17.7.05

La bella durmiente del bosque


Había una vez una niña no tan niña ya, pero con algo de mente (d-e-m-e-n-t-e) infantil, que en un día urbano de mucho frío, vientos gélidos y aburridos-feos edificios se quedó dormida en su cama por más de doce horas para soñar con los nunca jamases que hay en el espacio exterior. La bella durmiente no esperaba a su príncipe pues sabía bien que los príncipes no existen, ni menos los de color azul. Sólo despertó con el fuerte zamarreo de una persona mayor, ya que era día domingo y un ritual de divertimento-no divertimento la esperaba en las afueras. La niña deseó que los castillos existieran, que el príncipe azul apareciera de verdad, aunque sabía que por más que lo esperara nada sucedería. La niña siguió su vida y más que nunca deseó que en su corazón desapareciera el frío y volviera la primavera para renacer de nuevo.

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