29.11.07

Volver a lo básico

Un cybercafé en el centro. Calor sobre 28 grados celsius. Transpiración de mi espalda por ser el respaldo de la silla, que está hecho en un género grueso. Música electrónica de fondo y el tipo que regenta el cyber me miró feo cuando me vio entrar porque estaba con lentes oscuros. Frunció el ceño y yo humildemente me saco los lentes y le digo que ocuparé el primer pc de la primera fila porque es el más cerca y está desocupado y tengo sueño. Voy, me siento y messenger no funciona, parece. Me siento ahogada.
Las paredes son azules con rojo y me apretan. En un sentido figurado. Pero al menos estoy escribiendo, que es una de las cosas que más me gusta hacer y agradezco no estar con un vestido de novia. Al frente mío no hay nadie y al lado tampoco. Sólo hay dos tipos que bajan música en dos computadores con pinta de cuervos urbanos. Los tipos, no la música.
Tengo hambre, me comería algo y después puede que me ponga a dormir en la oficina con llave. Si es que nadie interrumpe, lo que es raro.
Hoy me voy a mi departamento en la noche.

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