22.10.06

La mudez de la conciencia

Ayer caminaba en silencio después de una opípara comida. Me gusta caminar sin decir nada, disfrutar del aire tibio del anochecer y no pensar en cosa alguna. Caminar, sentir el peso de mi cuerpo sobre mis pies, mientras la noche se cierne sobre la ciudad y la gente camina a pasitos con pequeños compases, con esos ritmos del fin de semana. Y no pensaba en nada. O pensaba en algo, pero no me acuerdo muy bien qué era.
Estaba ida. Con la mente en otra parte. Con la mente en silencio. Sentía el flujo de ciertas energías en mi cuerpo. Energías extrañas, sudores, pequeños recuerdos que se evanecían entre mis neuronas. Pequeñas cosas. Ya he hablado de las pequeñas cosas. Enormes cosas, pequeñas situaciones.
Y me sentía con el cuerpo cansado, casi adolorido. Pero estaba feliz. Siempre he pensado que los silencios son importantes en la vida y en el teatro. Los silencios, esas pausas que dan a entender que algo va a suceder o que algo se dijo. Las pausas contenidas, que dan la idea de cierto suspenso o de no saber lo que otros piensan en ese momento. Los instantes forzados, en que alguien quiere decir algo, pero no se atreve. O cuando más personas caminan y mantienen un silencio que es cómplice de sus propios cerebros. Y no pensaba en nada.
Hoy, al despertar, la mudez de mi conciencia se desplazó hacia mi cuerpo. Todos mis músculos estaban tensos, adoloridos, adormecidos al ser sometidos a un trabajo arduo ayer. Mis brazos parecen un colgador de ropa, mi estómago una tabla de planchar recién estirada y mis piernas, mucho dolor entre mis piernas, en la zona de la pelvis. Bajaron todos mis huesos, bajaron todas mis vértebras. Tengo un nuevo esqueleto en un cuerpo que no ha cambiado.
Quizás quería decir algo que a nadie en ese momento le interesaba escuchar. O quizás tampoco quería hablar. Solamente caminar, sentir mis pasos, tomar el metro, llegar al departamento, tomar mi auto y partir.
Anoche la luna estaba fresca. Y era una noche agradable. Una oscuridad con olor a flores.
Y no pensaba en nada.

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