11.9.07

Azul


Le pregunté a la maga del espejo si acaso podía decirme el secreto que conducía el destino de mi propia vida. 
Ella me dijo que no, que esas respuestas estaban en la pupila de mis ojos, que debía 
acercar una lupa a esa zona y observar la figura que se formaba.
Lo hice y ví a la luna colgando de un rastro de sangre.
Mi sueño fue pesado esa noche.
Estaba muerta rodeada de lirios azules.
Candelabros enormes colgaban del techo y tenía un vestido escarlata que me hacía volar sin esfuerzo.
La maga del espejo tenía los ojos de vidrio y lloraba sangre encima de mi cabeza.
Era ella, en quien me transformaría yo en algún momento.
Su llanto caía sobre mis ojos y me agarraba de ellos para volverme en su ente.
Fue imposible.
Ella desapareció y caí de improviso.
Todo es cuestión de tiempo.

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