1.7.09

Tus manos

Las olas golpeaban el acantilado con fuerza. Eran olas enormes en una playa abandonada. Llegamos por casualidad, de tanto querer escapar del ruido de la ciudad. De pronto, me sentí sola y te lo dije. Me abrazaste por los hombros. En realidad lo que yo quería era sentir tus manos en las mías. Manos nudosas y peludas que me recuerdan las patas de un lobito. Manos enormes y protectoras que me recuerdan a mi abuelo. Manos grandes y tibias, que tienen un cierto perfume a perversión. Manos así. Manos de hombre. Manos suaves y cálidas, como una tarde de verano. Te pido que tomes mi mano y la agarres firme, que nos tiremos al precipicio. Estuve averiguando y el agua es lo suficientemente profunda como para no permitirnos morir.

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