28.6.06

Deseos despiertos en flores invisibles

Ni siquiera era necesario tener un contacto visual. Simplemente la imaginación y nuestro cuerpo estalla como dos llamas al roce del combustible. Nos hemos transformado en pasión pura que es imposible negar. Nada lo impide. Sólo estábamos tú, yo y el deseo infinito de sentirnos el uno con el otro formando a un tercero que no tiene más manera de ser que nosotros dos, ahí, en el aire, en la independencia de la vida, de juntarnos cuando nos plazca, cuando se pueda, cuando el tiempo nos deje un hueco. Tú te derrites en mí y yo en tí. Tú te esfumas en mí y yo en tí. Ni siquiera nos hemos tocado y sólo basta el contacto para formar piel sobre piel. Todo lo nuestro funciona de esta manera. Un acoplamiento único de alta temperatura. Como el cobre ante el fuego, oxidación continua e infinita de nuestras moléculas. ¡Qué ganas de tenerte!, ¡qué ganas de beberte como se bebe cuando se tiene sed y no hay oasis alguno alrededor!
Ya vendrá la gran fiesta...habrá lluvia de flores. Estaremos como siempre, como dos manos juntas que ni siquiera las separa el vendaval de los vapores invisibles. La humedad la entiendes, la captas, la transmites. Es agua mía sobre tu agua, sobre los miles de pequeños seres invisibles que habitan en tí.

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