20.4.08

Crema en la cabeza

Con sabor a Nestlé, con ojos cerrados, lágrimas de mentira (lágrimas de felicidad), mareo intermitente, color de margaritas y sentires de pétalos de muchas flores en mí. O mejor dicho, con el pelo largo y rojísimo, un cintillo de rosas rojas de pretina, casi falso, pero puesto con tal compostura que parecían de verdad, como si de mentira sólo fueran en los sueños. Y eso que de los sueños se vive y se existe, porque o sino, seríamos seres humanos muertos, sin vida. Y hoy, estoy feliz. Radiante, porque siento que todo lo que hago en la vida se devuelve como un punch de dulce de algodón. Un dulce de algodón impulsado del cielo que se ha quedado estancado en mi estómago. Y manjar cayendo sobre mí de la cabeza a los pies. Lentamente. Y espiritualmente. No debe ser muy agradable sentirse chorreada con algo espeso y dulce de la cabeza a los pies. Y encima con ropa.

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