2.11.06

Después del carnaval

Siempre digo que ahora, en mis 30, es tiempo de madurar y dejar de vivir la vida loca para centrarse y mirar como un caballo el camino recto. Pero no puedo. Mi vida necesita distorsión de vez en cuando y creo que eso no deja de ser malo de ninguna manera. Me imagino ya, cuando esté casada y en vida de "familia" que será el momento en que deje de hacer locuras para enmendar mi vida. No digo que sea fácil dejar de ser amiga del carrete. Claro que después las formas cambian. De carretear y divertirse, claro. La cosa es que echaba de menos esos carretes de casa en que comienza a llegar la gente, todos bailan, todos se ríen, lo pasas muy bien y el tiempo pasa volando. Llegué a mi casa a las 7 de la mañana y como tenía que hacer a mediodía llegué derechito a acostarme. Me acuerdo de esa noche de brujas y no hago más que reírme. Era como los tiempos en la universidad, cuando todo era pasarlo muy bien, con su buen copete, rica comida (ese día había ceviche, sushi y cositas varias) y todos comentando cosas light, conociendo gente, en fin.
La cosa es que después alguien tenía que aparecer y no apareció. No me dio rabia, pero como estar esperando nada. Me da lo mismo, sé que lo volveré a ver, pero no entiendo porqué siempre resultan nuestros encuentros cuando no son planificados. O cuando surgen a última hora. Me acordé de una vez que fuimos al Club Hípico hace mucho tiempo a "tomar un café", pero terminamos haciendo otras cosas ilícitas que, en el sentido de él y el mío, siempre tienen un sentido (aunque no se pueda entender a simple vista, pero así es). Tengo ganas de verlo. Y de que seamos uno los dos de nuevo, como la última vez. Y sé que soy apasionada, pero no es mi culpa, siempre he sido así.
Y pasando a otro tema, me dí cuenta que Mr. Poison tiene mucho que ganar, pero a la vez tanto que perder. No sé, en realidad este personaje que ha llegado a conmover mi vida tiene bastante culpa en que me pasen cosas con él. Y parece que todavía no se da cuenta. O no quiere darse cuenta. O se dio cuenta y prefiere ignorarlo. O quizás sabe que yo en su vida causaría muchos cambios que quizás no está dispuesto a asumir. Me da lo mismo, pero lo que sí me di cuenta que entre Mr. Poison y yo hay una libélula que merodea más de la cuenta. No se la puede matar, eso está claro.
Así las cosas, ayer mi caña era brígida como dice mi hermana. Insoportablemente mareada y con ganas de -si hubiera sol- haber estado tirada en medio del patio descansando a pierna suelta. Como en el país de haciendo nada. Y con esas extrañas visiones les recomiendo una película preciosa e incomprensible (sorry Sole, no la caché a la primera) se llama "El Umbral" y actúa el exquisito de Ewan Mc Gregor. Hay primerísimos primeros planos, saltos de imágenes que destruyen un poco la historia, una fotografía con una estética increíble y sobre todo un aire que desconcierta, pero que de alguna manera te dice pq estamos vivos y no en un limbo en el que todo podría pasar. (Si todo pasara, el laberinto sería intrincado y Minotauro daría consejos de cabeza sobre nuestro cerebro, tan extraviado como nuestras ideas).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo creo que Mr. Poison está detrás de tus pasos, pero el problema es que siempre que te agarra, te deja ir.