7.8.08

El otro aire

Lo que pasa es que no puedo. Simplemente no puedo. Todos los músculos de mi cuerpo se tensan y me vuelvo una completa idiota. O sea, me quedo perpleja mirándolo todo, como si quisiera dominarlo y eso fuera imposible, como si alguien se pusiera detrás de mí y con una enorme mano invisible me tirara de la ropa para que no me moviera de ahí y al mismo tiempo me tape la boca para que no hable. Y dicen que el que quiere siempre puede. Yo quiero, de verdad que quiero con todas mis ganas, pero no. Nada. No pasa nada. Y creo que de repente hasta se me para la respiración de tanto sentir esas ganas de hacerlo y estar al mismo tiempo presa de un impulso que me retiene. Tengo un elástico invisible. Un elástico que no puedo cortar. Ni aunque me diera vuelta y lo pusiera entre mis dientes. O aunque lo agarrara con mis brazos y lo llevara hacia adelante para tensarlo con su máxima expresión.
Es lo que siempre me pasa cuando me pongo al borde de un edificio y enfrentarme a la altura.
O sea, era algo que me pasaba.
Ahora ya no es necesario.

No hay comentarios.: