21.8.07

Desvaríos

Me imaginé una cámara antigua, como esas de los fotógrafos de la Plaza de Armas. Una vez, hace mucho tiempo me saqué una foto de esas, encima de un caballo de mentira. Hoy, me acordé de ese instante, y me ví con un vestido enorme fabricado con bolsas de basura corcheteadas, en un trono de madera, rodeada de patos plásticos en peceras de vidrio ensangrentadas. Y las luces giraban y giraban en torno a mí, como un tiovivo de locuras. Y yo, en medio, de espaldas, simulaba tener un orgasmo con agujas de cristal. Agujas invisibles, que me clavaban de los pies a la cabeza, ahora en completa oscuridad. Algo había detrás de mí o quizás era alguien. Un piano sonaba a lo lejos y yo sólo trataba de no darme vuelta para no ver esa enorme sombra que se posaba sobre mi cabeza.

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