23.9.06

Ese vicio del corazón

Dicen que los celos son una enfermedad. Yo creo que son una demostración de afecto. Reconozco que a ciertas personas las quiero sólo para mí, pero aunque así no sea, el sólo hecho de imaginármelos con otra mujer me hace querer matarla. Sí, a ella.
Matarla, pero sólo en mi mente, porque en la realidad soy incapaz de hacerle daño a una hormiga. Soy mujer y sé perfectamente cómo actúan las víboras. Las yeguas, las perras. Me da lo mismo lo que ellas sean, sólo respeto a las que son madres...como dijo Paulina Rubio "a medias, pero mío".
Una vez el tipo que me gustaba estaba en un bar con una mina. Hace tiempo que no nos veíamos. Lo ví con otra mujer. Todavía recuerdo que estaba en la mesa de atrás esperando que llegara mi amiga. Pedí un agua mineral sin gas. Sentí que me percibían, pero me hice la tonta. De pronto, miro hacia abajo y reconozco unos zapatos, unos pantalones, un sweater, mucha coincidencia. Un sweater negro con una camisa blanca. Eso es inconfundible. El no me preocupaba, pero lo que sentí cuando la identifiqué a ella sólo el diablo podría describirlo. Fuego.
Puede ser que los celos sean una muestra de baja autoestima, pero en mi caso no es así. Simplemente soy una fiera cuando se trata de cuidar lo que me pertenece. A medias, pero mío. En todo caso, sé qué hay que hacer en la cama para tener a un hombre feliz y que además te puedan satisfacer a tí. Lo dijo mi bisabuela, la señora Soledad Gómez, que se vestía de lila y adoraba los nomeolvides, amén de usar unos anteojos hermosos, con el clásico círculo de John Lennon pero de un color entre negro y azul oscuro.
Nunca he visto unos lentes así. Y lo importante es que mi bisabuela, que nació en 1899 y murió a comienzos de los 90 dijo: "Hay que ser una buena cocinera en su cocina, una dama en la calle y una puta en la cama". Parece que su bisnieta cumple con todos, menos la cocina porque siempre se me olvida la sal.
Y sigo pensando si mis celos son justificados. Creo que sí. Sé que nunca seremos una pareja. O sea, somos una dispareja totalmente. La falta de seguridad es obvia. Las mujeres tienen un instinto que nunca falla. Nunca. Ni en las peores oscuridades. Eso sí, siempre digna. No me gustan los escándalos porque se puede marcar el territorio sutilmente. Además, ya tengo 30 años, pero mis celos, que ya son parte de mi personalidad, no me lo quita nadie.
Y díganme oscura, mezquina, lo que sea. Creo que es un asunto de crianza. Mala crianza, Dios me perdone.

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