22.4.08

Johana de los siete cuchillos

Ella no se llama Johana, en realidad no me acuerdo como se llama, pero le puse así porque ella tiene que tener un nombre para contar esto. Johana, la de los siete cuchillos que le apuñalaron el útero, de los siete, ay sí, esos siete puñales en la zona del bajo vientre. Me contó que hace once años le abrieron la guata porque tenían que operarla, y sin decirle nada, la llevaron al pabellón y dos días después le dijeron que la biopsia había salido negativa y que se podía ir para su casa. "Una de ignorante es tonta y no dice nada".
Johana quería tener crío y no pasaba nada. Johana quería tener un hermano para su hijo y no pasaba nada. Johana quería ser libre para ser madre y ya no podía. Johana lloraba en el campo, porque sabía que algo le habían hecho en el bajo vientre. Le habían enterrado siete cuchillos.
El sábado pasado a Johana le comenzó a doler el bajo vientre, le empezó a doler como las puntadas que suelen hacer los instrumentos con filo, con navaja, con cierta cosa que duele cuando se entierra en la piel así nomás, con la piel al viento como se dice, olvidá de todo y dejá en la incertidumbre."Sentía el dolor como si juera a parir un crío, un dolor que me tiraba pa abajo, un dolor que me hacía aullar y que me hizo desmayarme en el suelo. Mi marido me llevó a la posta y sabe lo que ví, ví como un doctor que es muy caballero en la ciudad, pero que en el hospital nos miraba a huevo, le decía a otro doctor que me mandara pa la casa, que yo estaba bien, que mis dolores, esos dolores, eran puro teatro".
El mismo sábado en la noche, ya de vuelta en su casa, a Johana le volvieron los dolores con más fuerza. La misma intensidad, la misma fuerza de los dolores del parto. Fue al baño apenas, casi arrastrándose, y cuando se sentó en el baño, porque quería hacer pipí, me dijo que "había salido una bola negra, grande, hedionda, de sangre coagulada pa juera".
El lunes fue a ver a un médico de Santiago. El doctor le dijo que probablemente tuviera un cáncer en el útero. Me dijo que le habían hecho una ecografía transvaginal y que le dijeron que había vuelto a tener un útero de niña. "Que lo habían aplastao hasta transformarlo en una paré chiquitita".
Cuando hace once años operaron a Johana, lo más probable es que le hayan encontrado un tumor y le sacaron tejido para hacerle una biopsia, sin embargo lo que realmente pasó fue que le ligaron las trompas para que ella no pudiera tener más hijos. Lo hicieron sin consentimiento informado. Sólo supo cuando el lunes el doctor le dijo que, al hacerle una ecografía ginecológica, se veía claramente lo que le habían hecho.
Johana volvió al hospital y nadie quiere mostrarle la ficha clínica porque dicen que es "confidencial". El doctor que la operó se encontró con ella en Los Andes y le dijo que "lo tuyo era una weá, si tú estai bien, no tenís nada".
Esta es una historia real. Hay pacientes que más que los meros trámites lo único que quieren hacer es hablar, desahogarse. Tengo paciencia para escuchar. Esta historia la encontré terrible. Deben haber muchas historias de este tipo.

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