5.8.05

Vuelo por los caminos callados

No hay peores intenciones que las de dejar volar el cerebro y que, justo en el instante preciso de su despegue, el obstáculo infaltable aparezca para impedir el vuelo de las neuronas hacia lugares espaciados.
Es fácil decirlo, pero es difícil lograrlo. Entiendo que somos personas y que nuestras vidas son concientes y ligadas a la tierra.Debería ser así y me doy cuenta que ello puede ser más fácil en la medida que nuestros impulsos irracionales son controlados por el poder del tiempo y del espacio. Por las ondas cerebrales, por el infortunio de los ojos, por la visión etérea de las cosas, por la nieve fresca que inunda los sueños, por el bosque de nuestras conciencias, por la verdad de lo que podemos decir.
En estos días me he sentido como una loba esteparia. Silenciosa, misteriosa, cadente y sigilante entre los laberintos que me rodean. Hay ciertas cosas que me han decepcionado. Ciertas desconfianzas que duelen, de verdad, porque es lo que menos te esperas. Personas que te han mostrado su Lado B, gentes que pensaste que te valoraban bien y no es así. Decepciones humanas que traspasan todo límite posible. Dicen que las cosas pasan por algo, bueno, por algo tendrán que pasar.
También he tenido sueños extraños. Y sigo viendo mensajes encriptados que me parecen difícil resolverlos. Los códigos del inconsciente no sólo revelan deseos no satisfechos, más que nada tienden a entregar ciertas soluciones precisas para la resolución de problemas que de otra forma no podrían ser involubles. Los problemas del alma y de la mente. Aunque sé que lo bueno me espera a la vuelta.
Seduciré como una loba y sabrás que estaré en el mismo lugar, buscando tu olor para encontrarme presa en tu piel y en tus entrañas, una y otra vez, sintiendo el sabor de tu dermis mientras me doy cuenta que todo sigue igual, que la vida continúa y que, de una u otra forma sigues caminando a mi lado.

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