25.3.08

Butoh


Cuando la realidad es más terrible que la ficción puede convertirse en arte. Catarsis del cuerpo, que le llaman, sangramiento del alma a través del gesto. Sangramiento del sentido a través de la voz, los gritos, los lamentos, las emociones vividas y sacadas afuera. Y en eso consiste el butoh. Básicamente. Porque a nivel de profundis es mucho más que eso.
"Minoru hodo atama o taruru ineho" (o mientras más llena está la espiga de arroz, más inclina la cabeza) tiene que ver con la humildad, característica que siempre debe tener un actor de teatro. Me considero humilde, jamás se me subiría el humo a la cabeza. De hecho, la gente que me conoce sabe que soy tímida en un grupo de gente y que jamás sería florerito.
Y el butoh tiene mucho que ver con la humildad del cuerpo con uno mismo y el movimiento del cuerpo en conciencia con los que te están viendo, como si la espalda de cada uno tuviera ojos y al mismo tiempo mostrar la conciencia de ese cuerpo en concordancia con el sentimiento que vivo en ese momento. Por eso el butoh trabaja con la improvisación, la fuerza, el desgarro, la caída y la subida de una vez, en un encuentro íntimo del espectador con su propio cuerpo. Por algo le llaman la danza de la oscuridad, aunque se ejecute a plena luz en el escenario.

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