17.5.05

Ojos nublados (o escribir para vivir)

Cuando la pluma se cierne veloz sobre una hoja o en su defecto el teclado vuela sobre la pantalla, los sentimientos adquieren forma y sentido. Las cosas pasan y la imaginación puede llegar más allá de los límites que los mortales se plasman en sus vidas. Vidas monótonas, en la que siempre haces lo mismo y en la que la necesidad de hacer algo nuevo en algún momento se torna urgente. Escribir para mí es necesario para vivir. Es mi vitamina de todos los días, es lo que hace explorar el mundo inconsciente, la sabiduría subconsciente y la intuición conciente y meditada. Actuar es necesario, pero escribir puede ser una solución urgente. Pintar también me libera, pero escribir es lo que otorga sentido a mi vida. Cuando escribo es cuando me siento libre y plena porque nadie me limita en los espacios que creo para ello. Me gusta dar forma y moldear. A veces, cuando estoy frente a la pantalla y no se me ocurre nada, por último escribo tonteras que más adelante pueden ser algo inteligente. Como ahora, en que me propuse terminar un libro que quiero publicar. Quiero que la gente me lea y sepa lo que plasmo en mis hojas. Alguien dijo que escribir un libro es como un embarazo pero mucho más rápido o muchísimo más lento según sea quien lo escribe. Me gusta escribir rápido y luego corregir. No me gusta corregir en realidad, pues creo que los elementos escritos son mucho más veraces cuando están a la primera, cuando son recién vomitados de la mente al papel. A veces la búsqueda de la intuición cansa y obstruye. Cansa, porque hay que hacer ritos mentales para que aparezca...también destruye, porque es una pérdida de tiempo. No digo que el surrealismo sea lo mejor, pero sí es un método de hacer arte escrito que a veces sobrecoge a la gente.
Para escribir se necesita soñar y para soñar se necesita vivir. Mientras más vives, más escribes y aunque esto no es suficiente, el soñar puede reemplazar al vivir. ¿No es eso lo que hizo Icaro?, ¿desafiar a los dioses? Puedo desafiar a los dioses a través de mi pluma. Con eso, dejo que mis ojos estén nublados y mi mano se transforme en un mero instrumento de mi mente. La mente es tan poderosa que puedes tener miles de ideas en la cabeza, pero si estás desganado tu mano no se moverá. Es complicada la esencia del escribir en el ser humano.
Me gusta escribir porque así no tengo que fingir. Me gusta teclear porque así parezco inocente y poco soberbia. Me gusta deletrear las palabras porque siento que tengo poder sobre ellas. El poder sobre las palabras reside en la capacidad de dominarlas y un buen dominio de ellas es lo que reside en el acto de escribir.
Cuando sueño, podría contar en un libro lo que me pasa y puedo asegurarles que sería más interesante que mi inconsciente. Cuando uno escribe vende la pomada y traspasa a los otros los rollos que uno tiene consigo mismo o con los demás. No ser enrollado no es ser humano. Nadie tiene derecho a no enrollarse ni prohibir que se enrollen los demás. La gente enrollada puede escribir mejor.
Las personas con el alma complicada y oscura podemos llegar al fondo de las cosas. Ver un rayo de luz donde no lo hay. Observar la maldad en una bondad evidente. Descuartizar a una persona sin ser asesinos. Podemos llegar donde sea, es cosa de agarrar la pluma y escribir. Es lo mismo que hacen todos los artistas. Para mí, el escribir es un arte divino, un traspaso de imágenes a la realidad virtual o real. A un libro o una pantalla. ¿Quieres ser un semidios?, entonces escribe. Adquirirás poder por sobre todas las cosas, porque con sólo dejarlas plasmadas evitarás que se las lleve el viento. Quedarán en tí por siempre y para siempre. O sino, resígnate a que tus ojos se queden nublados.

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