2.7.07

Labios cosidos


Un raro juego. Un lugar X. Miles de luces corriendo a miles de kilómetros por hora. Niebla. Frío y mucho calor a la vez. Chica besando chico. Y tú en la oscuridad, como siempre. No importa, da lo mismo. Estabas ahí. Y otras circunstancias. Otros momentos, otros tiempos. Y miles de secretos. Besos, lenguas, casi todo mojado como un vendaval de emociones entrecruzadas. Y miradas a la distancia. Sensaciones raras. Todo fue raro, rápido y muchas risas entre medio. No pido explicaciones. No sabría que decirte en mi lugar. Algo poco consecuente. Pero me sentí bien. Mina, diva, seductora, como soy en esos momentos. Y sé que no conoces ese lado de mí. Y me encanta ese juego. De sí, de no, de estar tan lejos y tan cerca a la vez. Tan lejos, que es imposible tocarte y tan cerca, que es imposible dejar de mirarte. Sin comentarios. Y me habría gustado estar en un lugar oscuro, sin más compañía que la luna y las estrellas. O a la orilla del mar. O quizás en ese mismo lugar, pero en situaciones diferentes.
Te lo dije.
Lo sabes.
¿Es un juego?
No depende de mí.
Aún así, digan lo que digan, pude sentir ese chispazo a primera vista, ese cosquilleo de comunicación chispeante que no se da con cualquiera. Y esos besos, esa boca.  Y litros de alcohol corriendo por la sangre. Y piel, mucha piel.
A la vuelta, sentado en el asiento del copiloto y mirando la niebla de la ciudad. Y yo abrazada a tí. Y fue algo mágico. Tal vez no te pasó nada. Pero yo no me resisto a esos cariños. Me gusta acariciarte. Me encanta. Y quien sabe Dios donde más tocaría. En serio. Pero mis manos se amarran solas porque hay que tener autocontrol. Y sí, soy niña y mujer. Me encanta que me cuides. Que te preocupes.
Todavía está el olor del otro chico en mí. Y el suyo también. Lo siento en la nariz, un olor profundo, que provoca una cegadera en la mente. Y recuerdos. Lo hemos pasado tan bien. Pero hay ciertas cosas que no dependen de mí. Como todo en esta vida. Si me lo pide no le voy a decir que no, pero mi boca no habla. No me conviene hablar. Todo puede ser en secreto. En silencio. Con los ojos cerrados y la mente abierta. No hace falta ser inteligente para comprenderlo todo. Lo entiendo perfectamente. A veces soy una gata silenciosa.
Tengo miles de secretos. Tantos como los suyos. Y pensar que lo único que hace falta es tiempo. Y miradas. Y más complicidades. Tengo tanto sueño y me he tomado un litro de jugo. Y quiero seguir durmiendo. Mañana es otro día. Menos mal.
El viaje que hizo corta la noche valió la pena.

No hay comentarios.: