24.2.06

¡Al fin ha vuelto lo natural!


Definitivamente la farándula no es lo mío, pero como el Festival de Viña ha ido tan fome hasta ahora (a excepción de Sin Bandera, que la lleva de todas formas pese a su romanticismo un tanto cebolla), creo que es necesario felicitar a mis colegas del Festival de Viña. Felicito a los hombres y mujeres que votaron por la Tonka Tomicic para que saliera Reina.
Ella es bonita, simpática, inteligente y además una mujer que no tiene un gramo de silicona en su cuerpo, lo que de sobremanera es un ejemplo en estos días. Nada de pechugas a lo "Luli" ni traseros de goma.
A veces es mejor tener un cuerpo natural, que Dios te lo dio y que de alguna forma destaca sobre los demás. La Tonka no es escultural en términos de belleza al estilo Playboy, que tanto gusta a los hombres. A veces me he sentido menos por no tener pechugas tan preponderantes, aunque francamente me da lo mismo.
Creo que esto da para pensar. Ayer en la prensa salió una noticia de una mina de 21 años que murió durante una intervención de cirugía plástica. Me dio mucha lata porque esa cosa de ser bella aunque haya que ver estrellas tiene su límite. El cuerpo es bendito y creo que es mejor sacrificarse en el gym que estar haciéndose intervenciones tras intervenciones.
Claro que si el rollo maldito de la cadera no desaparece me haría una liposucción, pero jamás operarme entera. No cambio mi cuerpo por nada, menos armarme de nuevo. Pienso que detrás de las liposucciones no sólo hay anhelo de poder, de fama o de seducción. Creo que hay una falta de autoestima increíble. Y pienso que todo tiene un límite. En este caso, el límite de lo natural. El límite de quererse a uno mismo. Es cosa de ver la serie Nip/Tuck y darse cuenta que la mayoría de los que quieren operarse necesitan escapar o prender fuego a algo en sus vidas. Y piensan que operándose el cuerpo será más fácil de superarlo. Es terrible, pero esta adicción a la silicona no garantiza felicidad inmediata.
Alguien me comentó una vez que los senos de las mujeres no son lo mismo al tacto que si son naturales o están rellenos de silicona. Obvio, si con ello hasta el amor tiene la capacidad de volverse artificial. Por eso felicito a la Tonka...y volvamos a lo natural chicas...¡por favor!

1 comentario:

Hermansineme dijo...

ABsolutamente de acuerdo y en lo que respecta a Chile, un porcentaje minoritario es que lee y se informa responsablemente para tener opinión, el resto podríamos definir con mucho cariño "la gallada", que no es otra que aquella que disfruta todo lo voluminoso, aquella que arrastra sus trancas de los tiempos en que sus madres les daban de mamar. Entonces como la gallada es la mayoría, no son pocas las que (siendo parte del mundo este de la farándula), invierten mucho y a veces todo en ponerse implantes que sean del gusto de la mayoría.
Es verdad tambien, no tiene comparación acariciar la suavidad y naturalidad de los pechos que se desarrollaron con el cuerpo hasta que ambos ya no crecieron mas. No tiene comparación disfrutar el control suave y armonioso de mis manos casi cubriendo sus pechos. No es tamaño, en lo personal los prefiero al contrario, donde mis caricias tengan el control y no se vean sobrepasadas por masas inermes de piel, músculos o que sé yo, menos si son artificiales; y vaya que se nota la diferencia.