28.6.05

Despertar urbano

Heme aquí nuevamente en la ciudad. Qué asco. No me gusta Santiago en invierno, es más, creo que forma parte de uno de los cuantos huesos duros de roer que tengo que soportar. Me gustaría tomar un avión e irme lejos al Trópico o a algún lugar donde la temperatura media no bajara de los 25 grados.
Ayer era un suplicio volver a Santiago por la lluvia, por los autos y porque se hace eterno regresar a la partida después de haberlo pasado bien.
Igual tuve mis viente minutos para meditar frente al mar. Esa sensación deliciosa de sentir las olas una y otra vez pasar por encima de la arena, como pequeñas mareas líquidas que se revuelven en un piso de terciopelo. Puedo mirar el mar sin cansarme y ahí es cuando me doy cuenta que el tiempo puede detenerse, la mente ponerse en blanco y sentir fluir los pensamientos. Me acordé de muchas cosas, de instantes y recuerdos que valen la pena, pero a veces no. Sentir el viento frío en la cara deja de ser un suplicio para transformarse en un hálito fresco que se refleja en la piel. El frío deja de ser frío y las personas se ahuyentan como fantasmas. Estás sola frente a la naturaleza. estás sola frente al mar y sientes una soledad profunda, que te podría llevar a otras dimensiones con sólo concentrarse en ello. El mar es mágico...no sé si para el resto lo es, pero al menos para mí es pura irrealidad, surrealismo puro que te arrastra como las olas. Un surrealismo rítmico, que tiene pausas y suspensos que te hacen seguir en el mismo lugar con la mente en otra parte.
Y él estaba ahí. Tan lejos, pero tan cerca a la vez. Lejos porque no formo parte de su mundo, aunque algún afecto debe tenerme y cerca, porque estaba ahí, simplemente por eso. Tan lejos, tan cerca...sólo hubiera faltado que pasara una sola cosa. Al parecer es un poco lento para captar mis señales...típico de XY. Lo que no entiendo es porqué me pasan cosas con él...es complicado...aunque debo reconocer que lo difícil me atrapa con facilidad.
En todo caso, estoy con buenas vibras a pesar de vestirme como un oso cuando debo salir a la calle. Me gustaría ver el sol en un cielo despejado. Eso me levantaría el ánimo. Y faltan 4 días para una fecha importante, muy importante...sólo espero que no se aleje como suele hacerlo de repente...es que no hay que olvidar que hay un lunático por el que todavía siento la necesidad de saludarlo. Por algo será...sólo espero que venga un encuentro de por medio...
Y el sol no sale...creo que comenzará a llover de nuevo. Por lo menos estoy en la casa.

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