27.8.08

Sin título

La inspiración:
“Las mujeres son putas asesinas, Max, son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir”
(Putan Asesinas-Roberto Bolaño)
Un pequeño escrúpulo debajo de mi vestido almidonado. Un vestido largo y vaporoso, que se abre fácilmente y por el que es fácil meter la mano, aún estando sentada en una mesa, que es bien estrecha y que nos tiene cerca a tí y a mí. Tú me miras, yo desvío la mirada, tú me ignoras, yo procuro ignorarte y que no se note. Has colocado tu mano en tu pierna, yo bajo la mía, que estaba apoyada en la mesa y te empiezo a acariciar suavemente. Has puesto tu zapato sobre el mío y nos sobajeamos lentamente, escuchando como el resto de la gente que nos rodea habla tonteras y estupideces. Seguimos sobajéandonos, cada vez más juntos y siento mi pie tibio. Tu calor sobrepasa mi zapato. Mi calor sobrepasa tu zapato. Te siento tan cerca y no digo ninguna palabra, sólo te miro de cuando en cuando, para tratar de adivinar cuándo tus ojos se van a juntar con los míos y correremos la mirada rápidamente porque nos ponemos rojos.
Has sacado el pie de ahí. Te has puesto a conversar con el tipo que está al lado. Ya no me miras y me ignoras. Yo saco mi cosmetiquero. Me arremango el vestido porque me pican las piernas. ¡Tan vaporoso que es mi vestido! Me delineo los ojos con kohl, me pongo un poco de rímel transparente porque soy lo suficientemente torpe para mancharme los ojos, sombra de color morado, un brillo lip gloss en los labios y ya está. Me acerco a tí y te doy un beso en la boca con lengua para que todos los que nos rodean dejen de hablar y hablen de nosotros. Tú me tomas de los hombros, me sientas y comienzas a tocarme la pierna debajo de mi bello vestido. Y mientras, enciendes un habano y lo saboreas. No has dejado de tocarme. Todos nos miran.
No cruzamos ni una palabra sobre nosotros. Me levanto, te vuelvo a besar y me voy. Llegaste al paradero de la micro y me salvaste el disfraz. No me acuerdo si nos fuimos a tu casa o seguimos de largo a otro lado. Parece que fuimos a tu casa, porque me despedí sin despertarte, dejando tu frente llena de brillo labial y un patético papelito que decía "Tqm.Gracias por todo".
Yo no soy ningún puto mono que llora. Que quede claro. Me carga hacer sufrir por amor.

No hay comentarios.: