19.9.06

Silencios

Pido un minuto de silencio por los extraños. Pido un minuto de soledad por los que se rehúsan a caminar en la senda de The Wall, como unos uniformados que hacen lo mismo que hace el resto. Pido un minuto de puesta en el lugar de los diferentes. Nadie es como todo el mundo. Nadie debe hacer lo que todo el mundo hace. Nadie. Todos tenemos derecho a ser raros, distintos, con un toque de originalidad en nuestras vidas.
No deberían mirarnos mal por tener el pelo de todos colores, por usar un peinado distinto, por vestirnos con tonalidades diferentes, por vivir la vida de manera distinta, por tener más frescura que un terno gris en un cielo contaminado. Por hablar de flores, de la estupidez de la televisión o de porqué algunas personas odian ir a Sala Murano o etcéteras. Hay diversidad en la vida y creo que todos tenemos que aceptarla.
Acepto a los gays, a los discapacitados, a las lesbianas, a los que tienen los ojos idos, a los de piernas chuecas, a los locos de los siquiátricos, a los artistas perdidos, los feos que caminan por las calles. Creo que en la diferencia está el gusto. Y en el interior de uno, al saber que si hace algo distinto no te van a mirar como si estuvieras caminando del lado equivocado. O con esa cara despectiva, tan típica, con respingo en la nariz incluído, en que te miran desde la punta del pelo hasta el final de los pies, esa mirada que alguna vez todos hemos hecho, pero que hay gente que la asume como un gesto típico y muy desagradable.
Por eso, apaguemos la luz. No cuesta nada ponerse de rodillas en medio de la oscuridad de la pieza. Sentir el peso de las rodillas en el suelo. Llevarse el anular a los labios y cerrar los ojos. Por los raros. Y por lo raro que podríamos sentirnos algún día sin querer que nos miren de manera desagradable.

1 comentario:

no soy de las peores dijo...

La vida de los raros no tiene nada de extraña.

Sólo viven.

Gracias por incluirme en tus links.

Mierda mierda