6.1.07

2007

Al fin puedo escribir.
En paz.
El comienzo de mi año ha sido intenso.
Fuerte.
Mucho teatro, vida social, trabajo, calor, intensidad de sentimientos y confusiones.
Pero estoy tranquila,
Mucho más de lo que esperaba.
Me siento feliz y plena en medio de los ensayos,
de los movimientos de mi cuerpo y de cuando me doy cuenta de lo que puedo hacer por mí y
gracias a la fuerza de mi imaginación.
En ese sentido soy una niña, una pequeña niña.
Me siento así, bailando en medio de cascadas de agua dulce, comiendo pan amasado al
amanecer de un día de campo
O sólo sentada en las rocas de un mar embrutecido que me moja con sólo una ola enorme
Y que luego esa humedad se seca con la fuerza del sol.
Sólo necesito estar con alguien.
Me dí cuenta que quiero estar con alguien.
Quiero que me quieran, que me hagan cariño y hacer cariño.
Reconozco que soy demasiado apasionada,
pero nadie me ha dicho que eso es malo.
Y en cuanto a tí, que quieres que te diga.
Sé que siempre seremos buenos amigos, con o
sin ventaja, pero de repente no te das ni cuenta, como yo, que el tiempo pasa y la pasión no vive de recuerdos.
Necesito tu pasión viva, tu cuerpo sobre mí, no tu recuerdo.
Eso no me sirve, no me alimenta el alma, no satisface mi cuerpo de mujer.
Y el otro, ese ser de ojos intensos que de lejos me observa, que a pesar de tan poco tiempo me conoce tan bien,
que sabe perfectamente lo que siento y lo mejor, me reconoce como mujer a pesar de no
ser de su agrado, que sepa que en el buen sentido es una linda persona, que le falta quererse
más, no ser tan autoexigente, ni tan poco complaciente con sus placeres (mundanos o no).
Que puede ver en mí una amiga. Una amiga de verdad, de esas que perduran en el tiempo.
Y esa visión cambió tanto del 31 al 2 de enero. No sabía como ibas a reaccionar, pero te lo dije,
soy una mujer madura. Y me puedo equivocar. Y me equivoqué. Fue un gran error.
Ya te dije
las razones.
Me dio tanto nervio verte la primera vez después de eso, pero lo asumí. Aperré
como se dice.
Y parece que me entendiste.
No iba a ser la típica pendeja que sale arrancando.
Eso nunca. Aunque soy orgullosa hasta la muerte (mal).
Y son la 1 de la mañana. Y se me quitó el sueño, pero debo descansar.
Mañana será un día intenso.
Lo pronostico.
Y Santiago con más de 32 grados de calor.
Y el sudor corre sobre mí.
Mis pies se inundan en la crema convertida en agua.
Mi cuerpo se resbala, mi cara también.
Sería más divertido ser sirena.
Rozaría mi cola en la espalda de los hombres.

No hay comentarios.: