29.11.08

La fragilidad de la pobreza

No hay nada. Ellos están y detrás de su mundo no hay nada. No tienen nada arriba, en el cielo, ni nada abajo, en la tierra. No tienen nada de nada. Están ellos y su miseria cruzada en el mundo como testimonios de sus pequeños pies, de sus pequeñas manos, de su pequeña cabeza, de su pequeño destino, de su pequeña humanidad. De un camino sin vuelta, o que si bien la tiene, no ha dado pie atrás. No conocen los giros, no conocen las distancias, no conocen la felicidad. Y eso que la felicidad no existe, para ellos sólo existen momentos de felicidad que se olvidan. La desgracia marca sus vidas y sus caminos están hechos de cenizas. Sólo quedan sus pasos, que tras unos instantes serán borrados por el viento. Y cruzados siempre, cruzados por el camino de lo inevitable, sus propias vidas.
(A propósito de "El toro por las astas" de Juan Radrigán)

No hay comentarios.: