29.1.09

Silencios

Y no te callas nunca ante mi presencia. Yo callo y me río, me hago la enojada, miro para otro lado, bebo un poco de cerveza. Y escuchamos al resto de la gente como habla. A veces es agradable estar así. Aunque, de repente, hace falta un poco de ruido en la cabeza. Y en las manos. Y en los pasos. En las miradas. En tantas cosas.
En decirte algo al oído que nadie más que tú y yo sabemos. Sólo un juego, un juego de niños jugado por adultos.

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