24.11.08

Moscas en la casa

Un día nublado. Calor a mil. Ventanas cerradas por haber olvidado la clave para desactivar la alarma. El sol no quema, cruje detrás de los vidrios. Una mosca está en una pieza. Junto a ella hay otra mosca. Las dos juntas se procrean rápidamente. Voy a acostarme. Duermo mal. Siento un pequeño zumbido en mi oreja. Un zumbido que cada vez se hace más fuerte. Me despierto. En mi pieza hay cinco moscas. En el living unas cuantas, en la cocina más de veinte. Y todo cerrado. Y yo con la clave de la alarma olvidada. Y todo se ahoga, todo es ahogo. Y me siento al computador y las moscas me tapan la pantalla. Y todo está cubierto de moscas. En el baño hay moscas muertas en la tina, en el lavamanos, en la tapa del wc. Vomito largo y tendido. Las moscas se acercan a mi vómito. Vomito un poco más y no sé que más hacer. Las espanto con la mano, pero se pegan en mi brazo, en mi cara, en mis labios, en mi frente, en mis orejas. Se pegan en todas partes. No se salen de mí. Se quedan ahí, unas al lado de las otras.
Me he acordado de la maldita clave. Abro la puerta, es de noche y cuando todas salen, una invasión de polillas me impide entrar en la casa. Me he quedado afuera fumando toda la noche. Dormí en el banco que está en la entrada de mi casa. Y lo último que ví fue un enjambre de polillas en una ventana que había quedado cerrada.
Bichos en la casa.

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