12.2.06

Esto es verdad...

Algunos extractos de un artículo que salió en La Nación Domingo y del que me pareció interesante destacar algunas frases:

Por lo obvio de mi vida:
"...La ley del amor y la ley de la sociedad están escritas en distintos códigos que no siempre son compatibles. Como en el caso del matrimonio. La ley del matrimonio no siempre es la ley del amor. Y por eso hay tantos que se casan simplemente porque hay que hacerlo, porque está bien visto, porque es conveniente, porque les llegó la edad, o por miedo a estar solo. En fin... todas razones poderosas, pero insignificantes cuando irrumpe el amor verdadero".

Mmmmm:
"...del amor hay que rescatar la infinita libertad con que se presenta el sentimiento, que paradójicamente esclaviza al que lo padece. Amor libre: toda una declaración de principios que cuesta compaginar con la vida misma. Como los amores prohibidos".

Uuufff, ¡qué lindoooo!
"Ya la vida nos dará la muerte, pero, antes de que llegue el momento de volver a ser átomos dispersos, que quede en la memoria el que alguna vez algo tuvo sentido. Y que tuvimos el valor de atraparlo. Porque dejarlo escapar será lo que seguramente lamentaremos la vida entera. Porque la ley del amor es feroz y no se conforma con sucedáneos. Sólo lo auténtico vale. Por eso, si alguna vez pasa rozando por su lado, haga como el cowboy de Ang Lee y gire su lazo para atrapar lo único que tiene valor en este mundo: el amor verdadero".

3 comentarios:

Hermansineme dijo...

No aclaras quien es el autor de aquel artículo, dificilmente lo sabré algún día, no es ese un Periodismo verdadero, concepto que tengo hace muchísimos años, pero que por estos días se me ha arraigado al conocer un poco mas de cerca aquel diario.
A pesar de aquello concuerdo en los dos primeros párrafos; no así con el tercero, demasiado antojadizo y egoísta plantearnos como un montón de átomos, demasiado antojadizo el aprovechar la condición de "amistades" especiales que le permitan publicar en ese diario.
Trátase de una ecuación simple y verdadera, un organismo como el nuestro, con todo lo rico y poderoso en sentimientos que van más allá de la condición de existir, me resulta imposible pensar que al dejar de funcionar y conforme pasa el tiempo, nos convirtamos en átomos que se esparcen por las calles del tiempo. Lo pienso, lo creo y a pesar que tengo mis convicciones espirituales relacionadas con la divinidad, no deseo tornar mi opinión en una letanía sin final al tocar un tema que hasta el fin de nuestro tiempo y más, no tendrá solución.

Hermansineme dijo...

...siempre me pasa, publico dos veces mis comentarios, ok, asumo lo que piensen de mi.

Beatriz Valenzuela dijo...

gracias andrea por cmentar en mi blog. saludos
bea