10.10.05

Más de alguna locura

He decidido hacerme otro tatuaje. Tengo tres. Un caballito de mar, que representa mi alma ligada a la pasión y la fuerza del océano; un sol con una luna y una estrella en su interior y un símbolo que significa fuerza (Mercurio). Quiero hacerme una estrella en cierta parte que no puedo mencionar porque quiero que sea sorpresa. Una estrella de color calipso y ojalá de una forma muy rara para que me represente en un ciento por ciento. Si fuera una estrella normal no serviría de nada que la tuviese. Tampoco necesito que me digan que me haga otra cosa, pues la decisión ya está tomada. Sólo me falta el tiempo para ir al lugar al que voy y confiar en la mano del tatuador. Es un hombre, así que tendré que hacerme la idea que ese sector de mi cuerpo estará bien cuidado. A veces el dolor es una terapia. Me gustan los tatuajes. Creo que nunca me arrepentiré hasta que mi cuerpo se llene de arrugas y muera. Pienso que cuando uno se hace un tatuaje debe elegir bien el motivo y el color porque después de todo, pasará a formar parte de uno mismo con la conciencia de uno bien despierta.
En mi caso deben ser sensuales (estar ubicados en lugares estratégicos y que, por lo tanto, no se vean en las situaciones que uno necesita estar formalmente alineado con el mundo), también coloridos y con alegría. Me gusta que mi cuerpo se llene de colores. Es más, sueño que algún día un pintor llene los recovecos de mi piel con el líquido colorinche de acuarelas y colores para que su obra se absorba en mi cuerpo.
Creo que será la última locura antes de los 30 porque cuando esté en la tercera década de mi vida seré una señorita de bien dentro de lo posible (digo dentro, porque a veces los demonios interiores son más fuertes que la presión social de una vida políticamente correcta). Prefiero ser políticamente incorrecta.
Hoy fui a ver Se Arrienda, la última película de Alberto Fuguet. Me encantó. Más allá que en ella aparezca mi amor platónico Luciano Cruz -Coke (algo tan patético como mi fanatismo por el Luismiguelismo, pero así es). Habla de como cuando uno es joven tiene sueños y utopías que una vez que uno crece "y madura", se inserta en el sistema y debe adaptarse a él olvidándose de los sueños del ayer. Creo que los sueños no hay que perderlos pero lamentablemente el entorno te exige casarte, tener hijos, formar una familia bien constituída, encontrar un trabajo de excelentes ingresos, que tengas isapre, cotizaciones, un seguro de vida y otras cosas que son necesarias pero no imprescindibles.
Todos de una u otra forma nos vendemos al sistema. Es como lo que le pasó a Sergio Lagos cuando llegó a los realities del 13 mientras que antes rompía El Mercurio en la Rock and Pop. O cuando Iván Valenzuela emigró de la Cooperativa al 13 también, para olvidarse de los mensajes que antes entregaba a los jóvenes y comenzó a comentar farándula en el Viva La Mañana. No es patético, pero al final la plata es lo que te permite "avanzar" en la vida. Ese es el mensaje de todos. Y pensar que yo quiero ser actriz. Parece que al final el sistema te domestica aunque yo recomiendo mantener un lado salvaje siempre. (Para no perder la humanidad, creo).

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