquila que estoy y sólo siento que floto en el satín que está dentro de la tumba. Quiero llorar y no puedo. Ahí es cuando despierto.


Cuando tengo pesadillas siempre abro los ojos y me siento en la cama con la polera del pijama empapada en sudor. Me levanto de improviso y la humedad de las sábanas me da frío. Como una ráfaga de viento de un día de invierno.


Con mis dientes apretados, como si me quisieran romper la mandíbula y no hubiesen podido.

11.2.08

La perdición del sueño

Cielo.
Estrellas y escaleras que nunca terminan.
Destino.
Prisión.
La libertad del alma en la necesidad de los ojos.
Los ojos demasiado cerrados, pensando en la luz, queriendo volar.
Ir más allá. Siempre se puede volar más alto.
Se puede, si los sueños que están se derivan en la memoria.
En los sentidos, en la capacidad de soñar al revés. Queriéndolo ver todo real.


Me quedan 3 días y medio para Santa Marta...

8.2.08

Espacios

Las percepciones cambian cuando se evoluciona con gente distinta a uno. Personas iguales no generan cambios de perspectiva. Generan realidades. A veces es bueno soñar con gente diferente. Es bueno decir que puedes estar solo o rodeado de gente que te va a hacer bien.
Imposible decidirlo en un santiamén, pero en algún momento u otro se tendrá que decir algo. Aunque sea levantando el brazo en un mar de gente desconocida.

6.2.08

El ritual de la novia

Un calzón blanco guardado en el fondo del último cajón de la cómoda. Un calzón blanco de encaje, con blondas en satín, diminuto y engarzado en un pequeño pedazo de metal para mantener las formas del doblez. Lo desdobla, con sus manos frágiles por los nervios. Una por una saca las partes del calzón para ver la prenda completa. Como desanudando cordones de terciopelo, no, mejor cordones de piel de bebé. Con cuidado, mucho cuidado.
Y pronto, al ver el calzón completo ve la placa de metal que le recuerda ese día. El día de Julián. El día que Julián le dijo que si conservaba ese calzón podrían volverse a ver. Ella se lo quiso dar de recuerdo, pero él no aceptó.
Y ahora, que quería volvérselo a poner, divisa la pequeña marca en él. Un corazón bordado con hilo violeta. El corazón bordado con el mismo hilo con que ella suturó su dedo esa noche. Con dolor, mucho dolor y a la vez con alegría, porque la herida se terminaba para siempre. Empezaba la llaga en el dedo, pero sentía que se le iba por el alma, por la boca y los sentidos.
Lentamente sacó el hilo del calzón, con mucho cuidado, casi sin dejar marcas a pesar del tiempo y nuevamente enhebró la aguja, le hizo el nudo y comenzó a crear la costura de una pequeña herida en la planta del pie. Sería el recuerdo de la noche en que no podía dar marcha atrás.
Los calzones fueron quemados con el encendedor, y las cenizas absorbidas por el agua del w.c.
Nunca más.
Apenas pudo ponerse los zapatos para entrar a la iglesia. La marca de la sangre en ellos la hacía sentir reluciente.

Ya no Julián, ahora sí que nunca más.

Exiztncia

Miro tus ojos y me convenzo que el mundo avanza demasiado rápido para tu mente, o quizás demasiado despacio, en el que tu retina no alcanza a captar las imágenes que tu cerebro quiere. Tu cerebro es la única parte de tu cuerpo que te domina, que te hace agacharte y caminar en cuatro patas hacia donde él quiere que vayas. Sin una puta lágrima. Sin gemidos ni ladridos. Es tu cerebro el que te dice qué hacer, el que guía tu camino, el que desvía tu corazón de la realidad, pese a ser alguien extremadamente sensible.
No puedo dormir.
No quiero dormir.
Es insomnio inducido por mí.
Tal vez quiera dormir, pero me da susto abrirme a mis ojos cerrados. O quizás fue el taco con mayonesa que me comí hace poco.
No hace calor, es de noche. Es verano.
Necesito irme de vacaciones.
Necesito aislarme de todos los que conozco.
Algo así como vivir otra vida en otro lugar. Un silencio intermedio.
A la vuelta teatro, mucho teatro. Trabajo y la misma rutina de siempre, con el reloj de la oficina que no avanza.

1.2.08

Sangre, sudor y lágrimas

Nadie me dijo que el teatro era un juego, y pese a que nunca lo ví así, creo que es una vida de rigor, sacrificio y disciplina. Pero me encanta, y es un camino que disfruto a mil, que me ha enseñado a dar pasos en mi vida que en un comienzo me costaron, pero que siempre van a la par con la evolución, con el desafío, el amor al arte, al texto, al movimiento y la energía que se produce con los compañeros en el escenario.
Ensayar, memorizar, planificar y en definitiva vivir el teatro es una de las cosas más bellas que me ha pasado en la vida, porque es entrega y no dudo en entregarme a aquello que me apasiona, sean personas o situaciones.
A veces me pregunto cómo es posible que algo abstracto como lo que se vive en escena, pueda llenar tanto la vida de alguien, y así es, porque por hacer teatro soy capaz de olvidarme del resto del mundo y enfocarme en sólo lo que me tiene que interesar en ese minuto. Una prueba, los últimos días antes del estreno sólo pensaba en mi personaje la mayor parte de las horas y, antes de dormir, repetía el texto con la correspondiente planta de movimientos una y otra vez, hasta quedarme dormida al fin.
En definitiva, lo había asumido como parte de mi vida, y con el pasar de los días después del estreno, siento que así es, que podría dedicarme a full a esto, porque es amor por algo que se hace, que te llena, que te multiplica el cerebro por mil. Y te ayuda a relacionarte con las personas sin límites y a explorar los rincones escondidos de tu personalidad, para armar un personaje que cobra vida gracias a uno mismo.
Y la angustia del personaje que ya no está, las situaciones o circunstancias que ya no se volverán a vivir, las emociones que vinieron, se quedaron y se fueron para volver sólo en el momento en que se necesiten. El teatro es magia, pero también trabajo, mucho trabajo, sólo que yo estoy dispuesta a hacerlo, toda la vida si fuera necesario, con sacrificio, para sentir al final los aplausos del público con una sensación casi orgásmica, casi celestial, que transporta a otro planeta.
Mi vida es pasión certera, como sangre que corre por una muralla blanca en una línea delgada, para posarse sobre un cuerpo desnudo de espaldas. Y, esa sangre, llegará a ser parte de la mía, para hacerme más mujer, más persona, más humana, más artista, con más vida y pasión por lo que hago, lo que pienso y lo que proyecto en mi mente.