9.3.06

Caro Luna

Diste la vuelta sin mirarme. Yo, en el auto, viendo como te alejabas para entrar a la iglesia vestido con tu terno negro, mientras las canciones de Arjona resonaban en el cd. Y te alejabas con pasos distantes, dispuesto a ocupar tu lugar frente al altar para dar el sí. Una sílaba negativamente mágica. Una sílaba que decía mucho con muy poco.
La gente avisaba la llegada de la novia y todos rápidamente entraron a ocupar sus puestos. Los ramos blancos de lirios frescos adornaban los bancos de madera antiquísima, mientras un sol que no era de verano ni de otoño, me quemaba el brazo que quedaba al aire libre al estar yo con la ventana abierta de mi auto.
Dudaba si bajarme o no. Dudaba si seguir escuchando las canciones mientras las lágrimas se derramaban por mi mejilla. Algo me decía que entrara, que tenía que echar a perder esa tarde mágica. Un esperpento mental me decía que tenía que impedir que dijeras sí. Estaba en la duda y un eterno mareo me rondaba la cabeza.
Tenía calor, pero todo se pasó cuando llegó ella. No importa cómo era. No quería verle la cara. Debe haber estado radiante hasta que se enteró de mi presencia. La sentía, la veía de lejos. Y me causaba una rabia enorme. Si hubiera tenido un revólver la habría matado. Pero no estaba tan loca como para pasar mis próximos días en la cárcel.
De repente decidí bajarme. Ya ni me acuerdo como fue. Tampoco quise pensar mucho, ya que al meditar las cosas te puedes dar cuenta fácilmente cuando algo no es políticamente correcto. Los impulsos son más difíciles de evadir. Y así, con la ropa que me conociste; esos pantalones lila claro, una polera blanca sin mangas y una blusa de encaje color mantequilla subí los escalones de la iglesia. La gente me miraba, pero me importó un rábano. La gente me observaba pero decidí quedarme sentada hasta al final. Pero no, me levanté y fui al primer banco. Más personas me tasaban de principio a fin y me sentí como si me hubieran congelado en miles de fotografías de paparazzis de estrellas de la televisión. Menos mal que no había nadie conocido, excepto el protagonista.
Susaba entera. Mis piernas temblaban. Mi estómago estaba hecho pedazos. Y tú, esperando a la mujer vestida de blanco que iba radiante como todas las novias de catálogos. Reías. Estabas feliz. No me imaginé que otra mujer pudiera provocar una sonrisa de ese tipo en tu cara. Aunque tus ojos no brillaban. Tus ojos brillan sólo cuando estás conmigo.
La ceremonia comenzó. Y yo ahí, sigilante cual gata clandestina, observaba todo lo que sucedía. Las palabras de rigor me parecieron eternas. La ceremonia en sí, un desastre y el cura tenía cara de Opus Dei más que nadie. Las lecturas de la biblia se sucedieron unas tras otras, el sermón del sacerdote me pareció que duró toda la tarde y, en el preciso instante en que el cura se da vuelta para bendecir la hostia de él y ella me paro y ante la vista y paciencia de todo el mundo le digo:
- Hola
-...
- No quiero que te cases
-...
- Dí que no. Es tan simple.
-...Pero,
- Es que tienes que decirlo, ¿cómo no vas a ser capaz de decir que no si es una palabra que me dijiste miles de veces?
- ...
- ¿Me amas? Anoche me dijiste que me amabas. No lo dijiste, pero no creo que quieras casarte.
-... (El novio no era mudo, por si acaso)
- Ya, dime
-...¿qué cosa?
- Escápate conmigo
Y salimos corriendo como dos prófugos de la ciudad, en mi pequeño auto rojo que hecho un bólido se fue de Santiago. El protagonista sólo habló cuando llegamos a la playa.
PD: Esto fue un sueño. Lo más raro de todo es que nunca le ví la cara al novio.

2 comentarios:

Hermansineme dijo...

Amerita un laaargo comentario, no interpretación, sólo comentario, no solicitado, pero comentario, a fin de cuentas es un relato en la red y me apoyo en eso.
Por ahora las lucas dominan mi tiempo y debo producir, producir para despejar y descargar mi mente y mis dedos de tanta cosa que satura, personas incluídas, despejado para producir otra cosa, sueños también, sueños inconclusos, abortados por voluntad que hoy pesa como imposición.

Hermansineme dijo...

Que peculiar un sueño tan detallado, propio de mentes que no logran desconectarse de su entorno y sumirse en el relativo y necesario letargo.
Hay mil teorías respecto al sueño, ensayos y estudios y más literatura.
En verdad espero que nunca alguna bloggera, una en particular, se tenga que ver enfrentada a una situación suspendida en el aire como esa, pues es seguro que la valentía de los hombres en el altar jamás ha dado lugar a una historia de película en las cuales el protagonista enfrenta y vence todo tipo de problemas; podrá triunfar sólo ante 500 ojos rasgados o símil cantidad de pieles rojas, pero jamás a un padre, una madre, familia y conocidos, ni siquiera una figura de yeso representando divinidad. Todo lo demás son puros sueños.
Inevitablemente recuerdo una lineas que hablan de una espera silenciosa y ansiosa, recuerdo también historias para reproducir de 7 mujeres que conozco hace 37 años y una 34, cantidades mayores que por lazos temporales también y me sigo preguntando quién es quién o quién es mas, no sé que, pero mas: si el hombre que juega a sufrir por los avatares de amor que provoca su amada o amante, o la mujer que juega a hacerle sentir al hombre que le cree y compra cada Corin Tellado que le vende, segura de obtener de esta manera los mejores dividendos.
Siento que algo de cierto hay, quizás no sea una transcripción exacta de hechos de la vida real, pero sí deseos de escapar, escapar de realidades solitarias, no importa con quién, sólo que aquel o aquello llene los espacios visibles y tangibles, los otros también.