28.4.08

Sueño raro

Miedo de mis manos, de mis uñas, miedo de lo que nace de mì y puede clavar mi piel.
Miedo de mis esferas, de mis espinas invisibles, miedo de mi piel, de mis gemidos.
Miedo de clavarme las uñas y dejarme rectangulitos de carne viva que sangran una y otra vez.
Y cada rectangulito es del porte exacto del espacio que provoca mi uña en mi propia carne.
Miedo de mi uña haciendo tira la pantalla de mi computador, dejando huecos negros y vacíos.
El golpe de mi uña parecía certero, pues miles de espacios negros llenaron la pantalla en un segundo.
Y no dejaba de clavarme las uñas en las piernas.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
No dejaba de hacerlo de manera autómata. Como un zombie abstraído por mi propia uña. Por mis males que salían afuera, por despertar a las 6 de la mañana y querer volver a dormir aún con la cama toda deshecha. Esto se va, se va de mi mente ahora mismo. Y en medio del sueño apareciste tú. Con una cámara sacándome fotos de mi cara en primer plano. Y me fijabas el rostro con un aparato de metal, como si estuviese dentro de la naranja mecánica (con minúsculas, porque no era la película, era algo redondo y frío). Y me hacías mirar de lado, provocabas el dolor de mis pupilas. Extraño dolor. El dolor de mis pupilas estiradas para lograr la pose que querías para la cámara. Me obligabas a mirar el ocular. Mìralo, me decías, míralo. Y me afirmabas el mentón con fuerza para que no me moviera.
Y una mujer guatona que andaba con mi padre a escondidas. Yo los pillaba. Y mi padre dejaba a mi madre y no se podía hacer nada. No hay nada más que hacer.
Sueños malditos sin significado aparente. No me quiero autodestruir, no me dejo obligar a nada. No tengo idea la presencia de mi padre en ese sueño.
Ni la presencia de mis uñas, de mi sangre, de algo tan incomprensible como la pantalla de mi computador.

No hay comentarios.: