30.3.08

La inmensidad del ser


Todo avanza o retrocede, según el ritmo de la vida. Siempre avanza. Todo sucede o deja de suceder, independientemente de lo que el destino quiera. Generalmente todo sucede. Todo va más lento o más rápido según como se vea. La velocidad no importa, lo importante es que sucede. Todo evoluciona o puede quedarse ahí. Todo es agua si se mueve y tiene riqueza y energía. Todo es fuego si es pasión y busca liberar lo negativo, todo es aire si se necesita libertad, todo es tierra si hay que tener los pies bien puestos en ella. Lo importante está en la mente, el resto no importa. Creo que soy agua, aire, fuego y tierra todos los días. Agua en las mañanas, aire durante el día, tierra en la tarde y fuego en la noche. Tiene que ver con el movimiento en las mañanas, en la independencia del trabajo, en la potencia de los sueños y la liberación de lo negativo mientras duermo. Tiene que ver con las esencias que se desarrollan durante el día, con la generosidad que la vida me entrega, viendo en cada una de ellas un pedazo de cielo o de luz, o de almas que se rotan en un cambio constante. Todo lo que acabo de decir sucede porque está en mi mente, y lo siento tan vivo ahí, que cada día que pasa y quiere adormecerse, lo despierto y sigue avanzando. Libremente, como cada yo que habita dentro de mí. Como cada camino que está dentro de mí. Como cada pedazo de mente que se despierta en un sentido u otro. La luz es la que guía, toda la luz. La luz interna, la luz del yo. La paz del yo, la paz del yo soy. Toda mi paz. ¡Hare Krishna!

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