29.8.05

Frozen pool

La nieve ha dejado todo cerrado. No hay lugar para escapar. Hasta los pájaros que se habían acercado por los rumores de la primavera emprendieron el vuelo hacia lugares más cálidos. La soledad se siente, se palpa. Hay tristeza en el alma de los hombres y en la mía también. Hay certeza e incertidumbre. Certeza de que seguimos en el mismo lugar, e incertidumbre para los días que vienen. Los relojes se han parado. Los vientos pululan sigilantes al ritmo de la nada. El rito del silencio se hace presente en todas partes. Hay amnesia cerebral. Todos caminan a pasos silentes y la ruptura de la tierra hace evidente la pobreza de los hombres. La pobreza que viene del alma, que arranca del espíritu y se refugia en los miedos invisibles. Y la pobreza de no tener nada también, esa que hace rugir los llantos más oscuros. Esos llantos que vienen de la noche, de la lejanía de las estrellas y la necesidad de verte como una pulga ante el mundo, porque la pulga es la única que te hace sentirte grande ante la inmensidad de las catástrofes. Pero sigues de pie.
El domingo ví la película Sin City y de verdad es imperdible. Oscura, silenciosa, pecadora e ilustre de las bajezas humanas. No hay que perdérsela. Nadie. Me habría gustado ser Nancy Callahan, el papel de la Jessica Alba. Sexy, pero perdida. No es que sea así, pero hay veces en que me siento de esa manera, como una muñeca que más de alguno ha visto aunque siempre vuelve a dejarla en el estante. Me gustaría que alguien de una vez por todas me sacara de aquí. No es que esté mal, pero al parecer la cobardía anula los deseos de muchos. No es mentira. Los XY se caracterizan por no tomar la decisión precisa en el momento adecuado por falta de perspectiva. No importa, los hombres ayudan a la felicidad pero no son esenciales para la vida. Al menos no al nivel del aire y del agua. Son necesidades pasajeras y sublimes que por el efecto de la imperfección humana que lamentablemente llevamos las mujeres se transforman en seres mágicos y celestiales que nos llevan a un lugar que no existe. Un paraíso. Sé donde quedan los paraísos perdidos y también sé que se vuelve de ellos con una vuelta de tuerca anclada en el hipotálamo. O en la zona donde las mujeres pueden descargar sus miedos sin temor a que las vean llorar.
Cuando estén en el cine y vean Sin City se acordarán de Tarantino. Tiene muchos guiños a sus películas. Es genial. Y mejor aún, la estética en blanco y negro. Aún así es una película noir y como tal o se la ama o se la odia. No hay términos medios. Al menos no en este caso. Una película para no olvidar y comprarla en DVD para la colección. Porque va a ser de lujo. Una joyita. Va a pasar a la historia como una excelente adaptación de cómics. Más que Batman y esas pavadas. Los súper héroes de Sin City son humanos. Y se redimen. Con sangre y dolor.

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