15.12.05

Muchacha, de ojos de papel...¿a dónde vas?

Tengo los pies en la arena, una enorme mancha de arena que está en un escenario de tenues luces azules, que se mueven, que titilan. que hacen tiritar todo mi cuerpo con fuerza. Siento el frío. Es una playa lejana, un lugar distante que empaña mi mente y me hace soñar. Un lugar donde el océano se ocupa de mis neuronas y el mecer de las olas me otorga un ritmo calmo, silencioso, voraz y nítido. Estoy en silencio, sigo en silencio. Una luz blanca me ilumina y yo me retuerzo dentro de mi piel hasta transformarme en un ovillo de carne húmeda y silenciosa, que se vuelve cada vez más ínfima, hasta ser nada y todo a la vez.
Ocupo espacios y puedo volar, formo parte de ellos y puedo sentir la energía del sol en la cara, un calor que me revienta y me llena a la vez, un calor enorme, como un suspiro invisible que cae del cielo, revienta en mi alma, me eleva, me releva y me deja seducida por la capacidad superior de lo invisible.
Me siento feliz, nadie podría explicar porqué. Lo siento en la piel. Es una cuestión de sensaciones. Quizás si no estuviera en el planeta tierra el espacio lo podría explicar. Aunque tal vez si un globo me llevara podría volverme más liviana que el aire.

No hay comentarios.: