25.1.09

Asimismonomases

Sin cabeza estoy.
Camino sin cabeza.
Todos están sin cabeza.
Por lo tanto, nadie tiene cabeza.
Es obvio, pero no es tan obvio.
No tienen cabeza.
Tampoco tienen una línea roja sobre un cuello supuestamente decapitado.
Simplemente no tienen cabeza.
La piel en la zona superior del cuello está perfectamente contorneada con los huesos que la forman por dentro.
No tienen cabeza, pero tienen pies duros de roer.
Hay un silencio incesante y percibo que el oxígeno sobra.
Respiramos con los brazos y hablamos con las rodillas.
Parecemos alienígenas, aunque el mundo funciona muy bien.
Ahí está, es que somos autómatas, por eso no tenemos cabeza.
No la necesitamos. Nos basta con caminar.
Y sentirnos libres dentro de nuestro cuello aprisionado sin cabeza.

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