27.11.06

¿Rebotarán los misterios?

Estoy entrando en un lago de aguas frías y profundas. Meneo mi cuerpo para acostumbrarme a la baja temperatura. Todo en mí se estremece, pero continúo entrando en la marea. Siento cómo pedazos de mi piel se ponen carne de gallina, aunque igual procedo a seguir humedeciéndome hasta la punta de mis cabellos. Tengo escalofríos, pero el agua oscura me calma y me provoca ciertas cosas que me hacen querer abrir los ojos. Y al hacerlo, luchando contra la pesadez del líquido dulce, mis pupilas se acostumbran a una forma que está frente a mí, que carece de rostro y posee un cuerpo humano muy bien torneado. Lo observo con desconfianza, mientras ese cuerpo da vueltas en torno a mí, observándome sigilosamente mientras evito moverme. Más bien he elegido mi centro en ese lugar acuático y no me moveré de allí.
Comienzo a girar en torno a mi eje de rotación. Primero lentamente, apenas despegando mis pies de las rocas lacustres y siento mi piel que se estira y se recoge mientras cada ángulo que recorro me hace cada vez más liviana, hasta girar como un remolino. La forma humana se me acerca y me toca la punta de la nariz. Luego, desaparece.
Me ha dado frío. Decido salirme del lago, pero una parte de mí quiere vestirse y la otra quiere seguir hundida en esa masa líquida. Opto por quedarme y me tiendo de espaldas sobre el agua para flotar. Extiendo mis brazos y mis pies en forma de cruz. Cierro los ojos. Un aliento desconocido me roza la cara. Despierto asustadísima y nuevamente esa forma vuelve a desaparecer. Me siento los labios y mi nariz fríos. Mi cara recibe el viento helado con miedo. Miedo y una cierta satisfacción de saber que alguien me sigue. Me gusta que me persigan, que alguien está detrás mío, me observa y yo, sin que él se dé cuenta, me hago la tonta y continúo en la misma posición.
Y decidí encontrar a ese ser que me miraba. Y lo busqué. Me sumergí en la profundidad más honda que encontré y traté de volver linternas mis ojos para poder encontrarlo. Unas huellas me indicaron su presencia. Hice un esfuerzo supremo para dejar de flotar, aunque la necesidad continua de oxígeno me hacía subir a la superficie cada cierto tiempo. Hasta que dejé de hacerlo y me quedé ahí, esperando que apareciera.
Me han tomado de las manos por la espalda. Y ví sus ojos, tan transparentes como los míos. Le tomé las manos y me agarré a ellas, para no dejarlo ir. Le dí un beso en la boca y salí nadando a toda velocidad.
Estoy bajo la ducha recuperando la temperatura de mi cuerpo. Han brotado lágrimas de mis ojos que el chorro caliente disimula. Tengo las manos en mi cara, tratando de sacudirme una pintura azul que me ha quedado en el rostro. Lloro de felicidad. Espero que me devuelva esa ansia de encontrarlo de la misma manera.
(Esto fue escrito en los días en que dejé -sólo por un tiempo- de ser Morenita para transformarme en Señorita Misterio...las razones las contaré después, quizás en mucho tiempo más, quizás mañana, quizás nunca).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdón por este post tan largo pequeña gran Andrea:

Al leer tu blog uno se desliza y cae en sentimientos diversos. Bueno al menos yo.
Que sana enviadia, dejando de lado tus habilidades de poetisa, esa simpleza y pureza de sentimientos. Simple en el sentido de claridad, de limpieza, de rectitud sin curvas ni desvíos a tus propias emociones.

Por lo menos a mi me encandila esa forma de ser, aunque me sea ya tal vez tarde de aprenderla. Se conocen personas buenas, del tipo santitos que hacen manda y todo, pero lo que realmente vale en la vida es la consecuencia con uno mismo.
Uno va conociendo mucha gente en el eterno errar, desde autoerigidos príncipes hasta barrenderos, operarios, desde chicas de la vida hasta aprendices de princesas y al final siempre uno concluye que la mayor transparencia está en la gente limpia de corazón, que no necesita torcer intenciones. Muchas veces son los que menos tienen, o lo que es más importante, los que sienten que no tienen nada necesario que guardar o acaparar, algo para ser.

