26.8.07

Contactos sensoriales

Anoche sesión de espiritismo en la sede del Aquelarre en Recoleta. Llamando a Catalina de los Ríos y el dedo pegado a mil en el vaso que se movía y movía en torno a las letras de la Ouija. Número 8. 8 veces. 8 años. Ñaña. Un hijo perdido en la fiebre de la enfermedad. Oscuridad, nada de miedo, pero algo raro pasó en mí. No puedo explicar qué fue, porque en estos rituales no hay certezas, sólo experiencias. Se viven. Y quedan en la retina. Lo único que faltó era que voláramos en las sillas. Y una médium. Cansa. Experiencia cerebral agotadora y vivificante.
Creo en los espíritus.
Creo en la fuerza de los espíritus.
Creo en sus mensajes.
Creo en sus vivencias.
Creo que hay límites. Como uno, también se guardan ciertas cosas que no develarán nunca. Ella, tiene que haber tenido miles de secretos que la historia no ha descubierto. Quizás, nadie podrá conocerla nunca como realmente era. Un misterio. Todas las mujeres tenemos misterios. 
Escondidos.
Encendidos.
Día domingo. Maratón de DVD El laberinto del fauno/Match Point.
Tengo sueño. Mañana nueva jornada laboral.
Bendito sea el Big Pan en el atronador hielo de los últimos días (espero) de invierno en Santiasco.
Maldita ciudad tan amada.





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