28.11.05

Quiero un perro...

En mi casa no tengo perro. Cuando chica tenía un perro que se llamaba Peter. Yo no me acuerdo pero le metía el termómetro en el trasero (pobre trasero de perro) para tomarle la temperatura. Aprendí a caminar de la cola del Peter. Era un poddle color gris que le regalaron a mi madre. A veces echo de menos tener un perro en mi casa. Un perro te salva de la soledad y también de la locura. No recuerdo haber tenido amigos imaginarios, pero un perro sí. Hablaba con él, lo abrazaba y recuerdo que nunca me dejó sola. Cuando nací y llegué a la casa, el Peter se metió debajo de mi cuna y jamás me abandonó. A mi papá le ladraba. Mi padre odia a los perros. Dice que cuando chico lo mordió uno y desde esa vez quedó con trauma. A mí nunca me han mordido pero si sé que cuando ellos sienten miedo muestran las garras y tienes que arrancar si no quieres que te ataquen. A veces prefiero no pasar por los lugares donde ellos ladran mucho.
En todo caso, sé que los seres más felices de esta tierra son los perros que viven con quienes lo quieren, también sé que los perros vagos son los que más gozan de la libertad. En verano al menos. Cuando corren bajo los grifos de agua en las poblaciones y se llenan de barro sin esperar que nadie los eche. O cuando se echan a la sombra de los árboles, o cuando se meten en las obras de teatro callejeras y pasan a ser otros protagonistas.
Menos mal que acá la perrera no es violenta. Amo los animales y sobre todo los perros. Creo que ellos podrían enseñar una cátedra respecto al tema de la incondicionalidad. Incondicionalidad de compañía y sin esfuerzo. No piden explicaciones, no hablan y tampoco te hacen pasar malos ratos. Creo que cuando viva sola o con alguien en una casa tendré que tener un perro. Uno chico que sea, y que ojalá no tenga malas pulgas, que sea de genio adorable y pueda calentarme los pies en el invierno.
Espero no estar generando malas conciencias con esto que digo. Es agradable caminar con un perro por el parque, en los días de otoño o bordear el mar al atardecer en las vacaciones. Me gusta cualquier tipo de perro, menos los bravos. A veces desearía adoptar a uno callejero bañarlo, secarlo y desparasitarlo. Sería un príncipe sin corona. Que no tendría reino fijo, pero sí un lugar para soñar. ¿Sueñan los perros?, creo que sí. Al menos mueven la cola y sabes que están contentos aunque no digan una palabra. ¿Carne de perro?, no gracias, ahí sí que no podría.Estoy echando de menos al Peter. Nunca me avisaron cuando se murió y años después me dijeron que estaba enterrado en el patio de la casa de mi abuela. En una bolsa de basura.

1 comentario:

Amores Perros dijo...

Puedo sentir y estar totalmente de acuerdo con vos...
Amo los perros y no me imagino mi vida sin ellos, tengo varios y realmente quisiera tener muchos, muchos más...sobre todos los que no tienen un hogar y alguien quien los quiera o a quien moverle su colita...
ojalá puedas tener uno pronto...sé por qué te lo digo
saludos