Pero mucha lata ya, no?

Querida Andreita. Sólo quería de alguna forma abrirte una de tus ventanas al mundo para que supieras que como persona tiene en mi un fiel admirador. Hasta en casi si tuvieses una consultoría te pediría alguna hora disponible para ver si me lograse contagiar o enseñar un poco.
Si bien es cierto siempre estamos aprendiendo. Si. En verdad siempre uno puede aprender de los yierros y heridas. Peeero, si un pero con algún sentimiento de tristeza, hay estructuras y cicatrices acumuladas en muchos períodos anteriores y añejos de infancias y más allá aún que van marcando. Es un marcando duro, que no es posible de despojar como un traje, de vivencias o cosas genéticas, tal vez de herencias de vidas anteriores (medievales) que son parte del equipaje que lo describen a uno de las cuales es difícil de despojarse. Yo no me atrevería a decir que son traumas (¡ojalá que no lo sean!), sino los veo como parte del equipo que uno lleva en la mochila. Sin la mochila yo al menos no sé quién soy. He llegado hasta aquí en la vida, y vaya que ha sido un camino largo no por las muchas vivencias sino por los años, siendo un habitante del planeta que evita y evade marcar y alterar sus semejantes. Nada de dejar deudas o deber favores. De tanto ver y observar me he especializado en maneras de cuidar el dejar huellas que puedan dar señales equivocadas de como vivir. Por eso sé y distingo sí como debiera de ser, o cómo sería mejor. Te daría un ejemplo, pero después de leerte me suena hasta cursi o extraterrestre.

Mi forma de desearle una vida plena a alguién, para que viviese mejor en este planeta es que fuese una vampiresa. Que dominara y corrigiera, que no se callase ante dudas, que arriesgase y supiera que lo que puede perder es sólo un intento, un caminar por un camino y tener que devolverse sin enrrollarse en nada. Y todo en la actual modernidad que es mucho menos fingida que antes. Nada de cuentos de hadas y príncipes azules, de novelas románticas y llantos, de querer y contenerse. Ver a los amigos como personas tal como son y no defraudarse, el sexo como un placer y gusto como casi casi el darse la mano o un abrazo, o un beso en la mejilla.

Bueno chiquilla, espero que hayas disfrutado un buen café (me encanta el café). Para este servidor, que mantiene muchas marcas (recién me estaba imaginando que son como los cortes que uno le hace a una naranja con un cuchillo, que nadie las ve pero que siempre están a punto de romper y ser desgajadas por otros, para dejar todo el contenido), eeste como decía a ver si puedes comentar estas impertinencias inoportunas y fuera de contexto.

Acepto y agradezco de todo, particularmente desde un sano portazo hasta una gran carcajada, para ver si eso me ayuda a soltar y liberar el alma de una rosa que me la tiene encarcelada, aunque no lo sepa.

Besos

Angelo Da Guarda

Boletin Mileva dijo...
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Boletin Mileva dijo...

Angelo: Nada de carcajadas ni portazos. Cuenta conmigo a la distancia. Soy una aprendiz de princesa.Y estuvo bueno el café.
Tus palabras huelen a verdad, a honestidad, a transparencia. Sígueme leyendo! Para mí escribir es tan vital como ser humana.
PD: ¿Te conozco personalmente?

Anónimo dijo...

Conocerme? Ni yo mismo me conozco bien. Quien sabe en la red hay tantas peronas con historias y vidas parecidas y ... siempre con nicks... A tu pregunta, si quieres piensa que si, o si prefieres decide que no. En realidad los que estamos faltos de algo aceptan todas las posibilidades.

Ah. Y si eres aprendiz de princesa te espera una vida dura y sufrida. Cuenta con mi apoyo desde la distancia aunque no te vea.

Un beso

Angelo Da G.