18.7.07

Cerca de la nada

Me he sentido soplando el viento y palpando la suavidad de las estrellas. Me he sentido más cerca del cielo y más despegada de la tierra. He captado que mi piel es más suave y que los sonidos pueden sentirse aún a larga distancia. Me he vuelto espíritu de mi propio ser en pequeños rincones desconocidos. He sentido la presencia de aires y vibras que giran y se remecen. No he dejado de asociar la caída de la nieve con un vestido rojo de satén rasgado y yo corriendo apenas en medio del bosque, con zapatos rojos de charol y tacos enormes, tratando de hacerme invisible para arrancar de algo que no recuerdo. He tenido que respirar profundo, despojarme del vestido y seguir corriendo en ropa interior.
Acá está que llueve y no llueve. El cielo está gris y los copos de nieve se esconden de los humanos. Hay pequeños duendes que se ríen en medio de los árboles blancos. El agua ha derretido la nieve que ha caído y los pies se hunden en una sopa fría y desagradable, que suele mezclarse con barro.

Quiero volver a Santiago. Echo de menos muchas cosas de allí. Y cosa extraña, usted ha aparecido en mis sueños más veces de lo que debiera ser. Lo he sentido cerca. Me ha emocionado saber de su presencia, aunque sea a lo lejos. Me gustaría sentir sus ojos más cerca de mí. Menos mal que los días avanzan rápido.

De repente pienso que los relojes se detienen y luego, pausadamente, vuelven a avanzar para luego parar nuevamente. No importa. Hay relojes que están eternamente pausados. El mío avanza, pero a veces se maldice por no querer recordar mis sueños.

Ahora la vida gira, pero necesito civilización.

Espero volver pronto.

Recuperar la vida que tengo y la que me permite no volverme loca.

Algo de demencia tengo, pero no hay que olvidar que la inteligencia es más fuerte en las neuronas de los locos.

No hay comentarios.: