1.7.09

MANTRA

Me metí en tu sueño y vomité. Vomité todo lo que tenía que vomitarte. No hiciste nada. Sólo te bañabas en una tina que estaba en tu departamento que no era tu departamento, porque en tu departameno no hay una puerta de vidrio que oculta tu forma ante el que está sentado en el WC. En tu departamento hay una cortina de baño, no una puerta de vidrio, insistía, pero tú te lavabas el pelo con un sofisticado shampoo carísimo, de marca, que alguien te recomendó alguna vez. Quise asestarte un atornillador en el cráneo, pero en vez de eso observé pacientemente cómo te bañabas. Pregunté si estabas muy sucio y me dijiste que siempre estabas sucio. Me reí. Tú no te reíste. Me acordé de la pistola que guardabas en el estanque de la taza del WC. Me puse a pensar en el tiempo que llevaba en no hacerme la manicure. Tal vez debería sacar la pistola, pensé, mientras tu brazo se asomó delante de la puerta de vidrio para sacar la toalla. Y acá estoy encima de tu cama, en el departamento en que vives mientras me apuntas con una pistola que gotea sobre mi cara y yo confundo las gotas de agua con el llanto y tú te ríes y me dices que no llore, que la pistola es de mentira, que tengo que estar tranquila, entonces te quito la pistola y vuelvo al departamento que no es tu departamento, te asesto un balazo en la cabeza, luego otro, y otro, y otro mientras cuando estoy en la cama, me llenas a besos, te respondo y tú trajinas mi cartera porque piensas que no miro, cuando en realidad me doy cuenta de todo, y encuentras un porro de marihuana y nos fumamos el porro, cuando de repente estoy en el baño que tiene la puerta de vidrio y esa puerta está toda ensangrentada y yo tratando de escaparme por la ventana, que es la misma ventana por la que miro el anochecer de la ciudad completamente drogada.

No hay comentarios.: