7.11.08

Desiderata

Las palabras extrañas salieron de mi mente hacia afuera, como un laberinto roto por una estampida de cemento mágico, que destruyeron las esquinas de mi cerebro, rompieron mi encéfalo, provocaron la huída de mis neuronas y el escape de mis pensamientos. Provocaron un coma cerebral, que empezó a las dos de la mañana del 27 de enero del 2009 y terminó el 15 de abril del 2020. Cuando desperté nada era lo mismo. Todos seguían igual, pero nada era lo mismo. Es lo que llaman la inconmesurabilidad de las enfermedades. La desmesura de los sucesos, la trampolinidad de lo terrible, porque todo lo que avanza hacia afuera puede avanzar hacia adentro. Se me fueron los sueños y las pesadillas. Sólo estaba despierta encima de mi cama, mirando el techo. Antes de irme a dormir en esos tiempos, una grieta que no existía había aparecido.

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