8.8.05

Con lentes E S T R A M B O T I C O S veo la vida

Me compré unas gafas oscuras en un kiosco en el Paseo Las Palmas. Son parecidas a unas que adquirí en el verano en Guanaqueros, pero son más grandes. Son lindas y me cubren todos los ojos, incluyendo mis chasconas cejas (que las odio a veces). Puedo ver el mundo de manera distinta con estas gafas.
Son estrambóticas y me identifican. Son exageradas y de cierta forma hiperbólicas, como yo, mis sensaciones y ciertas pulsaciones que de vez en cuando alteran el normal funcionamiento de mi cerebro. Pulsaciones íntimas y distorsionantes, como las campanadas de una iglesia dentro de una disco. Todos se quedarían lelos ante esa llamada. Por eso digo que estos lentes me cambian la forma de ver las cosas, la vida y las situaciones. Detrás de unos anteojos no eres nadie, o puedes llamar más la atención.
Aunque nadie me ve ahora, me siento distinta por ver el mundo con estos lentes, o quizás porque en pocas horas tuve una experiencia virtual con alguien que aún me encanta...no estoy hablando de sexo, sino de otras cosas, o más bien dicho una mezcla de todo a la distancia. Es increíble que a pesar de tener unos lentes estrambóticos hay ciertos tipos que te cambian la forma de ver la vida en sólo un par de segundos. Son los que yo llamo "los XY de las palabras mágicas"...y por cierto que hechizan demasiado. Más bien tienden a ser binoculares del alma y las locuras. Todos estamos locos, partiendo por mí y mi forma de ser. Me gusta ser así, si fuera una persona normal sería demasiado fome para la gente que me rodea y el mundo al que busco llegar. Y eso que es día lunes. O sea, estos lentes también ayudan a alegrar la vida. A ver las cosas de otra forma hasta que te dé vértigo. Me gusta la sensación de vivir al filo de los sentimientos y las emociones. Me gustaría ahora estar en un campo de rosas rojas. O de margaritas, como en la escena final de la película La casa de las dagas voladoras. Zhiang Yimou tiene cierta poética cinematográfica que me encanta. O mejor, me gustaría estar en un campo de bambúes con largos tallos verdes.
Pero ahora no estoy en el cine. Ahora quiero vivir y evolucionar...nada más que eso. Y con mis lentes estrambóticos hasta en el baño. Y todo por el módico precio de 3 lucas.

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