22.6.05

Tras la huella de Lakshmi

Si bien los seres humanos somos terrenales, ciento por ciento habitantes de la tierra y dependientes del suelo y lo que allí sucede no hay nada que nos impida mirar al cielo y sentirnos identificados con alguna deidad, o alguien que nos lleve a mirar más allá.
Particularmente, mi entorno está delimitado por la concepción racional que tengo de ser mujer, pero por otro hay una divinidad que está en mí y que de alguna manera tiende a mimetizarse dentro de las mil y una caras que puedo tener en cualquier momento.
La Diosa de la Buena Fortuna o Lakshmi es una deidad que en la India -o en cualquier lugar donde haya gente que presuma sentirse protegido por ella- está rodeada de una figura femenina de seis brazos que llega a un lago rodeada de elefantes que están con sus trompas mirando hacia el cielo. De sus trompas brota leche, que es el símbolo de la abundancia en la tradición hindú. Esta mujer está rodeada de joyas y un hermoso vestido color rosado. Ella nació de una flor de loto y viene al mundo a ayudar a todos y todas. La diosa Lakshmi entra en tu casa si tú la dejas entrar.
Muchos me han dicho que esta es una nueva forma de creer que ya casi no existe. Digo que no, que cualquiera tiene derecho a proyectar su fe de la forma que quiera y en algo que lo identifique. También soy Perséfone y la diosa Afrodita. Algo de Atenea tengo, pero prefiero a Lakshmi por el momento.
Es una diosa que una vez que se la invoca otorga fuerza, sabiduría y dinamismo. Prefiero creer en ella a creer en una religión católica que no me llama la atención para nada. Creo que así las creencias son más personales y consecuentes con la visión que uno mismo tiene de la vida y del mundo en general. Obvio que acepto otro tipo de creencias aunque me carga la gente que trata de imponer a los demás en lo que cree. Mi fe me basta y me sobra y creo que como mujer puedo creer en una diosa. Mi género femenino me lo autoriza y créanme que me ha servido para valorarme y ver las cosas desde otro punto de vista.
Lo interesante de Lakshmi es que no castiga ni perdona. Dice que todas las personas se merecen la buena fortuna por ser lo que son. Y eso me parece más liberal y propio de un ser humano. Las personas tienen derecho a todo en esta vida, incluso a ser felices. Total, está claro que la buena fortuna depende de cada uno, aunque nunca está demás una ayudita desde arriba. Los méritos pueden sobrar, pero todo lo demás depende de circunstancias, cosas que la mayoría de las veces nos sobrepasan.
Mi padre es ateo y dice que la gente que cree es la que necesita aferrarse a algo para vivir. Puede ser. Es que él es demasiado egocéntrico e inteligente para pensar que por sí mismo no se la puede. Mi madre es devota de Sor Teresa de Los Andes y mi hermana cree en el Dios adventista pero por el pololo que tiene. Mejor pensar que uno es libre de creer, total el bienestar llegará a uno cuando tenga que llegar.

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