24.3.05

El fenómeno XY

Hace un tiempo comenté con una amiga que sería más fácil comprender a los hombres si es que ellos estuvieran reducidos a una fórmula química: XY. ¿Porqué?, por que así és más simple entenderlos. Un par de consonantes que significan su composición genética. Ellos tratan de entendernos a nosotras y viceversa, labor que puede resultar en un dolor de cabeza constante, tratando de explicar reacciones y contrarreacciones que no siempre tienen un significado lógico, racional y objetivamente entendible. Está claro que somos diferentes, aunque eso sí, en igualdad de condiciones. No soy feminista, pero creo que tienen muchas cosas que nos hacen complementarnos de alguna forma.
Por ejemplo, me carga la manera en que ellos demarcan su territorio cuando lo único que nosotras queremos es acercarnos más para conocerlos. Hay algunos que se esconden en su caparazón y le tienen terror a la palabra compromiso. Existen otros especímenes que son obligados a asumir con cargas varias (atados biológicos, ataduras financieras, entre otros) y hay varios que asumen su libertad y saben cuando prescindir de ella cuando están al lado de una fémina. Me gustan los hombres que dejan el espacio a las mujeres, me agradan aquellos que no se meten donde no les corresponde. Pero, hay un lado que se diferencia claramente: los machos piensan con la cabeza, mientras que nosotras nos entregamos con el corazón. Aunque últimamente me he dado cuenta que nosotras tendemos a los análisis post rupturas o peleas mientras que los XY intentan resolver las cosas con una cerveza en la mano (como si el alcohol fuera un estimulante sicológico). Eso sí que no lo entiendo. Al menos los clubes de Lulú cumplen la función de ahorrarnos la plata del siquiatra amén de compartir un rato agradable.
Varias veces he pensado en ser lesbiana, pero no porque me gusten las mujeres, sino porque sé que mi vida sería menos complicada. ¿O tal vez no?, aunque esta reflexión daría para mucho más me conformo con aclarar que somos distintos y no podemos vivir el uno sin el otro. Debo reconocer que la cama es un lugar que me hace sentirme plena y mujer. Eso no podría ser sin un hombre, alguien que te haga sentir, vivir, experimentar, crecer y madurar en los sentimientos. Aún así esta fórmula sigue siendo inexplicable, como para ponerle un signo infinito al lado. Tal vez si se descubriera lo que significa en su totalidad ya nada tendría atractivo. Todo tiene su cuota de misterio. Y eso, lo hace más atrayente aún.

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