1.3.09

Extasis profundo

Arcoiris de colores fluo.
Una taza de té verde con LSD disuelto.
Un pedazo de ventana que te hace ver el universo de cabeza.
Yo desnuda, detrás de una pared de algodón, escapándome de un príncipe que está disfrazado de ogro y sueña con violarme. Lo puede hacer, pero mi cara es de una perra, por eso es que me tiene miedo y cuando me ve trata de arrancar y no puede, porque sus zapatos se quedaron pegados en una alfombra de chicle que me costó cinco años en fabricar y no sé cuantos dentynes, dos en uno, mitismitis y otros. El no se quiso despegar, porque los chicles tocaban música, por eso, cuando su enorme cuerpo se desarmó en la alfombra, su piel se fue quedando pegada, casi deshaciéndose de su contextura, para transformarlo en una masa asquerosa, mezcla de células, músculos, nervios, baba y chicles descompuestos. Yo volví a mi cara de princesa, y él se quedó atrapado sin poder salir y con su cara de ogro para siempre.
Mi ventana ahora muestra un atardecer de color rosado.
Mi taza de té verde está vacío y mi habitación está igual que siempre.
Ya no hay arcoiris, pero no sé de adonde, me nace una alegría de verdad.

No hay comentarios.: