22.12.05

Sólo el mar, tú y yo...

Necesito olas, necesito energía. Estoy que agarro mi auto y me voy a la playa. Estoy que me escapo de la ciudad. Un respiro, un desahogo, una simple bocanada de aire marino inspirado y expirado. Me siento liviana, me siento bien. Ayer tuve un mini desahogo. Me hizo bien. Quedé demasiado relajada. Y supongo que él también aunque haya sido virtual la cosa. Esos encuentros de repente me descolocan, pero así son las cosas. Igual me extrañó que hablara de ciertos sentimientos que están, pero que nos conectan. Y fuerte, lo que no es malo, pero de repente se vuelve una experiencia insoportable. Y exquisita...aunque el peso se lo lleva el corazón y las mareas que de tanto en tanto nos atacan.
Los dos somos una ola turbulenta y transparente, una ola enorme que arrasa todo, se hunde en la arena y vuelve a salir con la misma fuerza. Y nadie lo impide hasta el momento. Puedo transar en todo, pero esas sensaciones nadie me las prohíbe.
Estoy segura que hay algo que va más allá del simple gusto del estar o del tirar. Es que es mucho. Yo creo que de repente me cierro, pero lamentablemente él me abre los ojos y me da una visión de la vida que nadie más me otorga. Una visión loca y desbocada, como miles de caballos salvajes que tras un tiempo en cautiverio son lanzados a la tierra abierta. Me gusta sentirme así. Me gusta sentirme desnuda cuando me mira, cuando sabe que con determinados comentarios puede hacerme sentir de formas que son inexplicables.
Creo que podría escribir un libro con nuestra historia. Creo que podría decir que él me gustó desde el primer momento en que lo ví. Aunque lo haya negado. Y todavía sigo acá. Y me gusta de la misma forma. No importa el paso del tiempo. Con él todo es una película. A veces una comedia, a veces una tragedia, otras un corto erótico. Pero siempre con el mar de fondo. Siempre en tonos azules. Con sombras y olores extraños.
Estamos en una película que nunca termina (espero) y será así porque los dos lo queremos. Puedo haber hablado muchas veces de lo mismo, pero siempre de manera distinta. Me gustaría darme un baño con él en el mar, a medianoche, con luna llena y escondidos donde nadie nos vea. Donde nadie sepa de nuestros misterios, de nuestras bocas, de nuestra inocente locura. Todo depende de nosotros. Sé que algún espíritu está de nuestra parte (sobre todo Afrodita). Y ahí estamos, desnudos, mirándonos a los ojos, diciendo miles de cosas sin palabras, pero con todos los gestos posibles.
La vida es el color del mar. A veces transparente, a veces turbia. Otras sin olas, otras con mareas indescriptibles. A veces con lluvia y otros días a pleno sol. Aparecen nubes, pero el viento se las lleva luego. La mayoría de los días son despejados. Y anoche lo sentí. Fuerte. Al lado, en mi cama, mientras entraba en el primer sueño. Eso no se tiene con cualquiera.

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