14.9.07

Días lunares

Anoche fue un día extraño. Día de cerrar círculos con sueños imposibles. No puedo negar que sigues ahí, pero que tenemos que seguir caminos separados, a pesar de tenerte en la mente, de eso incomprensible que sólo se vive mejor de piel a piel en silencio. De todo eso y lo demás, que fluye de mi alma como el recuerdo clandestino de un ayer que ya no existe, de vidrios rotos sobre mis ojos, mi cuerpo y mi boca, sobre mi esencia de mujer que busca una pócima para olvidar que es inexistente. Aunque me abrieran el cerebro y me extirparan todas las neuronas que llevan tu nombre, tu olor, tu recuerdo, tu risa, tus caricias, tus caminos y tus historias que se cruzaron con la mía en un momento en que eso tenía que suceder. De ahora en adelante, tu sangre ya no huele. Trato de imaginar que no, que ya no, aunque se diga otra cosa.
Hay convenciones estúpidas que ni tú ni yo podemos entender.

Así nos quedamos, con un beso de hielo carcomido en los recuerdos.

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